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Editorial 276

 


Cómo multiplicar el tiempo


Para los niños la vida es una eternidad, mientras que, para los ancianos es un suspiro.
El dinero va y viene, el tiempo sólo se va.
El tiempo se va de forma inexorable y se lleva todo lo que amamos (abuelos, padres, amigos, salud...


Las personas evitan tomar conciencia de lo efímera que es la vida porque genera mucha angustia.
La vida es tan valiosa que hasta los presos condenados a trabajos forzados o encerrados en campos de concentración luchaban por sobrevivir con la única esperanza de llegar a ser libres un día y poder abrazar a sus seres queridos.


El ser humano desea ser inmortal. "No concibe la muerte de sí mismo; sólo concibe la muerte de los demás".


Desde la prehistoria ha construido tumbas, pirámides, cementerios y ha rendido culto a los muertos en un intento de eternizar la presencia de los seres queridos. Los seres queridos forman parte de uno y al morir se llevan parte de nuestro ser y de nuestra vida.


¿Hasta dónde podría llegar el hombre si la muerte no se cruzara en su camino? Pero la vida es así y el ser humano debe renunciar como Moisés a la tierra prometida que se extiende ante sus ojos.
Es triste y doloroso el tener que renunciar a tantas promesas de éxito y de felicidad que ofrece el futuro. Por eso, el ser humano debe vivir con intensidad el tiempo que le da la vida para realizar todos sus sueños.


Una de las dimensiones de la vida es el tiempo. El tiempo es una dimensión muy relativa. Los seres humanos estamos acostumbrados a medir la duración de la vida en tiempo cronológico. Pero la vida tiene también otras dimensiones: social, afectiva, intelectual, espiritual.


En estas dimensiones el tiempo no se mide por la duración cronológica sino por la intensidad de los fenómenos vividos. Un minuto de conciencia profunda, de relación íntima, de conexión con instancias supremas, es suficiente para dar un valor total y un sentido de plenitud y de trascendencia a la vida. Las personas que han alcanzado estas experiencias cumbres así lo atestiguan.


Las personas realizadas no tienen esa angustia existencial del tiempo que se va; sienten que han cumplido con su misión en esta existencia y que la vida les ha dado todo lo que podía darles; por eso viven satisfechas en el cuerpo y en el alma, agradecidas a Dios y a la vida.

Einstein habla de la relatividad del tiempo y del espacio. Los seres humanos tenemos un concepto físico del tiempo y del espacio. Pero visto de otra forma, el tiempo y el espacio pueden tener dimensiones casi infinitas. Un minuto de conciencia profunda, de relación íntima, de conexión con instancias supremas, es suficiente para dar un valor total y un sentido de plenitud y de trascendencia a la vida.


El hogar de tus amores, donde vives cada día con tus seres queridos, es un pequeño trozo de la tierra, pero vale para ti más que el universo entero.


Tú puedes multiplicar el tiempo de tu vida y llegar al final de tu existencia con la sensación de haber vivido miles de años.


Las personas viven 50, 80 o más años, pero es un tiempo vacío de contenido, básicamente, porque están obligadas a trabajar en empleos o proyectos ajenos que les impide crecer como personas, porque no pueden ejercitar su creatividad, ni su iniciativa, ni tomar decisiones. Son simples piezas del gran robot económico y social.


Para dimensionar el tiempo es fundamental tener planes, proyectos personales, sueños y libertad para realizarlos.


Cuanto más desarrolladas y exitosas son las personas, más valoran el tiempo y lo invierten en objetivos importantes.


La vida es algo tan valioso que el cuerpo y el espíritu se resisten a la desintegración y a perder en un instante tantos esfuerzos que tuvieron que realizar para aprender a vivir.


Si hoy fuera el último día de tu vida
¿Qué harías?
¿Cómo tratarías a tu esposa/o, hijos, familiares, amigos,...Seguramente que sacarías de dentro de ti tus mejores sentimientos y les dirías lo mucho que les amas, lo feliz y agradecido que estás de compartir con ellos la vida, etc. etc.


Pues, no lo dejes para mañana, porque, tal vez, sea tarde. Piensa cada día que puede ser el último y exprésales tu amor constantemente.


De esta forma valorarás todo lo que amas y serás consecuente con ello.


Esta es una forma de vivir conscientemente e intensamente la vida. Te ayudará a ser la mejor persona que puedes ser. Esta es la mejor forma de multiplicar el tiempo.


El beneficio será una plenitud interna que te hará feliz a ti y a todos los que conviven contigo.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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