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Editorial 240


Crisis de la familia

 

¿Por qué en los últimos cien años las familias han reducido su tamaño drásticamente?

¿Por qué aumenta el número de divorcios?

¿Por qué aumenta la agresividad en el seno familiar?

¿Por qué el cuidado de los abuelos es ahora un problema familiar? etc.
Muchos lo atribuyen a la pérdida de valores. Y, ¿Por qué se pierden los valores?

 

Hay quien opina que el desarrollo económico y la facilidad de la vida es la causa del relajo moral y de la pérdida de los valores. Pero esto no explica la razón del por qué cambian los valores o entran en crisis y por qué están ligados a la economía.


Las personas vivimos en grupos porque necesitamos la ayuda de los demás para sobrevivir. El ser humano es social, lo que quiere decir que cada individuo es incapaz de sobrevivir por sí solo. Los grupos son el mecanismo biológico mediante el cual la especie humana, intercambia esta ayuda que necesita para sobrevivir. En otras palabras, el grupo y, en primer lugar, la familia, es el mecanismo fundamental sobre el que se sostiene la supervivencia de la sociedad. Muchas otras especies también sobreviven porque viven en sociedad.


Por tanto, vivimos en familia porque sin ella no podríamos sobrevivir. La familia no ha sido un capricho, ni una imposición ideológica, sino una necesidad vital para la supervivencia individual. Como cualquier otra especie, los humanos desarrollamos mecanismos de comportamiento social. La familia, como el grupo articulador de nuestra evolución social, ha constituido el pilar fundamental de nuestro éxito biológico.

Pero esta respuesta, que hasta hace muy poco era la correcta, empieza a ser dudosa porque no corresponde con los hechos actuales. Hoy comenzamos a ver que se puede sobrevivir sin familia, pero no fue así en el pasado.


Lo que ocurre hoy con la familia sólo puede ser comprendido bajo un punto de vista evolutivo , según el cual, toda entidad viva: nace, evoluciona y se extingue bajo la presión de la lucha por la existencia.


Importancia de la organización social para la supervivencia

Somos la especie que tiene la organización social más compleja y eficaz de todas. Nuestro éxito y dominio no provienen de la inteligencia o capacidades de cada individuo en particular sino de la coordinación y la colaboración de dichas capacidades en el seno de una organización social.


Cada logro de nuestra especie ha sido alcanzado cuando la estructura social estaba preparada para ello. Por ejemplo: Para realizar el Proyecto Apolo que llevó al hombre hasta la luna, no se necesitó un individuo muy inteligente sino un grupo de miles de personas capaces que unió su experiencia.


En nuestra especie, nada importante es fruto del individuo, sino de la organización social. Esta es nuestra fuerza frente a las demás especies. En definitiva, nuestra evolución social precede y es el motor de todas nuestras creaciones como especie.


A veces surgen sabios y genios que crean cosas impresionantes, pero su capacidad mental es producto de la evolución alcanzada por la sociedad.

Nuestro origen no fue nada esplendoroso. La especie humana tuvo que luchar contra muchas penurias y dificultades extremas. Tuvo que aprender a organizarse y funcionar en equipo para defenderse, lograr alimento y sobrevivir. En un mundo hostil y poblado de fieras, sólo las especies que lograron adaptarse a situaciones adversas lograron sobrevivir y éste fue el caso afortunado de nuestros antepasados los chimpancés.
¿Dé qué le podría servir a un chimpancé el caminar erguido y todas las herramientas frente a un león o a una jauría de perros salvajes?

 

¿Por qué sobrevivió la especie humana?

Fue el desarrollo de la estructura familiar lo que le permitió protegerse de los depredadores. Una familia de chimpancés podía recolectar en el suelo y uno o varios individuos encaramados en lo más alto de algunos árboles cercanos, podía vigilar y prevenir de cualquier ataque. Ante la más mínima sospecha del acercamiento de un depredador, los observadores podían avisar a los miembros recolectores y estos tener tiempo suficiente para ponerse a salvo, encaramándose a los árboles. Esta estrategia es más que verosímil y, en cualquier caso, eficaz.

Los grupos familiares que eran capaces de establecer un grado más alto de cooperación adquirían una ventaja frente a los demás y aumentaban sus probabilidades de supervivencia. Empezó, así, una carrera de organización social que aún hoy sigue activa. Cada familia, grupo, comunidad, cultura, nación, etc; sobrevive o se extingue en función de sus habilidades de cooperación.


