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Editorial 427

 


Diplomacia, cuida las formas

 

La diplomacia es el arte de resolver las diferencias y los conflictos de forma civilizada. En la prehistoria se imponía la ley de la fuerza. Una mirada al pasado nos trae a la memoria a Gengis Kan, Atila y otros muchos personajes de triste recordación que sembraron el terror y la destrucción a su paso. Pero no hay que ir muy lejos, cada día tenemos noticias de crímenes, de genocidios y de un sin fin de conflictos bélicos.

A medida que la humanidad ha evolucionado ha aprendido a dirimir las diferencias a través del diálogo, pero fue después de la Segunda Guerra Mundial, sobre todo, después de que Hiroshima y Nagasaki quedaran reducidas a cenizas cuando la humanidad tomó conciencia de la capacidad destructiva del ser humano. Con el fin de evitar conflictos bélicos a futuro, en 1945 se creo la O N U (Organización de Naciones Unidas) para fomentar relaciones de amistad entre las naciones, promover el progreso social, mejorar el nivel de vida y defender los derechos humanos; en definitiva, hacer del mundo un lugar mejor.


Para que estos objetivos puedan convertirse en realidad es necesario que las relaciones entre los países sean manejadas por personas diplomáticas, capacitadas, conocedoras de la realidad de cada país, con alto control emocional, prudentes, con buena capacidad de relación, con buen manejo del diálogo y de las técnicas de conciliación y negociación.


Para este fin existe la carrera diplomática que capacita a personas para que puedan representar al Estado en asuntos jurídico-políticos a nivel internacional.


Todas estas características y comportamientos que son buenos para los diplomáticos también son buenos para todos, pues, la vida social es muy compleja y surgen problemas a cada momento, los cuales podemos resolver de forma eficaz si aprendemos a ser más diplomáticos.


Muchas personas asocian la diplomacia a hipocresía. Es un error. Gracias a la diplomacia los países trabajan unidos para resolver los grandes problemas de la humanidad. El hecho de que no se hayan resuelto los problemas, no se debe a incapacidad de las Naciones Unidas, sino a la falta de compromiso de las personas.


Ser diplomático supone un manejo inteligente de las ideas, de las palabras y de los sentimientos. Con frecuencia lo que separa a los hombres no son las ideas, sino los temores, el desconocimiento, la desconfianza y las actitudes. La diplomacia ayuda a acercar posiciones, a comprender mejor la situación y a llegar a acuerdos.


Las personas diplomáticas suelen tener más criterio, más madurez y más responsabilidad que las demás personas, debido a que, para actuar de forma diplomática han tenido que aprender a controlar sus impulsos y a actuar de forma más racional. Han aprendido también a respetar las ideas y los derechos de los demás, cosa que no es común en la sociedad.


No es fácil actuar de forma diplomática en una sociedad que se caracteriza por la mediocridad, la agresividad y por la falta de respeto. Sin embargo, está demostrado que la diplomacia es muy poderosa, es la única forma de resolver las cosas. Lo que no se resuelve a través del diálogo, no se resuelve de ninguna otra forma

Prueba ser más educado y respetuoso y te sorprenderás de la reacción positiva de las personas hacia ti. Los seres humanos están hartos de tanta agresividad, de la falta de respeto y de la indiferencia, de modo que, cuando una persona les trata con educación reaccionan de forma amistosa y agradecida. La vida es como un espejo, nos devuelve nuestra propia imagen.


La psicología nos enseña que las personas y los animales responden a los estímulos que reciben. Si quieres que las personas reaccionen de forma positiva debes enviarles estímulos positivos. Esto es tan cierto que en el entrenamiento de animales ya no se les castiga como antes, ahora el entrenamiento es sólo en positivo.


Sin embargo, en la educación de los hijos y en las relaciones sociales utilizamos demasiados mensajes negativos con la esperanza de que las personas reaccionen de forma positiva. Como es lógico, al herir los sentimientos las personas reaccionan de forma negativa. Por tanto, la diplomacia consiste en enviar sólo mensajes positivos y evitar todo lo que pueda herir o molestar, lo cual no significa callar la verdad, sino encontrar la forma de hacerlo sin ofender. A veces las formas son tan importantes como el contenido.


La diplomacia enseña a tratar a cada persona de forma especial. Cada persona es única y responde a estímulos específicos. De aquí la importancia de conocer la mentalidad de las personas para establecer una buena empatía.


La finalidad de la palabra es convencer, persuadir y estimular , de modo que, al hablar debemos transmitir ideas que lleguen a la inteligencia de las personas y tengan el poder de convencerlas. Las ideas necesitan llegar también al corazón y despertar los sentimientos adecuados para que las personas las acepten con interés. Finalmente, las ideas necesitan mover la voluntad de las personas para que actúen.


Muchas veces no logramos los objetivos deseados porque no manejamos las técnicas de la diplomacia. No es suficiente con tener un buen producto o la verdad, es necesario hacerlos deseables e imprescindibles.


No es posible ser diplomático y relacionarse bien con las personas sin una buena dosis de educación. No hay que confundir instrucción con educación.


Existen muchas personas analfabetas que son muy educada y mucha personas instruidas queson mal educadas.


Una persona instruida es la que posee conocimientos, pero puede carecer de principios y valores y tener conductas morales y sociales inaceptables; en consecuencia, carece de educación.
Una persona educada tiene un comportamiento digno y adaptado a los parámetros de una sociedad civilizada. Sin embargo, nadie es perfecto. Una persona puede ser muy educada y tener ciertas fallas de carácter.


Lo esencial de la educación es el respeto a sí mismo y el respeto a los demás.


Muchas personas que adquieren un barniz de educación y desarrollan buenas habilidades "diplomáticas", lo cual es loable, por el esfuerzo que esto significa, pero, la falta de educación autentica les resta mucha seguridad y les hace vulnerables.


La buena educación es mucho más que formalismos externos. Nace de dentro y expresa la categoría moral, cultural y social de la persona.


Las personas verdaderamente educadas tienen una categoría humana superior a los demás. Son personas honestas, espontáneas, responsables, confiables, etc.


Si piensas vivir entre patanes, no necesitas ser educado ni diplomático, es más, la educación te perjudica; pero, si quieres viajar en el tren de los triunfadores, debes comenzar por ser educado.

 

“Educación y buenos modales abren puertas principales” Refrán.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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