Editoriales

Editorial 303

 


Sistema inmunológico de la democracia

 

Los glóbulos blancos o leucocitos son una especie de guerreros que viajan por la sangre, atentos para detectar y atacar a los virus y bacterias que logran introducirse en el organismo. Existen varios tipos de glóbulos blancos y cada uno tiene una función especial en la lucha contra diferentes clases de gérmenes.


Los linfocitos (una clase de glóbulos blancos) son los agentes claves del sistema inmunológico.
La lucha puede ser intensa. En estos casos, los linfocitos persiguen y acorralan a los virus en unos compartimentos especializados del bazo y luchan contra ellos hasta destruirlos.

Algunos microorganismos causantes de ciertas enfermedades, por ejemplo, los de la gripe, aprenden a mutar, cambian para evitar ser atacados por los anticuerpos. Esto hace que los biólogos tengan que experimentar constantemente con nuevas medicinas.

De forma similar, los enemigos de la libertad y de la democracia, mutan, se disfrazan y actúan de distintas formas, por lo que hay que inventar constantemente formas eficaces de combatirlos.
Cuando los linfocitos aprenden a fabricar un anticuerpo (cosa que les lleva unos cuanto días) ya no lo olvidan jamás. De modo que, si vuelve a aparecer el microorganismo se ponen inmediatamente a fabricar anticuerpos y aquél es rápidamente eliminado. Por esta razón, una persona que ha padecido el sarampión ya no lo volverá a padecer.

Esto enseña que, aquellos pueblos que han tenido que luchar fuertemente para recuperar su libertad, después están muy atentos y activos para defenderla. Sin embargo, las futuras generaciones que no participaron en la defensa de la libertad, no la valoran, por lo que pueden perderla con facilidad.
Podemos tomar anticuerpos de la sangre de alguien que haya padecido una enfermedad, guardarlos e inyectarlos a otra persona cuando empiece a tener los síntomas de la enfermedad.

Esto significa que podemos aprender de otros pueblos que han pasado por situaciones análogas para evitar llegar a su situación y para aprender a combatir a los enemigos de la libertad antes de que adquieran poder.
La inmunidad no es igual en todas las personas. Cada persona es más inmune a unas enfermedades que a otras.

A nivel social es necesario idear distintas estrategias para inclinar la voluntad de las personas en favor de la democracia y de la libertad.


La ignorancia, la pobreza y la injusticia debilitan las defensas sociales. Es importante encontrar la vacuna o estrategia para derrotar a cada uno de estos virus sociales.

Al surgir la enfermedad el organismo reacciona, y, en la lucha, generalmente gana el organismo; pero, existen ciertas enfermedades graves, tales como el cáncer y el sida, que pueden derrotar al organismo y causarle la muerte.

En el campo social, los pueblos siempre sobreviven y se imponen sobre los enemigos de la libertad. "Los gobiernos pasan y los pueblos quedan" pero, en la lucha mueren muchas cosas importantes, mueren personas, instituciones, valores, sentimientos, etc. lo que hace que la recuperación exija mucho esfuerzo y muchos años.

Cómo mantener las defensas altas a nivel biológico

Somos lo que comemos, lo que pensamos y lo que hacemos; por tanto, la mejor forma de mantener las defensas altas y disfrutar de buena salud y de energía, consiste en procurar una alimentación sana, ejercicio y descanso suficiente; además, es fundamental la salud mental (paz interior, optimismo y buena relación con las personas)


Cómo mantener las defensas altas a nivel social


La ignorancia, la pobreza y la injusticia debilitan las defensas sociales, por tanto, las defensas contra los enemigos de la libertad y de la democracia son el conocimiento, el progreso y la justicia.
No existirían dictadores si no hubiera pueblos ignorantes que les entregan su .


El problema de la humanidad no son los dictadores, sino la mentalidad sumisa de la gente, incapaz de exigir sus derechos y carente de ambición.


Si quieres ver deteriorarse a una persona o a un pueblo, quítales la libertad, y, si quieres verlos surgir, enséñales a amar la libertad.


Las personas ignorantes no valoran la libertad ni la necesitan, es más, no saben qué hacer con ella.
El conocimiento sin valores, no es garantía de desarrollo ni de libertad. Vemos cada día cómo personas “ilustradas” venden su conciencia y su libertad.


Las personas que crecen libres, siempre buscarán la libertad; pero, quienes crecen esclavas quedan programadas para ser esclavas por el resto de su vida; sin embargo, en el corazón de cada persona siempre queda un poco de luz y de dignidad que puede servir de punto de apoyo para rectificar.


La pérdida de la libertad va acompañada de la pérdida de la autoestima, de la dignidad, de la conciencia y de otros muchos valores.


Nadie tiene asegurada su libertad mientras la libertad de los demás esté en peligro.


Finalmente: Un Pueblo culto es un pueblo libre y un pueblo libre es un pueblo culto"

 


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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