Fue el desarrollo familiar lo que salvó a nuestros antepasados de la extinción y les dio las riendas de nuestra evolución. Desde entonces, las familias, los grupos, las asociaciones, las organizaciones, las empresas y los estados tienen más o menos éxito según sea su capacidad de organización y de cooperación. Cuando los pueblos entran en crisis oímos eslogans políticos "El pueblo unido jamas será vencido" Es el grito ancestral de supervivencia que llama a la unidad.

Nuestro desarrollo social no está guiado por nuestros genes sino por nuestro cerebro. Los mecanismos de organización social se transmiten de una generación a la siguiente mediante el lenguaje y no mediante la reproducción sexual (genética). Es decir, es una transmisión directa de cerebro a cerebro a través del lenguaje y de la educación.


A cada nuevo avance en el grado de organización familiar le seguían uno o varios logros culturales y tecnológicos. Nuevas herramientas, nuevos conocimientos, nuevas habilidades. En forma progresiva se desarrolló el lenguaje, la inteligencia, el arte, la religión... Estos avances a su vez permitían nuevos avances en la organización familiar y en la educación de las futuras generaciones
Los grupos familiares fueron creciendo más allá de la familia y aparecieron las tribus. Después aparecieron las ciudades y los Estados. Luego la unión de países y finalmente la globalización.

La familia ha sido el grupo de supervivencia principal de la espe cie humana hasta hace dos siglos.

Ahora bien, a lo largo de este tiempo, nuestro modo de vivir en familia ha evolucionado. Y como cualquier otra forma de vida, su evolución está causada por cambios en las condiciones de vida. Por lo tanto, para comprender la actual crisis familiar es imprescindible identificar las nuevas presiones selectivas que obligan a tales cambios.


Nuestro sistema familiar de referencia es el agrícola, es decir, el formado alrededor de una pareja procreadora principal (que tenía la propiedad de la tierra). Además de los hijos, convivían otros miembros familiares (abuelos, tíos, primos, hermanos, cuñados, nietos, sobrinos, etc.). Decimos que este es nuestro grupo familiar de referencia porque ha sido la forma dominante durante los últimos 10.000 años; es decir, durante el Neolítico o periodo agrícola. Y es sólo en las recientes décadas que asistimos a un resquebrajamiento de esta estructura familiar

Esta estructura familiar agrícola fue el resultado de una selección natural estricta que se impuso de generación en generación, de modo que sólo aquellas familias capaces de establecer determinadas formas de cooperación y convivencia sobrevivían.


Las condiciones de la vida agrícola eran extremadamente duras. El lector sólo tiene que hacer el esfuerzo de imaginar cómo era la vida cotidiana de sus antepasados en el siglo XII. Todos hemos visto películas que recrean la vida de hace siglos. El trabajo era durísimo y las probabilidades de supervivencia escasas. De varios niños que nacían, la mayoría moría a causa de distintas enfermedades. La economía era elemental, sólo se comía aquello que se era capaz de extraer de la tierra. No había médicos, medicinas, escuelas, ambulancias, policías, jueces, maquinaria, electrodomésticos, agua corriente, luz..; nada de nada de lo que hoy disfrutamos. Así pues, el único modo de sobrevivir era viviendo en el seno de una familia, lo más extensa y cohesionada posible, que permitía aunar esfuerzos.


Esta selección rigurosa fue fortaleciendo el modelo familiar que todos conocemos y que sigue vigente en nuestra mente. El sistema familiar fue creciendo en valores, creencias, normas y también en prejuicios y mitos Este es el modelo de familia que hemos heredado de nuestros antepasados. Todos sabemos cómo debe ser una familia, qué normas y valores deben presidirla y conducirla. Qué es lo que está bien y lo que está mal. Y así intentamos formar nuestra propia familia, aunque el intento no nos salga como esperábamos.


La raíz de la crisis de la familia reside en el salto gigantesco, en los grandes cambios que se están produciendo desde hace más de 250 años, es decir, desde la "Revolución Industrial".

El inmenso poder que la "Revolución Industrial" ha cambiando la faz de la Tierra y nos obliga a evolucionar para seguir sobreviviendo.


Los biólogos saben de la gravedad del problema que afecta a miles y miles de especies botánicas y animales, muchas de las cuales ya se han extinguido y otras muchas más se extinguirán inevitablemente en los próximos decenios.


La llamada "crisis" de la familia hay que enmarcarla dentro de un proceso general de transformación radical de la tierra y de nuestra especie. No se trata de que la familia se esté reestructurando para adaptarse a las nuevas condiciones. Simplemente, el modelo de familia que conocemos podría desaparecer.
¿Cuándo?
_Nadie sabe, pero los cambios se aceleran cada día.
¿Qué hacer?
_ Leer los signos de los tiempos y tratar de adaptarse a la realidad porque la ley de la vida es: " Adaptarse o morir"
¿A qué adaptarse?
_ Existen muchas opiniones y tendencias... (filosóficas, religiosas, políticas, psicológicas, éticas, sociales...) Y es responsabilidad de cada persona tomar decisiones correctas que le ayuden a sobrevivir.

