Editoriales

Editorial 373

 


No postergues las decisiones

 

La vida es un tiempo muy breve que Dios da para convertir nuestros sueños y deseos en realidad. Desde que nacemos el tiempo comienza a correr y el reloj no se detiene, por lo cual, hay que tomar en cada momento la decisión justa y lograr lo que podemos lograr, porque después no podemos regresar para recuperarlo. Lo que no hacemos en el momento indicado queda sin hacer, porque el tiempo futuro está destinado a otras acciones.


El filósofo Heráclito, siglo IV antes de Cristo, preocupado por el rápido fluir del tiempo y por el devenir de las cosas, decía "Nadie se baña dos veces en el mismo río", como recordándonos que, las cosas pasan y no vuelven más.

No se trata de vivir angustiados por el paso del tiempo que se va, llevándose consigo todo lo que amamos. Se trata de vivir de forma consciente y de aprovechar todas las oportunidades que nos da la vida para crecer y ser felices, porque, en definitiva, podemos tener muchas cosas externas, pero, en realidad, sólo somos lo que hacemos de nosotros a través de las decisiones que tomamos.

Todos somos iguales por fuera pero no somos iguales por dentro.


Hay personas que son infelices, porque eso es lo que han hecho de sí mismas con sus actitudes y con las decisiones equivocadas que han tomado, con las decisiones que no han tomado a tiempo y con las decisiones que han dejado de tomar. Las razones y las excusas pueden ser muchas, pero no sirven de nada ni cambian la situación. No se trata de juzgar a nadie, sólo se trata de entender que hay conductas que conducen al fracaso y debemos evitarlas, porque nada justifica que una persona sea infeliz.


También hay personas que son felices. Nadie nace feliz ni desgraciado. Hay circunstancias que favorecen o perjudican, pero cada ser humano tienen una inteligencia, una conciencia, el libre albedrío y numerosas oportunidades, a partir de aquí, cada quién es artífice de su suerte.


No podemos regresar al pasado para rectificar, pero, sí podemos hacer una reflexión y encontrar, dentro de nosotros, las razones de nuestro éxito o de nuestro fracaso para seguir adelante en el primer caso o para rectificar.


Nadie puede darnos el éxito y la felicidad, porque son una conquista personal.


Hay que tener presente que cada cosa tiene su tiempo, y, cuando no se resuelven a tiempo, se va acumulando tensión hasta que, al final, llegan los problemas. Así surgen las crisis personales y sociales y así surgen las guerras. Todo problema o crisis es el resultado de una falta de lógica en el manejo de la vida, y toda crisis social es el resultado de injusticia acumulada.

Para que no se den estos hechos es necesario hacer ajustes cada día y evitar acumular deudas con la vida.


Es necesario prever con tiempo y preparar las condiciones para que se den las cosas, porque nada surge por generación espontánea


Lo que más daño causa no son las malas decisiones sino las decisiones no tomadas o tomadas a destiempo.


Por qué tendemos a postergar las decisiones.


- Cuanto mayor es la necesidad más intensa y rápida es la reacción de la persona, pero, en la medida en que puede sobrevivir sin actuar, evita tomar decisiones que suponen esfuerzo.


- Cuanto mayor es el interés, mayor es la diligencia para decidir. Las personas tienen mucho interés por lo que les agrada y por lo que les reporta grandes beneficios.


- El temor también es un gran acicate. Las personas toman decisiones para alejarse de todo lo que les causa temor, como son: es el fracaso, la pobreza, etc. pero el temor es una motivación muy pobre.


La tendencia del ser humano es la comodidad y la pereza, de aquí la importancia de una educación que desarrolle el hábito de prever, planificar, prepararse con tiempo, adelantarse a los hechos, entendiendo que "La mejor defensa es el ataque" el general Escipión.


Las personas funcionan por hábitos adquiridos. Los hábitos desarrollan una disciplina mental que impulsa a hacer las cosas de forma fácil, eficaz y casi automática.

Puesto que nuestra vida se rige por hábitos, es importante desarrollar hábitos:
Físicos (amor al trabajo, habilidades...)
Intelectuales (lectura, reflexión, creatividad...)
Sociales (amistad, comprensión, tolerancia, solidaridad...)
Morales (honestidad, prudencia, dignidad, humildad...)
Espirituales (fe, religiosidad...)

 

Quienes carecen de hábitos de calidad están incapacitados para triunfar en la vida.


Las personas exitosas viven proyectadas hacia el futuro, madurando proyectos y tomando decisiones de forma diligente. Han desarrollado un impulso interno que les empuja en dirección a la meta. Por el contrario, las personas que tienden a postergar las soluciones, se debe a que esa es su forma habitual de ser y de enfrentar la vida. Carecen de hábitos mentales, de seguridad, de proyectos interesantes y de excesivo temor a enfrentar las situaciones porque sienten que carecen de capacidad para resolverlas; por tanto, la tendencia a postergar las decisiones es un síntoma de falta de desarrollo y falta de personalidad.


Muchas personas consciente del daño que se causan por no tomar decisiones a tiempo desean cambiar y ser más diligentes, pero, como ya hemos mencionado en otras oportunidades, nuestra conductas externas son la expresión de nuestra actitud interna; de modo que, si queremos que las cosas nos vayan mejor, no lo vamos a lograr con sólo esfuerzo y buenas intenciones sino con una reprogramación de la mente.


La decisión nace de la convicción. Cuando una persona tiene razones importantes no hay nada en el mundo que pueda detenerle en su marcha hacia la menta.


Recomienda Este Editorial
 
    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

comments powered by Disqus