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Editorial 296

 


Barbarie vs Civilización

 

Hoy, nadie duda de que la especie humana vive un proceso continuo de evolución, guiado por leyes genéticas que escapan al control del hombre. Este proceso avanza de forma irreversible y se acelera cada día gracias al poder de la información.


Los efectos más importantes de la evolución son el desarrollo de la inteligencia y de la conciencia.
Cada persona y cada país viven de acuerdo al grado de evolución que han alcanzado. El grado de evolución determina el grado de desarrollo, de éxito, de libertad y de felicidad que disfrutan las personas.


Todos los seres humanos tenemos un grado de evolución genética similar; pero esta evolución es sólo un potencial que necesita ser activado, programado y desarrollado, de lo contrario, muere, al igual que la semilla que tiene la posibilidad de convertirse en árbol, pero si no echa raíces por falta de tierra, de agua y de abono, muere.


Son muchas las vida humanas truncadas por falta de evolución. Son muchas las personas que existen pero son pocas las personas que viven de verdad por falta de evolución.


El objeto de la evolución es el desarrollo y la felicidad.


Al principio el ser humano era un simple animal salvaje que se regía por los instintos como cualquier animal actual, pero un día comenzó a evolucionar y fue desarrollando la inteligencia y aprendió a controlar los instintos. De esta forma surgió la civilización y los seres humanos aprendieron a convivir bajo ciertas leyes.


En realidad, las leyes son la frontera que separa la barbarie de la civilización. Mientras los seres humanos conocen las leyes y las cumplen, tienen controlados sus instintos y pueden convivir en paz, pero, cuando se quebrantan las leyes, se impone la ley de la selva, surge la barbarie y se destruye la civilización.


Aunque los seres humanos hemos evolucionado, nuestras raíces profundas son las de un animal salvaje. Todos llevamos dentro un salvaje que necesitamos controlar por medio de una educación que enseñe principios, valores, criterios, normas y disciplina.


Todos los seres humanos tenemos un fuerte impulso agresivo que se activa cada vez que alguien nos molesta o cuando vemos que alguien es injusto, corrupto o abusador. En estos casos nuestro primer deseo es hacer justicia, pero pronto se impone la conciencia moral.


Cuando alguien nos ofende tendemos a reaccionar como animales y si no fuera por la educación recibida estaríamos agrediéndonos como fieras a cada instante.


La historia humana es una lucha sin fin entre barbarie y civilización.


La palabrabra civilización deriva de la palabra latina " civitas " que significa ciudad. El hombre civilizado era el habitante de la ciudad que sabía convivir con los demás, en contraposición con el hombre bárbaro (extranjero), considerado salvaje, sin educación.


Aunque las palabras barbarie y civilización son dos conceptos, también son dos realidades que conviven encarnadas en cada persona y en la sociedad.


El ser humano posee mecanismos internos de desarrollo que obedecen a leyes genéticas de evolución; estas fuerzas de desarrollo son independientes y escapan al control humano. Impulsan al desarrollo, a la creatividad, a la expansión y a la sociabilidad. Gracias a estos mecanismos, la naturaleza humana se ha abierto camino a lo largo de la historia, ha sobrevivido a situaciones a veces insostenibles y ha creado la civilización de la cual disfrutamos.

El ser humano también posee mecanismos de defensa ; son lo opuesto a los mecanismos de desarrollo. Son conductas instintivas, su objeto es la supervivencia; proceden de la mente reactiva. La mente reactiva es instintiva.


La mente reactiva es sinónimo de falta de madurez psíquica, moral y espiritual. Ante cualquier amenaza el ser humano tiende a actuar de forma violenta y desadaptada.


La barbarie es como la plaga, tiende a avanzar y a destruir todo lo que encuentra a su paso, como lo hicieron los bárbaros en la antigüedad.


Si dejas de cultiva un campo verás cómo la maleza comienza a invadirlo; de forma similar, si las personas no se cultivan de forma constante, se convierten en víctimas de sus instintos y de sus pasiones.


