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Editorial 302

 


Los mil caminos de la vida

 

Existen muchos caminos que conducen a todas partes y cada quién es libre de seguir el camino que desea.


Existen caminos que llevan al placer, caminos que llevan al libertinaje, a la corrupción, a la droga, a la autodestrucción, y también existen caminos que llevan al desarrollo, a la libertad, al progreso, al éxito y a la felicidad.


¿Por qué unos eligen el camino del éxito y otros eligen el camino del fracaso?


En realidad, nadie quiere fracasar; pero como ya hemos indicado en alguna oportunidad, nuestras conductas son el reflejo de la forma en que estamos programados mentalmente.


Esta programación depende, en primer lugar, de la educación recibida de los padres, y después, de las decisiones que hemos tomado.


Nuestras conductas provienen del cerebro. Benjamin Libet, neurólogo de la Universidad de California ha demostrado que nuestro cerebro toma las decisiones casi un segundo antes de que las asumamos conscientemente.

Según Singer, lo que el ser humano experimenta como una decisión, no es otra cosa que la justificación posterior a algo que ya ha consumado el cerebro, el cual actúa en base a la propia experiencia.


El cerebro no toma decisiones de manera arbitraria. Las decisiones se basan en experiencias acumuladas y en intenciones de la persona, por lo cual, lo que hace cada persona es la consecuencia de lo que es en lo íntimo de su ser.


Cada persona actúa de acuerdo a la clase de persona que es; de modo que, no debemos esperar que las personas cambien sustancialmente a lo largo de su vida, a no ser que introduzcan cambios importantes en sus creencias, valores y criterios. El refrán: "Genio y figura hasta la sepultura" es drástico, pero tiene bastante de cierto.


Según esta teoría, el cerebro posee una dinámica propia, hasta cierto punto, independiente de la voluntad consciente de la persona. Esta dinámica está dirigida desde las estructuras profundas. Las estructuras profundas son la realidad auténtica del la persona; es decir, lo que verdaderamente siente, cree, piensa y ama. Esta realidad es básicamente subconsciente.


Es muy poco lo que conocemos los seres humanos de nuestra realidad íntima.
Estas fuerzas se han ido organizando y consolidando a lo largo de los años. Son una síntesis de experiencias, conocimientos, sentimientos, creencias, principios, valores y conductas.


Las personas creen que deciden lo que quieren por voluntad propia, pero no es así. Si así fuera, todas las personas rectificarían para evitar fracasos y frustraciones, pero todos sabemos lo difícil que resulta cambiar ciertas conductas y cómo reincidimos en los mismos comportamientos a pesar de tantos propósitos y promesas de cambio.


¿Qué fuerzas nos impulsan a actuar a veces en contra de nuestra voluntad?

Los hábitos buenos y malos se van consolidando a través de los años y se convierten en conductas automáticas, es decir, en reflejos condicionados, de modo que, al recibir un estímulo que tiene relación con experiencias anteriores, el cerebro se activa y produce, de forma automática e instantánea, la respuesta correspondiente. La mayoría de las personas tienen que esforzarse mucho para controlar ciertos hábitos.


Esta realidad permite predecir cómo será el comportamiento de cada persona a lo largo de su vida, debido a que, una vez establecidas las premisas se siguen las consecuencias lógicas. Sin embargo, el ser humano es libre y puede rectificar, pero...


Casi todas las personas, golpeadas por los fracasos, tratan de cambiar, pero no lo consiguen, porque están atrapadas en un círculo vicioso del cual resulta difícil salir, debido a que los hábitos poseen una fuerza gravitacional muy poderosa.


Además, como dice Covey: “Ningún problema puede resolverse desde el nivel en el cual se generó” De modo que, los cambios sólo son posibles si antes se aprende a funcionar a nivel superior en ciertos aspectos.


De las crisis personales y sociales sólo se sale con más capacitación y más esfuerzo
Las conductas importantes dependen de estructuras profundas y para cambiarlas es necesario realizar cambios estructurales a nivel de creencias, actitudes y sentimientos.


Conclusiones


Los caminos representan las ideas, los valores, los objetivos, las actitudes, los comportamientos, el lenguaje que utilizas y las decisiones que tomas. Ellos son como un cincel que va tallando tu personalidad, de forma lenta pero profunda. Lo que hoy eres depende de los caminos que has seguido en la vida. Tú eres el artífice de tu destino, de tu éxito o de tu fracaso.

Una vez que entras en un camino, la tendencia es seguir adelante; por lo que es importante controlar las cosas antes de que tomen fuerza y se te escapen de las manos.


Una vez que decides lanzarte por el tobogán, recibes un impulso que se acelera progresivamente y te lleva inevitablemente hasta el final.


Muchos caminos son como toboganes. Nadie en su sano juicio piensa ser drogadicto, alcohólico, ludópata o criminal, pero, si comete el error de tentar a la suerte y entra en el tobogan, perderá inevitablemente el control sobre su vida. Las consecuencias ya las sabemos.


En la mayoría de los casos las consecuencias son irreversibles y quienes se "recuperan" quedan tocados para toda su vida, debido a que estos problemas afectan a las estructuras profundas de la personalidad.


Evita contraer deudas con la vida en cualquier aspecto, para que seas siempre libre y puedas avanzar por el camino del éxito.


Muchos errores cometidos en el pasado se convierten en una deuda pesada que nos impide alcanzar los objetivos que deseamos.

"Cuida tus pensamientos, porque se volverán palabras.
Cuida tus palabras, porque se volverán acciones.
Cuida tus acciones, porque se volverán costumbre.
Cuida tus costumbres, porque forjarán tu carácter.
Cuida tu carácter, porque forjará tu destino” Gandhi


Hay muchos caminos que conducen a todas partes pero sólo uno conduce al éxito, a la libertad y a la felicidad. Este camino debes encontrarlo por ti mismo y seguirlo contra viento y marea.

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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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