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Editorial 449

 


Cadenas invisibles

 

Las peores cadenas son las que oprimen la mente.


Los seres humanos nacemos para ser libres y protagonistas de nuestra vida, pero estamos atrapados en una red invisible que teje la sociedad sobre nosotros desde el día en que nacemos.


Nos educan unos padres que nos aman y desean lo mejor para nosotros, pero nunca hicieron un curso de psicología para conocer cómo éramos por dentro, ni cuáles eran nuestros intereses y necesidades. Así las cosas, nos educaron de forma represiva, nos quitaron lo mejor de nosotros: la creatividad y la espontaneidad y nos enseñaron nomas, muchas normas y tabúes, muchos temores y sentimientos de culpa, con el fin de controlarnos. La intención era buena pero la forma incorrecta.


Poco a poco nos fuimos "adaptando" o mejor, sometiendo a las exigencias de la sociedad y nos convertimos en seres tímidos, inseguros y cobardes. Nos cortaron las alas para que nunca pudiéramos volar hacia la libertad.


En cada adulto hay un niño sumiso, tímido, inseguro y cobarde. Esta es la razón fundamental por la cual la sociedad es mediocre.


A través de la educación la sociedad controla a las futuras generaciones para que sean fieles servidoras del orden establecido. En esta tarea represiva colaboramos todos, porque todos somos represores de alguna forma.


Nuestros padres fueron educados para ser los represores de sus hijos y a nosotros nos educaron para ser los represores de nuestros hijos. De esta forma, cada generación reprime a la siguiente y la sociedad se asegura el control.


Las personas no tienen conciencia de estas cadenas invisibles que oprimen su mente, por lo cual, nunca podrán liberarse de ellas. Sólo unas pocas personas, emprendedoras y creativas, logran liberarse y salirse de los parámetros establecidos por la sociedad.


¡Hasta dónde podrían llegar los seres humanos si en vez de educarles para el sometimiento les educaran para la libertad!


Existen muchas clases de cadenas que nos impiden ser libres.


La ignorancia y la pobreza son formas de esclavitud.


Los temores, los complejos y las culpas, son cadenas oprimen la mente y ahogan todo deseo de superación y de libertad.


El deber puede convertirse en cadena, cuando no es administrado con criterio.


Muchos compromisos sociales son formas de esclavitud, formas de perder el tiempo, formas de depender de los demás.


La competencia laboral hace que las personas se sometan pasivamente a trabajos excesivos y a sueldos injustos.


La riqueza material, la fama, el poder y el estatus pueden ser cadenas cuando se convierten en objetivos prioritarios de la vida.


Las necesidades creadas, cuando se imponen de forma impulsiva.


Los hábitos negativos que nos tienen encadenados a conductas que impiden triunfar.


Cómo liberarse de las cadenas


Antiguamente las cadenas eran de hierro, hoy son mentales; por tanto, el trabajo hay que realizarlo a nivel mental.


Es importante entender que la sociedad (la sociedad somos todos) no permite que nadie vuele alto, que triunfe, que se salga de lo establecido, que sea creativo e independiente en sus ideas y en su vida. Por esta razón hay que admirar y felicitar a las personas emprendedoras que se atreven a abrir nuevos caminos por su cuenta y riesgo.


Sin embargo, el problema fundamental para liberarse de las cadenas no es la sociedad sino la mediocridad de las personas. Lo ideal sería que no nos hubieran puesto cadenas y que hubiéramos desarrollado el espíritu de libertad desde niños, pero, tal como están las cosas, la única solución está en desarrollar capacidades que nos permitan volar alto.


Para liberarse de las cadenas es necesario adquirir un poder superior a través del desarrollo de la inteligencia, de la autoestima y de la creatividad. Piensa en el alcance de cada una de estas palabras: inteligencia, autoestima y creatividad , para que centres tu esfuerzo en la dirección correcta.


1. Elabora una lista de las cadenas que te impiden alcanzar los objetivos que deseas.
2. Establece una estrategia para superarte.
3. Toma decisiones concretas que te lleven a la libertad.

 

Lo importante es que tomes conciencia de las cosas que te perjudican y comiences a controlar tu vida.


Existen muchas formas de esclavitud: La ignorancia, la pobreza, la dependencia, la pereza, la envidia, el egoísmo. Son distintas forma de encadenarnos al fracaso.


Si deseas mantener tu libertad, necesitas alimentarla cada día, porque la sociedad genera mucho desgaste psicológico y espiritual.


Los mayores enemigos de tu libertad están dentro de ti, sus nombres son: ignorancia, egoísmo y pereza.


La libertad no se pierde en un instante; se va perdiendo poco a poco, a medida que se debilitan las defensas internas. Tampoco se logra en un instante, se logra a medida que se fortalecen las defensas internas.


La mayoría de las personas no tienen conciencia del daño que les causa la pérdida de la libertad, debido a que el primer efecto de la perdida de la libertad es la pérdida de la conciencia.


“Lo importante no es cambiar de amo, sino dejar de ser perro” Manuel J. Clouthier


La libertad está hecha de pequeñas decisiones que aunadas se convierten en una fuerza incontenible que rompe las cadenas.

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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