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Editorial 274

 


El destino

 

Existen muchas palabras relacionadas con el destino: Hado, fatalidad, acaso, sino, predestinación.


El destino era personificado por las Moiras, divinidades que controlaban la vida de cada mortal desde el nacimiento hasta la muerte. El destino era considerado como una fuerza sobrenatural que guiaba la vida de los seres humanos de forma inevitable y fatal hacia un fin desconocido.

Puesto que el Destino controlaba todo, los seres humanos carecían de libre albedrío y de libertad, eran simples juguetes en manos de fuerzas sobrenaturales que actuaban a su antojo.


La vida actual, caracterizada por la prisa, no deja tiempo para pensar, pero hubo épocas en las que los seres humanos tenían todo el tiempo del mundo para encontrarse a solas consigo mismos y hacerse muchas preguntas, tales como: ¿Quién soy? ¿Qué sentido tiene el mundo? ¿Qué significado tiene mi vida? ¿Cuál será mi destino final? ¿Qué hay después de la muerte?


Al margen de estas preguntas de carácter metafísico para las cuáles nunca encontraremos respuestas evidentes, lo importante es cómo vivimos nuestra vida real.


Existe un determinismo, según el cual, todo en la naturaleza se rige por leyes naturales que se cumplen de forma inexorable; de modo que, aún en medio del caos aparente, todo funciona de forma perfecta y sigue su curso natural. Los científicos no alcanzan a entender el significado del universo, sin embargo, creen que tiene un propósito. El determinismo es una doctrina filosófica que sostiene que todo acontecimiento físico, incluyendo el pensamiento y acciones humanas, están causalmente determinados por la irrompible cadena causa-consecuencia.


Hoy sabemos que vivimos un proceso de evolución que se acelera cada día. Este proceso se caracteriza por el desarrollo de la inteligencia y de la conciencia, lo cual permite vivir mejor y beneficiarse de todos los bienes que obsequia la vida; por lo cual, es importante hacerse preguntas transcendentales, pero es más importante comprender la realidad presente y vivir de forma plena y consciente, sin dramatizar las cosas.


El instinto guía a los animales de forma perfecta. Durante millones de años han sobrevivido en equilibrio perfecto con la naturaleza, pero, al entrar en escena el hombre, ha arruinado el trabajo de millones de años de la naturaleza, debido al mal uso del libre albedrío.


Hasta cierto punto, el hombre tienen el control de su propio desarrollo y de la evolución humana, así como también tiene el poder de autodestruirse, debido al mal uso del libre albedrío

El libre albedrío es el poder que tienen los seres humanos de elegir y de tomar sus propias decisiones. El libre albedrío tiene implicaciones morales, religiosas, sociales y legales. En pocas palabras, el hombre es responsable de su vida y cada acción u omisión tiene consecuencias que no necesariamente se manifiestan de inmediato sino que se harán efectivas en algún momento.


Por mal uso del libre albedrío, los seres humanos acumulan muchas deudas con la vida desde niños. Hay personas que quedan hipotecadas para toda la vida, a nivel intelectual, afectivo, social, moral y espiritual, debido a una educación deficiente. En adelante, estas personas deberán enfrentar la vida sin recursos intelectuales, afectivos, etc. por lo cual, están condenadas a ser mediocres en todos los aspectos.


El libre albedrío supone una oportunidad y también un riesgo. Gracias al buen uso del libre albedrío, muchas personas triunfan y se convierten en héroes, sabios y santos. En cierta forma, la mayoría de las personas tienen algo de héroe, de sabio y de santo. Pero el libre albedrío también tiene una parte peligrosa, muchas personas se autodestruyen a través de las droga, del alcohol, de la pérdida de los valores, del suicidio, etc.


Todas las personas tienen, en potencia, libre albedrío, inteligencia y conciencia, pero necesitan ser desarrollados a través de la educación. El ignorante tiene un libre albedrío elemental que puede utilizar para elecciones elementales; en consecuencia tendrá éxitos elementales y felicidad elemental. Por lo cual, cada persona labra su destino. Si las personas fueran conscientes de esta realidad se esforzarían en ser inteligentes, buenas, sabias y felices.


Nadie sabe cuál será el comportamiento de la sociedad dentro de cinco años, y, menos aún dentro de diez, veinte o más años.

El caos nos recuerda que todo existe en un proceso dinámico de cambio permanente que se acelera cada día, lo cual exige adaptación, y que, la mejor garantía para sobrevivir en el futuro está en ser consistentes en lo esencial, y, a la vez, ser flexibles y creativos.


Podemos aceptar que existe el destino que nos han permitido nacer, pero a partir de aquí, lo que determina nuestra vida es la educación recibida en la infancia y las decisiones que hemos tomado. Cada persona construye su destino. Hoy somos el resultado de las decisiones que hemos tomado a lo largo de la vida y mañana seremos el resultado de las decisiones que tomemos a partir de hoy. Tú decides como quieres que te vaya en la vida.


Los que triunfan es porque, en algún momento de su vida, tomaron la decisión inquebrantable de triunfar y luego, a través de sucesivas decisiones han consolidado su desarrollo. Cuando las personas entendamos que cada uno depende de sus decisiones, de sus actitudes, de sus ideas, de su lenguaje y de sus decisiones; cuando entendamos que “La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días". Benjamin Franklin, entonces seremos más conscientes y responsables. Comprenderemos que es importante hacer bien las cosas, porque todo lo que hacemos nos marca de alguna forma para toda la vida y comprenderemos que el verdadero éxito está en tratar de ser la mejor persona que podemos ser en cada momento.


Si el éxito dependiera de “grandes golpes de suerte” tendríamos mil justificaciones para no triunfar; pero, el éxito depende de “pequeñas cosas que ocurren todos los días” las cuales están al alcance de todos; por lo cual, quienes fracasan no tienen excusas. Por esta razón la naturaleza es inflexible y no perdona a nadie.


Acaba de aparecer la noticia y el video del joven Liu Wei, un chino de 23 años que perdió los dos brazos cuando tenía 10 años, tras una electrocución. Liu Wei conmovió hasta las lágrimas al público chino, interpretando al piano distintas melodías con los dedos de los pies.


Existen millones de casos increíbles que prueban que, por encima del destino está la decisión personal.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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