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Editorial 376

 


Cómo medir la felicidad

 

Existen formas de medir todo lo que existe. Los astrólogos pueden medir la distancia a la que se encuentran las estrellas, su edad, el grado de calor que tienen en su núcleo y en su capa externa. Un examen de laboratorio mide el nivel de todos los componentes de la sangre. Los genetistas conocen las claves del código genético. Los grafólogos pueden conocer la personalidad de la gente con sólo analizar su firma. Un buen psicólogo puede medir el grado de salud mental y el nivel de inteligencia de las personas, etc. Por tanto, también existen formas de medir el nivel de felicidad, pero, no conozco ningún profesional que se dedique a esta profesión y prepare recetas para el tratamiento de la infelicidad.

Existen profesiones para todo, pero no existe la profesión de la felicidad. Deberían existir profesionales abocados exclusivamente al estudio y a la promoción de la felicidad.


Muchos pensarán que la felicidad es muy relativa. Lo mismo podríamos decir de todas las cosas, pero en todo existen unas constantes que sirven de parámetro para medir las cosas.


Hasta ahora yo pensaba que existían varios absurdos en la vida humana. El primero y el más grave es que se formalicen los matrimonios con sólo dos palabras, las cuales podían resumirse en una sola palabra.
_¿Acepta a fulano...?
_ Sí.
_ En nombre de la ley, los declaro marido y mujer.

Resulta que el matrimonio, que es la institución más importante, en la que debe existir una interrelación equlibrada y profunda entre los esposos, de forma que puedan crecer como personas y educar bien a los hijos, es en la que menos garantías se exigen.


Para todas las profesiones se requieren varios años de estudio y exámenes constantes que sirven de filtro y al final sólo se gradúa una mínima parte; sin embargo, para manejar una familia sólo exigen dos palabras: "Sí, acepto". Así son las cosas.


Volviendo al tema. Existe un principio básico de psicología, según el cual, los seres humanos tienden a buscar lo que les produce placer y bienestar y a alejarse de lo que les causa angustia y dolor. Este es un mecanismo natural de supervivencia, debido a que el placer y el bienestar indican que el cuerpo y la mente funcionan correctamente, lo cual constituye la mayor satisfacción de la vida; mientras que, la angustia y el dolor son reacciones de un cuerpo y de una mente que funcionan mal y reclaman rectificación.


El grado de felicidad indica el grado de salud mental de la persona y sirve de diagnóstico para orientarse en la vida. La felicidad invita a seguir en la misma dirección, mientras que la frustración es un llamado a rectificar.


Ahora bien, cómo medir el grado de felicidad.

Con motivo de los cursos de Lectura, Oratoria, Liderazgo, pido a los participantes que anoten en una tarjeta la puntuación que se asignan en felicidad. Estos papeles son depositados en un recipiente con el fin de mantener el anonimato.


Es sorprendente la alta puntuación que se asignan las personas, cuando en realidad, muchas de ellas tienen la autoestima baja; sin duda, utilizan mecanismos de auto engaño. Estos mecanismos son conductas inconscientes que sirven para mantener en alto la autoestima y el respeto a sí mismo, necesarios para soportar la vida y para mantener el equilibrio mental. Es un mecanismo de supervivencia, pero no de desarrollo.

Ahora bien, cada cosa expresa de alguna forma lo que es realmente por dentro. Un buen perfume siempre exhalará un aroma agradable, porque esa es su naturaleza. Una persona buena siempre expresará bondad, porque esa es su forma de ser. Una persona sabia siempre hablará con sabiduría, porque esa es su forma de pensar. Una persona cobarde, siempre expresará temor, porque ese es su estado natural. De forma similar, cada persona expresa de muchas formas lo es en su fuero interno.

Los seres humanos podemos fingir y engañas en algunos aspectos, sobre todo a las personas ingenuas, debido a que tenemos control mental sobre dichos aspectos y podemos manejarlos a nuestro antojo; de modo que, podemos pensar una cosa y decir otra, pero existen muchos aspectos que nos delatan, debido a que no tenemos control sobre ellos, es el caso de todo lo relacionado con la expresión corporal.


La expresión corporal es la manifestación de lo que somos a nivel subconsciente. El subconsciente contiene nuestra realidad profunda que hemos construido a través de los años. Esta realidad escapa a nuestro control y se expresa con total libertad, debido a que sus procesos son automáticos e instantáneos.


