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Editorial 267

 


¿Cuál es tu deuda con la vida?

 

La naturaleza es muy generosa. Nos ha obsequiado infinidad de bienes. Nos ha dado la vida, un cuerpo sano y maravilloso, una inteligencia brillante, el libre albedrío para decidir lo que queremos, la capacidad para amar, crear y disfrutar de tantas cosas maravillosas que tiene la vida.


Pero todas estas posibilidades pueden ser truncadas por deudas contraídas con la vida por no cumplir en cada etapa con los deberes correspondientes.


La ley de la vida es crecer, pero, si las personas no adquieren desde niños los conocimientos adecuados, si no aprenden la suficiente autodisciplina, si no desarrollan hábitos eficaces en muchos aspectos, si no se integran en la sociedad de forma exitosa, entonces, están adquiriendo una deuda con la vida. Como es lógico, la falta de funcionalidad, hará que la deuda vaya creciendo con los años.


Los niños crecen y se convierten en adultos. La mayoría de los adultos tienen una deuda muy grande con la vida. Esta deuda la han contraído casi sin darse cuenta. Es el resultado de una educación deficiente que los reprimió de muchas formas en vez de educarlos para la libertad y la autodisciplina.


La represión pudo ser brutal o sofisticada, los efectos son silmilares. El excesivo control o la excesiva libertad son también dos formas de reprimir. Pero el ser humano es libre, por lo cual, al final, cada persona es el resultado de sus propias decisiones. Lo que hoy somos es el producto de millones de decisiones que hemos tomado a lo largo de la vida y mañana seremos el resultado de las decisiones que tomemos a partir de este momento. No importa las circunstancias en las cuales nos toque vivir, siempre somos responsables de nuestra vida.


Todas las personas deberían ser inteligentes, capaces, responsables, libres, exitosas y felices, pero la realidad es otra muy distinta; casi todas las personas tienen deudas muy grandes contraídas con la vida. Deudas por: baja autoestima, poca preparación, poca disciplina, pereza, complejos, temores, angustia,egoísmo, etc. Los "intereses" que tienen que pagar por estas deudas son tan grandes que apenas les queda energía para sobrevivir. De esta forma, la vida, que debería ser una experiencia maravillosa, se convierte en una "angustia existencial"


La naturaleza es inmensamente rica y generosa, reparte bienes a manos llenas; pero también es justa y desea que todos los bienes que reparte florezcan y se multipliquen.


La naturaleza se rige por la ley de Causa y Efecto, por lo cual, cada quien es lo que hace de sí mismo y recibe en proporción de lo que da.


La naturaleza no se queja ni reclama, sólo deja que se cumplan las leyes naturales. La ignorancia, el subdesarrollo, la angustia, el estrés e infinidad de enfermedades psicosomáticas son la consecuencia de la deuda contraída.


A través de estas manifestaciones la naturaleza advierte, informa e invita a rectificar. Invita a pagar la deuda contraída. Pagar la deuda supone trabajar para desarrollar la inteligencia, fortalecer la autoestima, responsabilizarse de sí mismo, aprender a convir con los demás, ser más productivo en todos los aspectos, aprender a vivir en paz, a ser feliz y a compartir los bienes que la naturaleza nos ha dado.


Sólo cuando pagues tu deuda con la vida serás libre para lograr todo lo que ambicionas.


La naturaleza es magnánima y nos da la oportunidad de pagar la deuda en cómodas cuotas; pero es justa y no permite que nadie evada su responsabilidad.


Hay personas que se dan cuenta a tiempo del daño que les causa su deuda con la vida y tratan de rectificar. Hay personas que se dan cuenta muy tarde, cuando casi es imposible rectificar y hay personas que nunca se darán cuenta; pero "La ignorancia de la ley no excusa de su cumplimiento" porque se entiende que es responsabilidad de cada persona el conocer las leyes que rigen su vida.

 

La naturaleza te ha bendecido con infinidad de bienes: el milagro de la vida, un cuerpo sano y maravilloso, una inteligencia brillante, el libre albedrío para que seas dueño de tu destino, capacidad para amar, para crear y para disfrutar de este mundo maravilloso. ¿Qué más quieres?
Pero la naturaleza que te ha obsequiado tantos bienes, desea verlos florecer y multiplicarse.

 


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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