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Editorial 257

 


Vivir a la deriva

 

Uno de los mayores sufrimientos del ser humano es la angustia existencial.

El ser humano se pregunta constantemente, de forma consciente e in consciente:
Quién soy, qué hago en este mundo, para qué sirvo, qué he hecho de mi vida, a dónde voy, etc. En definitiva, se pregunta por el significado de su existencia.

 

Cuando encuentra que su vida tiene un sentido y un propósito importante, se siente bien y su vida transcurre de forma satisfactoria; pero, cuando cree que su vida carece de sentido, se produce un vacío interno, una angustia existencial insoportable, algo así como si se desintegrara por dentro. Esta angustia es constante y atormenta sin cesar. Las personas que la sufren tratan de evadirla pero no lo logran porque está ahí, clavada en la mente.


Todos hemos vivido momentos de angustia existencial, en los que parece que todo se acaba para siempre. Esto ocurre cuando a un niño se le muere su madre y siente que queda sólo en la vida. Cuando a una joven le traiciona su novio y ve convertido en añicos el sueño de su vida. Cuando una familia pierde su casa y queda en total desamparo. Cuando un terremoto o una inundación se lleva todo lo que amamos, personas y cosas. Cuando un empresario queda totalmente en la ruina, etc, etc.


En estos momentos la angustia existencial es absoluta y la depresión es tal, que muchas personas se suicidarían si no estuvieran protegidas por el instinto de vida o por ciertos valores.


Aparte de estos casos extremos y circunstanciales, existen muchas personas que viven a la deriva, sin metas, sin rumbo. Carecen de proyectos e ilusiones, no tienen por qué vivir ni por qué luchar. Deambulan por la vida por caminos que no llevan a ninguna parte. Cualquiera diría que son felices porque no tienen responsabilidades y hacen lo que quieren, pero en el fondo son los seres más desdichados del mundo.


Saben que no controlan su vida, sienten que son juguetes en manos de un destino incierto que los tira de aquí para allá como muñecos de trapo.


Viven constantemente con una sensación de vacío interno, tratando de matar el tiempo, convertido en pesadilla interminable.


Es muy doloroso sentirse perdido y solo en un mundo "ancho y ajeno" rodeado de mucha gente a quienes no les importas nada.

Por qué hay tantas personas que viven a la deriva

- Lo lógico sería que cada persona tuviera una buena estructura mental que le proporcionara autoestima, fe e ilusión en la vida. Lo lógico sería que todas las personas tuvieran suficientes conocimientos y preparación para producir lo que necesitan y así no depender de los demás. Lo lógico sería que cada persona trabajara en un proyecto personal en vez de depender del trajo que le da una empresa. Lo lógico sería tener autodisciplina y controlar la propia vida, tener una seguridad a futuro, tener una ilusión por la cual luchar, etc. Pero las cosas no son así.

Todo en la vida se rige por leyes y quien no funciona correctamente está condenado a sufrir las consecuencias de su ineptitud.


Son muchas las personas que viven a la deriva por diversas razones


- Porque recibieron una educación carencial en la infancia, en lo intelectual o en lo afectivo o en ambos aspectos, lo cual les incapacitó para madurar, para tomar conciencia, para actuar de forma inteligente, para aprender y para triunfar.


- Porque fueron irresponsables y no asumieron el propio desarrollo, lo que hizo que quedaran desadaptadas a la realidad de la vida.


- Porque fueron ignorantes o ingenuas; ambos defectos se pagan caros.


- Porque dependieron demasiado de otras personas en vez de luchar por ser independientes y autosuficientes.


- Porque no previeron que las cosas cambian y es necesario controlar a tiempo todos los aspectos importantes relacionados con la propia vida.


Podemos añadir cientos de razones, las cuales se pueden resumir en una sola: Falta de funcionamiento.


Todos vivimos un poco a la deriva y sufrimos de angustia existencial, debido a que la vida es competencia e incertidumbre; pero existen unos límites aceptables que no afectan la salud mental ni la calidad de vida y existen otros que afectan seriamente la salud mental con todas sus consecuencias.


El alcoholismo, las drogas y otras formas de conductas extremas son intentos fallidos de evadir la soledad interna, la angustia existencial, la falta de sentido de la vida.


Son muchas las personas que caminan por la calle, al parecer con objetivos claros, pero, en realidad caminan a la deriva, viviendo por vivir.


Es necesario hacer un alto en el camino y reflexionar sobre el modelo de educación que estamos impartiendo y sobre el modelo de vida que estamos promocionando, porque una vez establecidas las premisas se siguen automáticamente las consecuencias.


Es posible que el desastre ecológico que estamos causando en la naturaleza, sin que le importe de verdad a nadie, sea sólo el anticipo del desastre humano.


Las enfermedades mentales (angustia, depresión, estrés, agresividad, suicidios... tienden a crecer como consecuencias del debilitamiento de las estructuras afectivas, morales, sociales y espirituales de las personas.


Lo expuesto es un llamado de atención para que tú y yo y tanta gente buena que hay en el mundo trabajemos para despertar la conciencia dormida de las personas.


A lo largo de la historia la humanidad ha pasado por muchas crisis y se ha salvado gracias a las personas buenas que han dado la cara por la humanidad.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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