¿Por qué existe la crisis de la familia?

Al principio hemos recordado que las especies sociales vivimos en grupos porque necesitamos la ayuda y el afecto de nuestros congéneres para poder sobrevivir. El éxito o fracaso personal eran inseparables del éxito o fracaso familiar.


Ahora, nuestra seguridad personal y la de nuestras propiedades dependen directamente de instancias agenas a la familia (jueces y policías. Incluso, si nos roban o nos atacan, no podemos actuar por nuestra cuenta, sino que debemos dejar que sean otros (no la familia) quienes restituyan nuestros derechos o bienes y hagan justicia. No necesitamos a nuestra familia para defender nuestra seguridad ni nuestros bienes, no nos pueden ayudar a resolver estos y otros problemas.


.Tampoco necesitamos a nuestra familia para obtener el alimento y los bienes de consumo necesarios para sobrevivir. Las nuevas organizaciones sociales llamadas "empresas" se han extendido por toda la sociedad apartando paulatinamente a la familia de las funciones de índole económica. Es decir, la familia ya no existe como empresa.


Las empresas actuales están formadas por individuos de muy diversa procedencia y, sobre todo, no ligados entre sí por lazos de parentesco. Evidentemente, la empresa de hoy ya no es la familia de antaño. Funciona bajo normas muy distintas que permiten una gran movilidad entre sus miembros.


Los servicios estatales de protección civil (bomberos, policía, ejercito, etc.) socorren a los individuos en caso de catástrofes y accidentes


Por lo que se refiere a nuestra salud, el valor de los conocimientos medicos transmitidos oralmente de padres a hijos ha desaparecido por completo. Los sistemas sociales de salud (hospitales, centros de asistencia, médicos, enfermeras, farmacéuticos, etc.) nos ofrecen una excelente ayuda para afrontar nuestras enfermedades.

Por último, con respecto a la educación de los hijos, los sistemas sociales educativos van tomando cada día mayor relevancia y peso, despojando a la familia de dichas funciones. Las guarderías, las escuelas, las universidades y todos los centros de formación, junto con los medios de comunicación, ayudan a la formación (educación) de nuestros hijos. De hecho, hoy en día ningún individuo puede desarrollarse adecuadamente sin una prolongada educación en los centros educativos.


Los medios de comunicación juegan un papel muy importante en la educación de los niños y jóvenes debido. La realidad a la que deberán enfrentarse nuestros hijos será muy distinta a la nuestra y los padres poco podemos enseñar a nuestros hijos sobre la realidad que ellos vivirán y, aunque sabemos mucho más que ellos, el problema es que nuestro saber acumulado no les servirá de mucho. Y esta laguna la cubren los medios de comunicación y la sociedad, de los cuales nuestros hijos aprenden cómo va a ser su futuro.


En definitiva, la educación de los hijos no depende sólo de la familia, aunque ésta es decisiva y puede influir mucho, tanto en sentido positivo como negativo.
Cuando un órgano pierde su función, se atrofia y desaparece.

¿Qué le queda, pues, a la familia?

¿Qué funciones primordiales le quedan al grupo familiar?

¿Cuál es la función de la familia actual en la supervivencia de sus miembros?

¿Cuál es el futuro de la familia?

Todo depende de cómo funcione la familia, cuál sea la interrelación entre sus miembros y cómo logren vivir unidos superando la "crisis" generalizada.
Para que la familia sobreviva tiene que ser funcional, es decir, debe garantizar la supervivencia y el desarrollo de sus miembros.


No dejes que las circunstancias programen tu vida; crea las circunstancias para que trabajen a tu favor.
Las cosas cambian con rapidez y lo que hoy es de actualidad, mañana será obsoleto, de modo que, una forma de prever y de adelantarte al futuro consiste en cultivar una mente flexible, creativa y en actitud de cambio.


Prever es crear las condiciones que garanticen el éxito sostenido, independientemente de como funcione la sociedad. Sin embargo, el destino y el azar son caprichosos e impredecibles, de modo que, el riesgo será tu compañero inseparable de camino.


La posibilidad de sobrevivir y de triunfar, depende de tu capacidad de prever y de seleccionar entre varias alternativas, las que conducen a la "mutación", es decir, al desarrollo.


En la vida no sólo se extinguen especies genéticas sino también especies culturales. