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Editorial 367

 


Tenemos dos conciencias

 

La conciencia es la voz de la verdad. La mayoría de las personas, no desean conocer la verdad, porque la verdad es exigente y temen a la conciencia porque es incorruptible; juzga, exige y condena toda forma de irresponsabilidad.


La tendencia natural del hombre es hacia el libertinaje, debido a que seguimos siendo animales con fuertes instintos, los cuales hemos aprendido a controlar a través de la educación. La conciencia es la encargada de controlar los instintos y dirigir al hombre hacia el desarrollo y la evolución.


El ser humano posee dos conciencias. Una formada en base a principios religiosos, morales y sociales, impuestos por la “sociedad” a través de la educación, con el fin de controlar a través del temor.


Esta conciencia se impone de forma absoluta, indiscutible y obligatoria. Es dura e implacable. Impone su ley sin tomar en cuenta las necesidades y sentimientos de la persona. Hay que entender que, para controlar al hombre prehistórico fue necesario imponerle tabúes y normas muy exigentes, lo que dio origen a que las personas desarrollaran una conciencia rígida.


Esta conciencia ha traumatizado al ser humano a lo largo de la historia y ha sido y sigue siendo causa de angustia, neurosis y sufrimiento; sin embargo, debemos reconocer en su favor, que también nos ha ayudado a controlar los instintos, a sobrevivir, a convivir y a evolucionar.


La otra conciencia es una voz íntima, amiga y bondadosa que nos ama, ilumina, aconseja, orienta y anima a trabajar en nuestro desarrollo. Cuando seguimos su dictamen nos sentimos bien, no tanto por ser fieles a su ley, cuanto por hacer algo a favor de nuestro desarrollo o en beneficio de los demás. Y cuando la desobedecemos, no sentimos miedo sino tristeza y dolor, por habernos traicionado a nosotros mismos.


El “leit motiv” de esta conciencia no es el cumplimiento del deber “per se” sino el desarrollo.
Se trata por tanto, de liberarse de la conciencia impuesta a través de la educación y tratar de que surja la conciencia íntima, que nos dio Dios como guía. Esta conciencia es la ley psíquica y espiritual que rige la evolución. A medida que las personas evolucionan se van liberando de la conciencia impuesta y surge la conciencia íntima.


Para que surja la conciencia es necesario conocer la verdad y el bien, pues, sólo conociendo la verdad y el bien tenemos luz interna para juzgar el valor real de las cosas.
Todas las personas tienen cierto grado de conciencia, pero lo importante es tener una conciencia ilustrada.


Lo más difícil que existe en esta vida es juzgarse a sí mismo. “ Si consigues juzgarte bien es porque eres un verdadero sabio”. A. de Saint Exupery.


¿Cómo distinguir la conciencia impuesta de la conciencia íntima y verdadera?


Conciencia impuesta por la sociedad   Conciencia íntima y verdadera
1. Funciona en base a principios impuestos por la sociedad con el fin de mantener el orden establecido. 1. Se basa en los principios de Verdad, Justicia y Amor. Nace de lo íntimo del ser y tiene como objetivo el desarrollo humano.
2. Lo importante es el cumplimiento de la ley 2. Lo importante es el desarrollo.
3. Es ético lo que se adapta a la ley, sin importar el daño que pueda causar. 3. Es ético lo que ayuda al desarrollo y es inmoral lo que se opone al desarrollo.
4. Tiende a reprimir los sentimientos, la espontaneidad y la creatividad, pues ellos conducen al desarrollo y a la libertad. Una persona libre sería un peligro para el poder y el orden establecido. 4. Estimula e impulsa al al desarrollo intelectual, afectivo, social y espiritual.
5. Apoya el autoritarismo de la ley estimula las conductas defensivas. 5. Estimula la libertad responsable
6. Cuando se quebranta la ley genera angustia, temor y culpa. Tras de esta conciencia está la imagen de un Dios castigador y de una sociedad lista para condenar. 6. Cuando se quebranta la ley, la conciencia genera dolor y sentimiento de fracaso, como señal de alarma, invitando a rectificar.
7. Esta conciencia lejos de estimular a la superación, inhibe y paraliza. 7. Estimula el espíritu democrático, la tolerancia y la solidaridad.
8. Genera desconfianza respecto de las personas, lo cual dificulta las relaciones humanas. 8. Estimula a confiar en la bondad natural del ser humano y a compartir la vida
9. Su fuerza es la represión y el miedo al castigo 9. Su fuerza es la persuasión
10. Su objetivo es el cumplimiento de la ley por la ley 10. Su objetivo es el crecimiento y la libertad.
11. Tiende a satisfacer las expectativas de los demás. 11. Tiende a satisfacer las propias necesidades.



Analiza cuál de estas conciencias predomina en tu vida. Puedes dejarte aplastar por la conciencia impuesta o puedes recuperar tu verdadera conciencia. Ahora bien, recuerda que, la verdadera conciencia es exigente, porque es tu verdadera amiga y quiere verte triunfar.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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