La evolución avanza incontenible favoreciendo el desarrollo de la inteligencia y de la conciencia; pero la evolución sólo es una posibilidad, que si no se aprovecha no sirve para nada. En la práctica, la mayoría de las personas viven bastante al margen de la evolución, por lo cual, no se benefician de los bienes que trae consigo.


En realidad, a la naturaleza no le interesan las semillas que no germinan; le interesan las que sí germinan y garantizan la supervivencia de las especies.


A nivel humano tampoco le interesan los débiles, los ignorantes, los que carecen de principios y valores. Le interesan las personas más evolucionadas que son las que garantizan el futuro de la evolución y el futuro de la especie humana.


La lucha entre barbarie y civilización es una guerra sin cuartel instalada en la mente de las personas, y, en consecuencia, en las sociedad.


La barbarie sólo puede ser vencida en la mente de cada persona mediante una educación de calidad. Cuando las personas sean civilizadas en sus ideas, en sus sentimientos y en sus conductas, sólo entonces, tendremos una sociedad civilizada, en la que reinen la paz, la justicia y el bienestar.


No hay que confundir ignorancia y pobreza con barbarie. Tampoco hay que confundir conocimiento, progreso y riqueza con civilización. Existe mucha gente ignorante y pobre muy civilizada y existe mucha gente instruida y rica, poco civilizada.


La civilización no es sólo conocimiento y progreso, es sobre todo, capacidad de convivir en paz, de respetarse a sí mismo y de respetar a los demás, de ser honesto, responsable...

En la lucha contra la barbarie, la mayor responsabilidad recae sobre las personas más evolucionadas, debido a que ellas tienen más inteligencia y más poder para cambiar las cosas.


Con frecuencia, el avance de la barbarie se debe a que las personas más desarrolladas no han cumplido con su misión social día a día.


Las personas y la sociedades evolucionadas sólo se activan cuando la barbarie amenaza su seguridad.


Cada cierto tiempo surge la barbarie, la cual se manifiesta en situaciones políticas, económicas y sociales que amenazan con destruir todo a su paso. Se generan crisis, temores, angustia, y las personas, en vez de activar sus mecanismos de desarrollo, se ponen a la defensiva.


La barbarie no surge por generación espontánea, es el resultado de un proceso. Cuando las personas o la sociedad se alejan de los valores morales que sirven para controlar los instintos, el egoísmo y las pasiones, y, cuando se alejan de las leyes y normas sociales, que sirven para proteger la verdad, la justicia y la convivencia, puedes estar seguro de que al final se impondrá la barbarie y se destruirán muchas cosas importantes que la sociedad ha construido con esfuerzo y sacrificio.


Todas las guerras y todas las crisis son formas de barbarie que revelan la incapacidad del ser humano para controlarse a sí mismo y para controlar a los demás.


Cada persona debe estar atenta para controlar en sí misma toda conducta que conduce a la barbarie (ignorancia, temor, odio, resentimiento, corrupción...) porque una vez que toma fuerza es difícil controlarla. Por la misma razón, la sociedad debe controlar a tiempo toda forma de barbarie porque una vez que echa raíces se extiende como la cizaña.


Toda forma de dictadura, de esclavitud o de explotación son formas de barbarie que pueden conducir a un desastre personal o social.


La ignorancia, la pobreza, la injusticia, la corrupción, la explotación, la guerra, el terrorismo, la delincuencia, las drogas, etc. son formas brutales de barbarie; pero también existen otras formas sofisticadas de barbarie, tales como el irrespeto, la mala educación, la indiferencia, etc. que causan mucho daño.


Al hablar de barbarie nos viene a la mente la imagen de antiguos guerreros salvajes. Los bárbaros actuales pueden ser mujeres y hombres bien vestidos, con títulos universitarios, con un barniz de educación y con gran habilidad para lograr sus objetivos a costa de personas buenas y confiadas.


La mejor forma de enfrentar la barbarie, tanto personal como social, consiste en estar protegido contra toda forma de agresividad; contra la propia agresividad interna y contra la agresividad de la sociedad. Lo cual se logra con desarrollo personal.


La barbarie sólo puede ser vencida en la mente de cada persona mediante una educación de calidad


Un pueblo civilizado es un pueblo libre. Un pueblo libre es un pueblo civilizado.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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