Editoriales

Editorial 423

 


Batallas perdidas

 

La vida es lucha, competencia. Desde que nacemos tenemos que luchar para sobrevivir a nivel biológico. Nuestro cuerpo viene pertrechado con un instinto de supervivencia que le impulsa a crecer y con un sistema inmunológico maravilloso que le ayudará a derrotar microbios y bacterias y a salir victorioso de numerosas enfermedades.


También venimos dotados con un cerebro muy evolucionado desde el punto de vista genético, que nos ayuda a aprender y a encontrar respuestas para resolver todas las dificultades de la vida.


Pero somos hijos de una sociedad ignorante y represiva que nos programa con muchas carencias afectivas, intelectuales y de adaptación social. Estas carencias son un gran obstáculo para triunfar y ser felices, debido a que nos condicionan y nos impiden expresar todo nuestro potencial.

Los errores y fracasos son una parte natural e inevitable de la vida. Son una forma de aprender y de fortalecerse para funcionar a niveles superiores. Los errores y fracasos nos ayudan a tomar conciencia de la realidad de la vida, a ser más objetivos, prudentes y previsores, a planificar mejor las cosas y a prepararnos mejor.


Nos enseñan que todo tiene un proceso y que las cosas llegan sólo cuando las condiciones están dadas; por tanto, más que pensar en éxitos inmediatos, se trata de crear las condiciones para que las cosas sucedan.


Pero la sociedad no ve la cosas así. La sociedad quiere éxitos inmediatos y no acepta errores ni fracasos. Esta mentalidad hace que las personas sólo se preocupen por ganar la batalla de cada día y que no se preparen con mentalidad de futuro. Esta actitud hace que las personas no aprendan la lección de la vida y que cada día tengan que improvisar.


Los grandes estrategas no se centran tanto en ganar batallas, cuanto en el éxito final, les interesa ganar la guerra. Cuando pierden una batalla en vez de hundirse, analizan y adquieren experiencia para enfocar mejor las cosas.


Muchas personas están más preocupadas de lograr éxitos circunstanciales que de preparar las condiciones para lograr éxitos definitivos y permanentes.


¿De qué te sirve ganar todas las batallas si al final pierdes la guerra?

El objetivo más importante de la vida es el desarrollo personal. El llegar a ser la mejor persona que uno puede llegar a ser, porque, sólo a partir de ahí se puede ser exitoso, libre y feliz.

Las personas que están claras en su vida, luchan con honestidad y perseverancia para convertir sus sueños en realidad; jamás pierden batallas, porque todo lo que hacen, salga bien o salga mal, es un paso hacia la meta.


"El fracaso es la experiencia que precede al éxito" Gandhi.


Gracias a las batallas que has perdido en la vida (errores, fracasos, dificultades, traiciones, desencantos) hoy eres más fuerte, más experimentado, más sabio y más consciente del valor de tus éxitos.


De modo que, si quieres sentirte triunfador todos los días de tu vida, no necesitas ganar siempre, pero sí debes mantener la actitud del guerrero invencible, que lucha por lo que cree y que nunca se da por vencido, incluso cuando las cosas salen al revés.


El luchador invencible sabe que está en el camino de la verdad, que sus sueños son inmortales y que en cualquier momento se pueden convertir en realidad, o tal vez, no logre ver realizados sus sueños, pero está seguro de que alguien los convertirá en realidad.


A veces la victoria no está en lograr el objetivo sino en luchar por él aunque nunca se logre alcanzar.

 

Hay mucha gente que lucha por ser mejor persona, por lograr un poco de justicia y de paz para el mundo, pero no es fácil cambiar las cosas. Por esta razón, la mayor victoria de una persona es su actitud positiva y el espíritu y amor que pone en lo que hace.


Cuando luchas de verdad, sin importar lo que ocurra, no existen batallas perdidas, sólo existen batallas ganadas en forma de aprendizaje...


Las únicas batallas perdidas son aquellas en que las personas renuncian a la lucha.

Recomienda Este Editorial
 
    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

comments powered by Disqus