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Editorial 410

 


Todo depende de la forma como se dicen las cosas

 

Las palabras pueden indicar distintas cosas, según como se digan y según como sean interpretadas. Pueden estimular o pueden ofender. Pueden hacer amigos o enemigos. Pueden cerrar un acuerdo o dar al traste con una relación. Pueden hacer reír o llorar.

Las palabras positivas programan la mente para el éxito y son un estímulo para quienes las pronuncian y para quienes las escuchan; mientras que, las palabras negativas deterioran la calidad de la persona que las emite y contaminan la mente de los demás.


Las palabras, el pensamiento y los sentimientos van unidos. Las palabras no son únicamente categorías gramaticales o símbolos verbales; las palabras expresan ideas, imágenes, sentimientos e intenciones que influyen en las personas. El lenguaje programa y condiciona la mente del que habla y del que escucha. La educación es básicamente un condicionamiento realizado a través de la palabra.


Debido a que el código utilizado por el cerebro es verbal, el cerebro procesa (piensa, imagina y crea respuestas) de acuerdo a la cantidad y calidad del vocabulario asimilado a lo largo de los años. Pero el lenguaje no funciona por iniciativa propia. El lenguaje es una herramienta al servicio del pensamiento. En realidad, lo que manda en el cerebro son las ideas importantes, los principios ,valores y criterios, los ideales y las metas que se proponen las personas.


Las palabras tienen un poder y una magia; con ellas podemos estimular, convencer, persuadir y motirvar, así como también podemos desanimar, hundir, engañar y corromper a las personas.


El poder de las palabras no depende tanto de lo que decimos cuanto de la forma en que lo decimos.

Había una ciega sentada en la calle con una taza y un cartón que decía: "Por favor, ayúdenme, soy ciega"
Un creativo de publicidad pasó por allí, se detuvo y observó que la taza sólo tenía unas pocas monedas.
Sin pedirle permiso, tomó el cartel, le dio vuelta y con un marcador negro escribió otro mensaje, volvió a colocar el pedazo de cartón sobre los pies de la ciega y se fue.
En la tarde, de regreso, el creativo volvió a pasar por delante de la ciega. La taza estaba llena de billetes y monedas.
La ciega reconoció sus pasos y le preguntó qué había escrito en el cartón.
El publicista le respondió: "He escrito lo mismo que decía el anuncio pero con otras palabras". Sonrió y siguió su camino.
El nuevo mensaje decía: "Hoy es primavera y yo no puedo verla"

 

El primer mensaje es lógico pero tiene poco poder para influir en las personas y despertar su generosidad. El segundo mensaje conmueve las estructuras emocionales de las personas. Te aseguro que más de una persona sintió una conmoción interna al pensar en la desgracia irremediable de la ciega, y, es posible que todos los transeuntes tomaran conciencia de lo privilegiados que eran al poder ver.


El mayor poder del mundo ha sido,es y será la palabra, y, su efecto depende de como la utilizamos. Con el manejo adecuado de la palabra podemos lograr casi todo lo que nos propongamos; pero, el poder de la palabra depende del poder que tiene la persona.


La palabra es la expresión de toda la persona, por lo cual, para que nuestra palabra tenga poder, es necesario que vibre en alta frecuencia, lo cual sólo es posible si tenemos un buen nivel de conocimiento, de autoestima y de valores, tales como: bondad, honestidad...


La finalidad de la palabra es informar, estimular, convencer, persuadir, motirvar. Por tanto, nuestras palabras sólo tiene sentido cuando logramos alguna de estas cosas.


Hoy vivimos en una sociedad impulsiva, agresiva, mal educada. Muchas personas no tienen en cuenta ni el contenido ni la forma de expresarse. Los mensajes llevan mucha carga emocional negativa que hiere la sensibilidad de las personas y hace que reaccionen de forma agresiva.


Esta actitud generalizada hace que las personas vivan a la defensiva y que interpreten los mensajes desde sus temores o prejuicios. Esta situación es causa de mal entendidos, discusiones y pleitos.


El hecho de cuidar el uso que hacemos de la palabra, en cuanto a contenido y la expresión, significa inteligencia, respeto a sí mismo y respeto a los demás. Significa madurez y control de las propias emociones y también significa poder para controlar las emociones de los demás; por lo cual es una herramienta poderosa para triunfar en muchos aspectos. Las personas lo perciben y nos respetan.


Cuida tus formas porque ellas dejan al descubierto la clase de persona que eres. "Digas lo que digas, siempre dirás lo que eres".


Las personas no te recuerdan tanto por lo que les has dicho, cuanto por cómo se han sentido cuando han estado contigo.


Las personas no te admiran tanto por lo hábil o inteligente que eres, cuanto por la madurez y sabiduría que expresas.


Muchas personas se sienten agredida y maltratada, lo que hace que valoren y aprecien de forma especial a quien les trata con respeto y con aprecio.


Cuida la forma en que hablas, porque puedes convertir a un amigo en enemigo, así como también, puedes convertir a un enemigo en amigo.


Recuerda siempre, lo que no se resuelve a través de la verdad, de la justicia y del diálogo, no se resuelve de ninguna otra forma.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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