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Editorial 262

 


Problemas, problemas, problemas

 

La vida es desarrollo, cambio y adaptación. Es un proceso que se inicia con el nacimiento y no termina hasta el día de la muerte. Como la vida es lucha y competencia, debemos comenzar por entender que, cada día debemos superar ciertos obstáculos o problemas, o si prefieres verlo en positivo, cada día debemos lograr ciertos objetivos o éxitos.

Los problemas son parte esencial de la vida, estimulan y mueven a la acción. Tenemos un concepto negativo de los problemas, como si ellos fueran los causantes de nuestra angustia existencial, de nuestros fracasos y de nuestras desgracias.


Los problemas son obstáculos que aparecen en el camino, los cuales tenemos que superar para poder avanzar. Cada vez que superamos un obstáculo nos superamos nosotros mismos y nos ponemos a valer. Los héroes se forjan en la guerra.


Vistas las cosas de esta forma, los obstáculos no son nuestros enemigos. Nuestro verdadero enemigo somos nosotros mismos: nuestra ignorancia, pereza, egoísmo, irresponsabilidad e incapacidad.


La vida es una carrera con obstáculos. Los obstáculos están ahí desde siempre. Nos están esperando en el camino para probarnos. Todos sabemos que la vida es lucha en todos los aspectos. Es una lucha intelectual, profesional, económica, social, moral y espiritual.


Esta lucha la observamos en el día a día y vemos lo que ocurre a quienes fracasan; sin embargo, no aprendemos, no tomamos nota, pensamos que eso no nos va a pasar a nosotros, por esta razón es poco lo que hacen las personas para superarse, por lo que, la pereza y la mediocridad es el denominador común de las personas.


Así las cosas, las personas y la sociedad acumulan deudas con la vida en forma de ignorancia, de pobreza, de pereza y de irresponsabilidad. No se preparan para enfrentar los problemas presentes y los problemas venideros. Como es lógico, deberán pagar las consecuencias en forma de fracaso y frustración.

Si vemos los problemas como retos y estamos preparados para resolverlos, entonces, los problemas se convierten en una oportunidad para aprender, para progresar y para sentirnos exitosos, pero, si no estamos preparados, entonces, los problemas serán causa de fracaso y frustración. Como podemos observar, el problema está en la incapacidad de las personas.

Un examen es un problema para quien no ha estudiado, pero es una oportunidad de éxito para quien se ha preparado. Escalar una montaña es algo imposible para quien no es escalador, sin embargo, es un placer inmenso para un alpinista. etc. etc.

 

El verdadero problema de la vida es no estar capacitado.

Cuando una persona funciona bien, las cosas le van bien, y cuando funciona mal, las cosas le van mal. En un mismo lugar y en las mismas circunstancias hay personas que tienen problemas y otras no, lo que nos permite concluir que: Los problemas están en las personas.


Los problemas no surgen por generación espontánea, tienen un proceso. Los problemas pequeños pueden surgir en cualquier momento, pero los problemas grandes tienen una historia larga que ha venido construyendo la persona a través de decisiones equivocadas o bien de omisiones e irresponsabilidades. A veces, pequeños detalles acumulados generan grandes problemas.

Según este lo expuesto, no es que el mundo esté mal, son las personas las que no funcionan bien y tienen el mundo patas arriba. Ahora bien, el mundo ha estado patas arriba desde siempre, debido a errores acumulados a lo largo de la historia.


Como los problemas de la sociedad son muy complejos, la solución de los mismos supone un proceso muy largo; sin embargo, cada persona en particular puede cambiar sus situación en poco tiempo si se lo propone.


No veas la vida como problema sino como una oportunidad para aprender y crecer.


Todo lo que hacen los seres humanos está orientado a resolver problemas y a satisfacer sus necesidades. Los problemas y las necesidades son grandes activadores de la sociedad, pero el mayor activador es el espíritu de superación.


Cuando las personas resuelven los problemas y satisfacen sus necesidades dejan de actuar; sin embargo, el espíritu de superación es un estímulo constante.


Cuando las personas y la sociedad no funcionan bien, se multiplican los problemas y las personas tienen que abocarse a resolverlos, con lo cual no tienen tiempo para dedicarse a proyectos de desarrollo personal. Al no evolucionar siguen atrapadas en la misma dinámica mientras el mundo evoluciona. Esta es la razón por la cual las personas sienten que las cosas no cambian a pesar de sus esfuerzos.


Cuando las personas y la sociedad funcionan bien, se reducen los problemas y los seres humanos pueden dedicarse a proyectos de desarrollo. De aquí la importancia de no acumular problemas y de mantener en alto el espíritu de superación.


Aspectos positivos de los problemas


1. Son un estímulo. Movilizan a las personas en la búsqueda de soluciones.
2. Son una escuela de aprendizaje.
3. Enseñan a ser humilde y a comprender la fragilidad y las limitaciones del ser humano.
4. Desarrollan la creatividad. Cada problema obliga a inventar una solución original.
5. Ayudan a forjar la personalidad.
6. Son retos que sirven de entrenamiento para triunfar en el futuro.
7. Ayudan a comprender la realidad de la vida y de las personas.
8. Enseñan a ser previsor, prudente, honesto y perseverante.
9. Enseñan a comprender que la vida es lucha y es necesario prepararse y adelantarse a los hechos en vez de esperar que las cosas ocurran.
10. Ayuda a comprender el valor del trabajo y de otras muchas cosas que no valoran quienes tienen la vida fácil.


Para quienes funcionan bien, los problemas son una escalera que les conduce al pináculo de la gloria y para quienes funcionan mal, los problemas los hunden en el abismo.


El valor que tenemos hoy como personas, lo debemos a problemas que hemos superado. Los problemas superados son los que dan sentido y valor a nuestra vida y a los logros obtenidos.

No son los problemas los que nos hacen daño sino nuestra actitud y nuestra incapacidad para resolverlos.


Los problemas puede hundirnos en el abismo o puede llevarnos a la gloria.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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