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Editorial 325

 


Psicología de las masas

 

La conciencia de las masas se refiere a la forma en que actúan las personas cuando están bajo la influencia del grupo. Lo lógico es que cada persona actúe de forma libre y consciente; es decir, con conciencia clara de lo que hace y de las implicaciones que tiene su comportamiento, lo cual supone, asumir las consecuencias de sus actos. Pero, cuando se impone la conciencia de la masa, es como si cada persona perdiera su propia conciencia y fuera poseída por un ente superior (grupo) que controla su pensamiento, sus sentimientos y su decisión. En esta circunstancia, las personas actúan como zombis. Dependen de una fuerza superior que les arrastra, decide por ellas y las libera de la responsabilidad de lo que hacen.


Muchos conocemos a personas normales, capaces, lógicas y pacíficas, que cambian de personalidad cuando actúan dentro del grupo, donde se vuelven ilógicas y agresivas.


En todo movimiento de masas hay un líder que manipula a las personas y dirige la acción. Este líder suele tener un carisma especial y un prestigio que capta el interés y la motivación de sus seguidores. Este líder no es cuestionable por sus acciones, aunque sean ilógicas e inmorales, porque lo único que importa es el objetivo a lograr.


La causa justifica cualquier acción, aunque sea inmoral o irracional. "El fin justifica los medios" De esta forma se explican los genocidios, guerras absurdas y tantas aberraciones que se han cometido y comenten en nombre de la justicia, de la libertad, del progreso o de la revolución. Cosas que las personas no harían en su sano juicio.


La conciencia de masa hace que nadie se sienta responsable de los hechos y que actúen sin reparos y sin sentimientos de culpa; más bien, se sienten elegidos y protagosnistas de una lucha que los honra y enaltece.


Cuando las personas vuelven en sí, son pocas las que llegan a reconocer su error, debido a que la conciencia de masa queda internalizada y sigue gobernando, en gran medida, su vida. Como es lógico se dan distintos grados de sometimiento a la causa, dependiendo de la implicación que cada persona adquiere en el proyecto.


La implicación de cada persona depende de su estructura psicológica, intelectual, moral y espiritual, pues, la conciencia humana tiene unos límites y el ser humano siempre tiene el libre albedrío, que le da el poder de decidir, en última instancia, hasta dónde se implica; por lo cual, sin importar la presión que ejerce el grupo, cada persona siempre es responsable de sus acciones.
Así como el ser humano es libre de introducir o no su mano en un recipiente de ácido corrosivo, y, una vez introducida debe atenerse a las consecuencias; de igual forma, si el ser humano se implica en un grupo, debe conocer los límites hasta dónde puede llegar, y rectificar a tiempo, si es necesario, porque es responsable como actor y como cómplice.


Las razones por las cuales las personas se implican en una causa u otra, son más de tipo subconsciente que consciente. En realidad, "todos nuestros actos derivan del inconsciente, creado por las influencias hereditarias, que son las huellas ancestrales que forman el alma de las razas. En consecuencia, los motivos de nuestros actos son: desconocidos, secretos, profundos y ocultos"

 

En qué radica el poder de las masas

1. En la masa el individuo adquiere un sentimiento de poder invencible, porque son muchos.


2. Se produce un sentimiento de pertenencia a un proyecto que trasciende los intereses personales y da sentido a su vida. El desinterés es un rasgo del individuo dentro de la masa que nunca se da en el individuo aislado.


3. Las personas se identifican con una causa que satisface sus impulsos internos.


4. Las personas pueden dar expresión a su instinto gregario o tendencia natural del ser humano a unirse con otros para evitar la soledad. La masa es un renacimiento de la horda primitiva, dado que en ésta se daban las mismas características y comportamientos que en la masa.


5. Hace que las personas se sientan unidas por lazos, a veces, superiores a los lazos de la sangre.


6. Desaparece la responsabilidad individual, la persona en la masa es anónima, lo cual le permite actuar impunemente.


7. En la masa se puede exteriorizar las mociones reprimidas, pues desaparece la conciencia moral, lo cual hace que el pertenecer a la masa resulte liberador y gratificante.


7. Queda reducida o eliminada la capacidad crítica. La dinámica de la masa está gobernada por los sentimientos y la sugestión, manejados de forma muy hábil por el líder.
Cómo liberarse del poder de la masa

Para salir de esta situación, las personas necesitan desprogramarse, lo cual sólo es posible si se alejan de la influencia del grupo y analizan la inconsistencia de su causa y la incongruencia de su proceder, para lo cual necesitan ayuda, pues, están atrapadas en ideas y sentimientos irracionales que dificultan la autocrítica.


Estas personas se caracterizan por el fanatismo o entrega irracional e incondicional a una causa. Las personas menos fanáticas pueden liberarse más fácilmente de la influencia del grupo, pero las más fanáticas lo tienen muy difícil, debido a que están entregadas de forma absoluta e incondicional a la causa, lo cual les incapacita para entender y aceptar otra posición distinta. Podemos afirmar que su mente está sellada y encerrada en su castillo mental, al cual sólo tienen acceso quienes piensan y actúan como ellas, los demás son percibidos como enemigos que es necesario controlar o aniquilar, porque significan un peligro para la causa, y, en consecuencia, para su prsona.


Los movimientos de masas y la conciencia de masas no surgen del día a la noche. Tienen un largo proceso durante el cual se van conformando las estructuras mentales de las personas y las estructuras organizativas.


La propaganda, las reuniones y el proselitismo, son fundamentales.


Todos los movimientos de masas obedecen a razones psicológicas y sociales, que implican distintos aspectos de la vida, los cuales exigen solución. Los movimientos de masas aún son necesarios para lograr cambios importantes, pues, la unión hace la fuerza.


El problema está en que, en muchos casos, el camino no es el correcto. Cuando se imponen los sentimientos sobre la razón, importan poco los principios, la ética y las personas, lo que importa es la causa, a la cual se sacrifica todo lo demás.


Todo esto, nos parece absurdo, pero resulta normal para quienes están atrapados en la dinámica del grupo, cuya súper conciencia se impone a la conciencia individual.


Los movimientos de masas comienzan, generalmente, con buenas ideas e intenciones, puesto que tratan de mejorar ciertas situaciones sociales, pero a medida que las cosas se ponen difíciles, debido a que en la sociedad existe una lucha de intereses, los movimiento comienzan a involucionar, a radicalizarse y a utilizar estrategias más agresivas, más irracionales y más desadaptadas a la realidad, lo cual conduce al colapso.


No hay que confundir los movimientos de masas, en los cuales las personas pierden la conciencia personal y actúan de forma fanática, con los movimientos sociales que reivindican sus derechos o con las revoluciones justificadas. Pero, en definitiva, los movimientos de masas indican que aún no hemos aprendido a resolver las cosas de forma civilizada y democrática.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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