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Editorial 334

 


Pereza mental

 

Las plantas tienen un impulso natural a crecer, a luchar por sobrevivir y adaptarse a condiciones adversas y los animales poseen un instinto que garantiza su supervivencia.


El hombre posee un instinto biológico como cualquier otro animal, el cual le impulsa a sobrevivir, pero también posee un cerebro desarrollado que le permite aprender, desarrollarse, producir respuestas superiores y evolucionar hacia una mejor calidad de vida.


Pero, si bien el instinto funciona de forma automática, no ocurre lo mismo con el cerebro. El cerebro necesita ser estimulado, de lo contrario queda adormecido e inutilizado. Un niño que no es estimulado desde pequeño queda incapacitado para aprender las conductas humanas, en consecuencia, su vida es regida por el instinto animal.


Un niño que es poco estimulado, sólo puede aprender conductas humanas elementales y su vida será muy primitiva desde el punto de vista humano. En consecuencia, tendrá muchas dificultades para sobrevivir en la sociedad.


Un niño en cuya educación predominan los estímulos negativos, tenderá a reaccionar de forma negativa, será un inadaptado social, recibirá el rechazo de la sociedad, sufrirá mucho y hará sufrir a los demás.


Un niño que es estimulado en positivo crecerá sano y feliz, será sociable, le irá bien en la vida y contribuirá a la creación de un mundo mejor.


Ahora bien, quienes tenemos la suerte de escribir este tema o de leerlo se debe a que hemos sido bien estimulados. Esta es la mayor lotería que podemos tener en la vida. De aquí en adelante todo depende de nuestra actitud.


Todos los cuerpos tienden al reposo, a no ser que una fuerza externa o interna los mantenga en movimiento. Las máquinas se mueven mientras son impulsadas por una fuerza. El sol brilla porque cada segundo se transforman 654.600.000 toneladas de hidrógeno en 650.000.000 toneladas de helio. (Las 4.600.000 toneladas restantes se convierten en energía de radiación. Dentro de unos 4.500 millones de años habrá consumido toda su energía y se apagará para siempre.


El cerebro humano tiene un poder inmenso. Tiene alrededor de mil millones de neuronas y cada neurona establece en promedio 1.000 conexiones con otras neuronas, sumando un total de 1 billón de conexiones. Es capaz de producir más de 64 mil pensamientos por minuto, pero necesita ser estimulado y entrenado constantemente con los mejores métodos, de lo contrario no sirve para nada.


Todos los seres humanos somos genéticamente casi iguales y el cerebro de todos los que vivimos en esta época tiene el mimo nivel de evolución, lo cual significa que cualquiera puede llegar a donde llegan otros, la diferencia está en la forma en que hemos sido programados y en la forma en que actuamos en la vida.


Los que triunfan no son necesariamente más inteligentes que los demás, pero tienen una actitud de superación que no tienen los demás. Son mentalmente activos, emprendedores, perseverantes, etc.


Todos los seres humanos tienden a la pereza y a instalarse en zonas de comodidad física, intelectual, moral y espiritual, lo cual va en contra de la ley de la vida, que es lucha superación, adaptación.

El mayor problema del mundo es la pereza mental que se traduce en incapacidad, lo cual impide el desarrollo de las personas, dificulta la capacitación, reduce la eficacia en la acción y disminuye la productividad. En consecuencia, también disminuye la autoestima, el éxito y la felicidad.

La gente se mueve mucho pero produce poco, estudia mucho pero aprende poco, habla mucho pero dice poco, promete mucho pero cumple poco, debido a que funciona a bajo nivel mental.


Esta situación es la causa de que la velocidad de la vida desborde a las personas y sean víctimas de la angustia y del estrés. Pero el problema no está en la velocidad de la vida sino en la incapacidad de las personas para producir respuestas eficaces y adelantarse a los hechos.


Estamos atrapados en hábitos mentales, aparentemente modernos, pero estructuralmente viejos. Si regresara a la vida Aristóteles y los demás sabios que han existido, sus hábitos mentales serían más lógicos, más eficaces y más modernos que los nuestros, porque los hábitos mentales no son viejos por los años sino por la actitud de las personas.


El cerebro sólo se activa cuando existen proyectos importantes, cuando hay motivaciones profundas, es decir, cuando la persona tiene interés e ilusión en lo que hace y cuando es estimulado de forma adecuada. De aquí lo importante que es establecer objetivos por los cuales vale pena vivir luchar, emocionarse con ellos y convertirlos en un reto permanente.


El cerebro de la mayoría de las personas está dormido, lo único que hace es repetir las mismas conductas automáticas aprendidas hace años. Por esta razón las personas no cambian y siguen siendo iguales durante toda su vida, a pesar de que saben que el camino que siguen no lleva a ninguna parte.


Hay un refrán que dice :"La pereza es la madre de todos los vicios" y yo añadiría: "La pereza mental es la madre de todos los fracasos" Así como la diligencia es la madre de todos los éxitos.
Pero nadie pude ser mentalmente activo si no encuentra una razón importante por la cual luchar y si no es consecuente y perseverante


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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