Editoriales

Editorial 378

 


El poder de las minorías

 

En todo existe la Ley de Jerarquía, según la cual, todo ser o cosa está subordinado a todo aquello que es superior en grado evolutivo, y a su vez tiene poder o mando sobre todo aquello que le es inferior en la escala de la evolución.


En efecto, el espíritu rige la materia, la inteligencia al cuerpo, el cerebro a los miembros; los animales más inteligentes dominan a los menos inteligentes, el hombre domina a todos los animales y se sobrepone a sus semejantes menos dotados de facultades, etc. etc. Existe pues una jerarquía evolutiva de orden natural que garantiza el triunfo de lo mejor y más perfecto, y, por tanto, el progreso biológico y la evolución de las especies.


Sin embargo, en el plano humano, se quebranta con frecuencia esta ley. Existen personas ignorantes y poco virtuosas que apoyándose en medios materiales, en la astucia, en las influencias, y en el engaño, suplantan a personas más capaces y virtusas; de modo que no rige el superior de la escala evolutiva (el más virtuoso, el más sabio), sino el que tiene más, el más astuto y el más atrevido.


Esta situación es incongruente y produce efectos negativos. Las personas buenas y creadoras se desalientan, mientras la gente indeseable se siente envalentonada, pero su incapacidad hace que las relaciones sociales y la economía se deterioren. Esta situación es insostenible, por lo cual, llega un momento en que las personas reaccionan y luchan para restaurar el orden. Al final se impone la Ley de Jerarquía natural, pero el mal está hecho y se perderá tiempo en subsanar los daños causados.


Al final, es una minoría de personas, capaces y creadoras , la que impulsa la evolución de las empresas, de los países y del mundo entero. El resto, la masa social, es mediocre y carece de capacidad y de poder para cambiar las cosas.


Estamos en tiempos de democracia y cada persona cuenta con el poder de su voto, pero no es con votos, ni con sistemas democráticos, como se cambian las cosas. Todos conocemos la mediocridad e ineficacia de muchos gobiernos democráticos. Son las minorías creadoras las que resuelven los problemas e impulsan la evolución.


Existe la falacia generalizada de creer que todos tenemos los mismos derechos. En teoría, todos tenemos derecho a lo establecido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, promulgada en 1948, pero, en la práctica, las cosas son muy distintas, se impone la Ley de Jerarquía.


Los derechos humanos son maravillosos en teoría, pero, en la práctica, el ser humano sólo tiene acceso a lo que puede lograr a través de su conocimiento, creatividad, disciplina, responsabilidad y perseverancia.

El poder de las minorías es una realidad que se da en todos los ámbitos de la vida. En el reino vegetal, las plantas más fuertes se apoderan del espacio, de los nutrientes y de la energía solar. En reino animal, el pez más grande se come al más pequeño. En el campo humano, los más poderosos y los más astutos se imponen a los demás.


Lo ideal sería que los poderes económico, político y social, estuvieran asociados a la verdad, a la justicia, a la honestidad y a otros valores de la evolución, entonces estaríamos hablando, no sólo de progreso sino también de evolución. Pero en la sociedad actual vemos cómo los poderes político, económico y social están disociados de los valores de la evolución, de modo que, el progreso no garantiza el desarrollo de las personas; en consecuencia, no garantiza la justicia ni el bienestar personal y social.

Es una minoría económica la que mueve los hilos de la economía. Es una minoría empresarial la que controla la producción y el comercio. Es una minoría la que maneja los laboratorios de medicinas. Es una minoría la que maneja el tema atómico.


En el fondo son grandes poderes en manos de minorías los que rigen el destino del mundo. Esta situación es irreversible, porque, ¿Quién le pone el cascabel al gato?


Además, ¿De qué serviría la riqueza y el poder, distribuido en manos de personas ignorantes?

También existen ciertas minorías, a nivel político, económico, financiero, etc. cuyos objetivos no son el bien y la felicidad de las personas, sino la acumulación de dinero y de poder.


Pero existen otras minorías, menos conocidas y menos reconocidas, que son más importantes. Son las que impulsan la evolución de la sociedad. Son las que luchan porque se respeten y se hagan realidad los derechos humanos. Entre estas minorías estás tú cuando eres honesto y tratas de dar lo mejor de ti en tu trabajo y en tus relaciones.


A lo largo de la historia siempre ha surgido una minoría creadora, tanto en el campo del progreso como en el campo del desarrollo humano. En cada época encontramos nombres de personas importantes que han sobrevivido al tiempo porque sus ideas y sus obras abrieron caminos hacia el futuro, y, gracias a estas personas hemos progresado y hemos evolucionado y hemos llegado a donde estamos.


Las minorías creadoras son los verdaderos líderes del mundo. Su liderazgo deriva de su desarrollo y creatividad. Es algo que nace de dentro y que se irradia, transformando todo lo que tocan. Una sociedad sin líderes se siente desorientada y abatida, debido a que la sociedad en sí es mediocre y carece de capacidad para progresar y para evolucionar. Por esta razón, cuando te encuentres con un líder del progreso material o del desarrollo humano, respétalo, admíralo, aprende de él y dale tu apoyo.


Los problemas del mundo no de deben tanto a los monopolios de las minorías que controlan los poderes económicos o políticos, sino a la mediocridad de la sociedad y a su incapacidad para generar soluciones y hacerse respetar.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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