Editoriales

Editorial 345

 


¿Eres una persona dura o sensible?

 

Las rocas no lloran ni sufren, pero tampoco disfrutan ni son felices.


Las plantas son sensibles al afecto y también al odio. Las vibraciones producidas por el afecto las ayudan a crecer fuertes y lozanas, mientras que las vibraciones de rechazo afectan su crecimiento y su lozanía. Existen muchos experimentos al respecto.


Los animales necesitan el afecto de sus padres para crecer sanos y seguros. Los animales abandonados o no queridos, se vuelven inseguros y cobardes y llevan una vida miserable.

El afecto es determinante para los seres humanos. Su desarrollo físico, intelectual, afectivo, moral y espiritual depende fundamentalmente de los estímulos positivos, del buen trato y del amor que reciben de sus padres.


El amor ayuda a sentirse seguro, a tener una visión alegre de la vida, a reaccionar en positivo, a ser espontáneo, creativo e inteligente y a relacionarse bien con las personas. Sin amor el corazón se pone chiquito, el temor invade la mente, se inhiben los sentimientos y el interés por las cosas, y la vida se convierte en angustia permanente.


Cuando las personas crecen tienden a reaccionar como en la infancia y revivir los mismos sentimientos de la infancia.

Nacemos para desarrollarnos y ser felices, pero ambas cosas sólo son posibles si las personas desarrollan la sensibilidad humana, moral y espiritual, a través de una educación paciente y amorosa.

Las personas más evolucionadas, como son los santos, los artistas, los sabios y los genios, se caracterizan por su sensibilidad. Ellos vibran a niveles superiores.


Al hablar de santos, no nos referimos únicamente a las personas canonizadas, nos referimos también a tantas personas buenas que conviven con nosotros y vibran en alta frecuencia. Al hablar de artistas nos referimos a infinidad de personas que han desarrollado la sensibilidad de su espíritu y al hablar de sabios y de genios nos referimos a personas que transcienden lo puramente material y saben valorar las cosas más allá de su apariencia o utilidad.

La inteligencia racional es importante pero es más importante la inteligencia emocional. Antes, se definía al ser humano como animal racional, hoy, se le define más como animal afectivo y social; es decir, como un ser capaz de salir de su egoísmo para relacionarse con las personas, amar y compartir con ellas lo mejor de sí.


Pero las cosas no son tan fáciles como las definiciones. Las dificultades de la vida, la competencia y la tiranía de la máquina y de las nuevas tecnologías están robotizando a las personas, reduciendo la conciencia y la sensibilidad.

El profesor japonés Akiyod Mori, especialista en neurología, de la universidad de Nihon, señala que, una sobredosis de video - juegos es capaz de destruir la sede cerebral de las emociones.
Acaba de realizar una investigación, durante un año, con 240 jóvenes de 6 a 29 años y ha encontrado que quienes se sientan frente al Play Station o el Nintendo, dos o tres horas, durante cuatro días a la semana, reducen el nivel de la actividad emocional y creativa, hasta el punto que se convierten en semi robot. Pero la situación empeora en el caso de los video dependientes, que utilizan los juegos electrónicos de dos a siete horas diarias. Estas personas tienen un electroencefalograma casi plano, en lo que respecta a las ondas emotivas; lo cual indica que han perdido casi toda la sensibilidad afectiva. Esta situación no mejora una vez que se apaga la videoconsola.

Esta experiencia es transferible, en gran medida, a tantas personas que viven pegadas a la computadora, absortas en trabajos que tienen mucho que ver con la técnica y la economía y poco con lo realmente humano.

Las personas video dependientes son muy irritables, tienen dificultades para la concentración, para cultivar amistades y para relacionarse con los demás. Tienden a convertirse en egoístas e insensibles. Podemos afirmar que, los video - juegos son verdaderos “reductores del cerebro, de la conciencia y de la sensibilidad”


El lenguaje humanístico, cargado de significado afectivo está siendo desplazado por el lenguaje científico, técnico, económico y cibernético. Cada día queda menos espacio en el cerebro para lo verdaderamente humano, lo que indica que estamos avanzando hacia la robotización y hacia el endurecimiento de la conciencia, de los sentimientos y del trato a las personas.


La pérdida de la sensibilidad humana, moral y espiritual puede conducir a una forma de vida dura, agresiva, sin valores y sin respeto a los demás. Sería como regresar a la ley de la selva.

Lo dicho no es una suposición, es una realidad que se está dando en cierta medida en todos los países. Esta situación les resulta normal a los jóvenes, debido a que han nacido en medio del problema y no tienen otros puntos de referencia; sin embargo, para quienes tenemos encima años, conocimientos y experiencia, las cosas no están funcionando bien y pueden salirse de cauce.