Existen personas especializadas en el análisis de la expresión corporal que pueden conocer con total certeza, los estados de ánimo de las personas, sus intenciones, etc. con sólo observar su mirada, los movimientos de las manos, la expresión del rostro, la vibración de su voz, etc. En el rostro de las personas está marcada la historia de su vida.

Además las personas tenemos una aura, cuyo color depende del estado de ánimo de la persona, de sus sus intenciones, de sus sentimientos. Algunas personas especiales pueden percibir el aura; sin embargo, todos percibimos, a nivel subconsciente, sensaciones sobre las demás personas. El hecho de que unas personas nos resulten simpáticas y confiables y otras no, se debe a que sus vibraciones no sintonizan con nuestro modo de ser.

En cierta forma percibimos la honestidad y la bondad de las personas como también percibimos su lado oscuro. Si prestáramos más atención a los mensajes que nos vienen de dentro y si aprendiéramos a analizar la expresión corporal, podríamos tener más información sobre las personas y manejar mejor nuestras relaciones. Ahora bien, existe el riesgo de que veamos en los demás nuestros propios defectos. "Piensa el ladrón que todos son de su condición"


“Si quieres conocerte, observa la conducta de los demás y si quieres comprender a los demás, mira en tu propio corazón”. Fiedrich Von Schiller.


No hay que confundir felicidad con conformidad. La naturaleza es sabia y hace que las personas se "conformen" con lo que tienen, pero esta realidad supone el riesgo de caer en el conformismo. La mayoría de las personas son conformistas; sin embargo, cuando alguien experimenta el sabor del éxito y de la felicidad, nunca más quiere regresar al pasado.

 

Cuando una persona experimenta el placer de lo que significa evolucionar, nada ni nadie la podrán detener en su camino hacia la meta.


Hace unos días me comentaba la mamá de un adolescente que participa en un curso de Súper Aprendizaje Alfa, que su hijo le había dicho: "Mamá, me siento tan bien que ya no quiero regresar a como era antes" Esta experiencia interna de felicidad ha marcado a este joven para toda la vida. Su conciencia ha despertado a otra dimensión y no le interesa descender a los niveles de antes. Ahora tiene una visión suprior de la vida, del estudio, de la amistad, de la felicidad, de todo. Es posible que las tentaciones de la vida le distraigan pero siempre habrá dentro de él una conciencia y una luz que le salvará.


Todas las conductas propiamente humanas obedecen a hábitos adquiridos, los cuales se van consolidando a través de los años por efecto de las decisiones que tomamos; por tanto, la felicidad es un hábito. Nadie nace feliz o infeliz. La felicidad depende de los estímulos que recibimos y de la forma en que reaccionamos ante ellos. Con los años se va consolidando nuestra forma de percibir las cosas y de reaccionar ante ellas, lo cual determina nuestra forma de ser o personalidad. Esta forma de ser y de sentir es una constante que preside nuestra vida, nuestra visión del mundo y nuestro estado de ánimo habitual.


La verdadera felicidad está blindada, porque no depende de factores externos circunstanciales, sino de una estructura mental que las personas tienen bajo control. Podrán ocurrir problemas y desgracias, porque éstas son también parte inevitable de la vida, pero siempre pasarán las tormentas y volverá a brillar el sol. Sin embargo, a veces las cosas se complican tanto que destruyen todo a su paso, como ocurre con los tsunamis, de modo que: "nada es para siempre"
Como es lógico, existen muchos niveles de felicidad, dependiendo del grado de desarrollo de las personas, de su estructura mental, de su actitud, de sus valores, etc.


Muchas personas confunden la felicidad con el logro de cosas, con el éxito profesional, con tener fiestas, viajes y dinero para comprar lo que les apetece. Hay personas que tienen todo esto y sin embargo no son felices. Sin duda, ésta es una versión falsificada y superficial de la felicidad. La felicidad no está en las cosas ni está en tantos lugares donde la busca la gente, así como tampoco lo están el amor, la paz, la libertad y el éxito. La felicidad sólo podemos encontrarla dentro de nosotros. Donde quiera que vayas siempre estarás en el mismo lugar, porque tu lugar eres tu mismo, es tu yo interior. "Cuando estés en paz contigo mismos y con el mundo que te rodea, la felicidad vendrá a ti sin buscarla " Lao Tse


Podemos conocer la calidad de un perfume por su aroma, la calidad de una obra por el arte que expresa, los árboles por los frutos que producen y a las personas felices por las vibraciones que irradian y por la expresión de su ser.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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