Editoriales

Editorial 382

 


Todos somos responsables de lo que pasa en el mundo


Nada ni nadie viene a este mundo para ser el fin de si mismo. Somos parte de un proceso que es la vida. Somos como una gota del inmenso mar o como un grano de arena de la playa. No somos indispensables pero somos necesarios.


Nacemos con una misión. En esta vida nada existe por casualidad. Todo existe por una razón que nosotros no alcanzamos a entender, dado el poco alcance de nuestro diminuto cerebro.


Seguramente has oído hablar del efecto mariposa. Dice un proverbio chino que el aleteo de una mariposa pude generar una tormenta en el otro extremo del mundo. Es una afirmación exagerada, pero verdadera. Todos los seres vivos, y, hasta los minerales, emiten vibraciones que se propagan en todas las direcciones influyendo en los demás elementos. Lo que sientes o piensas no queda encerrado en el recinto de tu mente, sino que se expande en todas direcciones, influyendo, para bien o para mal, en las demás personas, las cuales a su vez influirán en otras personas. De esta forma, todos y cada uno de los seres humanos creamos una atmósfera cargada de "información" y de "energía", que influye en las personas de todo el mundo. Esta información llega a la mente de forma inconsciente e influye de alguna forma. En cada país, en cada ciudad, en cada institución, en cada familia... hay una atmósfera, relajada o tensa... que todos percibimos al entrar. Esta atmósfera es el resultado de las vibraciones de las personas que hacen vida en ellas.



Por esta razón, cada persona es responsable, en cierto porcentaje, de lo bueno o malo que ocurre en la sociedad. Una persona buena, trabajadora, responsable... genera energía positiva que inyecta en la sociedad y contribuye a la salud mental de las personas. No importa si su trabajo es percibido por la gente o no; lo que importa es que las vibraciones que produce son positivas y enriquecen el espíritu de las personas. Así como las vibraciones de las personas "malas" contaminan a la sociedad, no sólo con sus acciones delictivas, sino también con sus sentimientos e intenciones.


La calidad y la intensidad de las vibraciones dependen del grado de evolución mental, moral y espiritual de las personas. Los monjes tibetanos, las monjas de clausura y todas las personas que practican la oración y la contemplación, son las personas que más bien hacen al mundo, pues, más importante que cambiar el mundo por fuera es cambiarlo por dentro. Ellos viven aislados físicamente de la sociedad, pero, desde el punto de vista mental y espiritual, son los más implicados en la dinámica de la sociedad. A ellos les debemos muchas de las cosas buenas que pasan en nuestra vida.


Hoy vivimos abocados a cambiar el mundo con la producción, la economía y el progreso, lo cual es bueno y necesario, pero, el progreso no significa necesariamente desarrollo. El progreso trae confort y bien estar, desde el punto de vista físico, pero la vida es algo más. Conozco personas muy acomodadas que son pobres infelices, tienen llenos los bolsillos pero su alma está vacía. Estas personas producen bienes materiales, necesarios para la supervivencia, con lo cual prestan un servicio importante, pero contribuyen poco al desarrollo de la mente, de la justicia, de la libertad y de los valores, por lo cual, su vida puede ser socialmente exitosa, pero no lo es desde el punto de vista de la evolución.


Son pocos los que entienden lo expuesto en este párrafo debido a que la mentalidad de las personas es demasiado materialista.


De acuerdo a lo expuesto, es importante lo que haces a nivel laboral, pero es más importante lo que haces a nivel de tu desarrollo personal. La gente ve lo que haces a nivel laboral y por ello te valora y admira. Lo que haces a nivel personal sólo lo sabes tú, sin embargo, la gente también lo percibe y por ello te respeta y admira. La gente percibe la calidad de tu persona por las vibraciones que emites. La gente puede ocultar, en parte, sus ideas y hasta sus sentimientos, pero no puede ocultar sus vibraciones, las cuales se expresan de muchas formas, sobre todo a través de la expresión corporal, de la mirada, de la voz, de la expresión facial, etc.


Una persona buena y feliz, lleva salud y felicidad por donde quiera que pasa, y tiene el poder de estimular la parte positiva de las personas. Es como un perfume de calidad que exhala su aroma agradable e impregna todo con su esencia; mientras que, las personas negativas contaminan todo lo que encuentran a su paso. "Dime qué lees y con que personas te relacionas y te diré cómo eres"
Existen muchos problemas y desastres naturales, pero estos problemas son circunstanciales y afectan a una parte pequeña de la humanidad. Son inevitables y ante ellos poco es lo que podemos hacer los seres humanos. Pero, los problemas que causan verdaderos estragos son: La ignorancia, la pobreza, la enfermedad, la injusticia, las guerras, el calentamiento global... Estos problemas no son causados por la naturaleza sino por la irresponsabilidad de los hombres.


El mundo ha progresado mucho pero... sólo el desarrollo de las personas reducirá los problemas e incrementará la justicia, la paz y el bienestar.


Lo expuesto no sirve de nata si no te ayuda a entender las cosas y a tomar conciencia de lo que puedes hacer para cambiar la dinámica de tu vida. Gracias a muchas personas buenas el mundo es cada día un poco mejor. Puedes sumarte a esas personas que, con su labor de hormiguita, van influyendo en su entorno cercano.


El cambio de la sociedad comienza por el cambio de cada persona. Cuantas más sean las personas evolucionadas mayor será la salud mental, moral y espiritual de la sociedad y mejor la calidad de vida.


Tú no puedes ser el sol que ilumine la tierra, pero puedes ser un fósforo que ilumine la oscuridad en que vive mucha gente. A veces, un saludo, una idea, un respeto, un poco de comprensión... puede ser el rayo de luz que ilumine la vida de las personas. En la vida de las personas exitosas hay una idea que un día les dio el arranque para avanzar y llegar a lo que hoy son; así como en la vida de las personas fracasadas hay una idea, una injusticia o un sentimiento negativo que las lanzó por el tobogán del fracaso.


Es mucho lo que podemos hacer cada día por nosotros y por los demás, para ello es necesario tener conciencia de que emitimos vibraciones y podemos estimular la parte buena de las personas, como también podemos estimular su parte instintiva y perversa.
Lo importante es que sientas que el mundo es un poco mejor porque existes tú y porque tu espíritu, tus acciones y tus intenciones son buenos.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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