Debería existir una organización calificada, con poder, a nivel mundial, la cual debería velar por la humanidad y señalar las pautas a seguir para evitar desviarnos de los caminos de la evolución. Existen muchas instituciones que se encargan de aspectos políticos y económicos, pero ninguna que oriente el desarrollo cultural. Su finalidad no sería controlar, sino prever y evitar un suicidio general.


En otras épocas eran los filósofos y las religiones quienes señalaban el rumbo a la humanidad, se supone que buscaban la verdad, la justicia y el bien, y, con todos sus defectos nos han guiado hasta el día de hoy. En la actualidad los que marcan la pauta son los políticos, cuyo objetivo es mantenerse en el poder y los banqueros y empresarios, sobre todo, las transnacionales, cuyo objetivo es hacer dinero. Amanecerá y veremos.


Muchas personas, en vista de la competencia agresiva, creen que la mejor forma de prepararse para el futuro consiste en desarrollar mayor capacidad de choque. Por la misma razón, muchos padres enseñan a sus hijos a ser muy competitivos. La dureza y la competencia agresiva, hacen quebradizas y débiles a las personas. Aprende del bambú que es resistente y a la vez flexible. Cuando llega la tormenta se dobla hasta tocar el suelo, si es necesario, pero luego surge incólume. Si hubiera hecho frente a la tormenta, ésta le habría quebrado. Nadie puede desafiar a la vida, ni a la naturaleza, ni a la sociedad. Es necesario aprender a combinar la fortaleza con la flexibilidad. La personalidad con la amabilidad. La dignidad con la humildad.


Cómo desarrollar la sensibilidad


La rigidez y la dureza son conductas aprendidas en respuesta a estímulos percibidos como peligrosos. Las personas utilizan la dureza, el autoritarismo y numerosas conductas similares, para protegerse de su inseguridad y del temor a los demás. Ninguna persona segura de sí recurre a esta clase de conductas. Hay un refrán popular que dice: "Dime de lo que presumes y te diré lo que te falta"


La sensibilidad humana, moral y espiritual son expresión de la salud mental de las personas.


Si las personas conocieran el daño que se causan a sí mismas y a los demás, serían más amables, comprensivas y tolerantes. Juzgarían menos, criticarían menos y envidiarían menos. Se alegrarían del éxito de los demás. Verían la vida en positivo y serían más felices.


Elabora un plan de acción para mantener despierta tu sensibilidad humana, moral y espiritual.


Las personas sólo cambian cuando se dan cuenta del daño que se hacen y de los beneficios que les genera el cambio.

Conclusiones


No te dejes atrapar en la dinámica de la sociedad.
Crea tu propio proyecto y tu dinámica.


Se protagonista de tu futuro. Para ello necesitas ser libre, y, para ser libre necesitas capacitarte y funcionar por encima de la sociedad.


Adelántate al futuro para que no tengas que correr tras del destino.


Prevé y planifica con tiempo para que tu cerebro tenga el tiempo necesario para madurar las ideas y decisiones.


Lee temas de avance científico para que te des cuenta de los avances de la ciencia y para que actives en tu mente el deseo de evolucionar. No se trata de vivir estresado; se trata de vivir en Alfa, es decir, relajado, pero atento como el radar a todos los cambios que se producen en el universo.
Administra tu tiempo, tu inteligencia y tus sentimientos, pues, desperdiciamos el 80% de nuestras capacidades en acciones repetitivas o inútiles que no conducen a nada.


Establece prioridades. Sincroniza tu vida sin caer en el automatismo.


Cuida los aspectos: afectivo, social, moral y espiritual y dedícales el tiempo necesario, pues estos aspectos son los que te definen como persona y los que te pueden garantizar el éxito verdadero y la felicidad.


Los seres humanos somos genéticamente muy similares a los chimpancés y orangutanes, la diferencia es apenas del 2%. Este 2% está relacionado con la evolución de la inteligencia, de la conciencia y de la afectividad. Este 2% es el que nos permite tener conciencia del bien y del mal, convivir en base a unos principios y valores, relacionarnos con respeto, con amor, con justicia y solidaridad y ser libres y felices; es decir, ser verdaderamente humanos.


La pérdida de la sensibilidad humana, moral y espiritual afecta a lo que nos define como humanos y nos acerca más a la categoría de simples animales.


La dinámica de la vida puede llevarnos a perder la sensibilidad de forma progresiva y sin que nos demos cuenta. Las personas se acostumbran a la "cultura" de la guerra, del odio, de la muerte y de la corrupción, y terminan aceptandola pasivamente.


Expresa constantemente tus sentimientos a las personas que amas, a tus amigos y a la gente en general, pues, al final, eso es lo que te define como humano y es lo más importante que puedes aportar a tus seres queridos y a la humanidad.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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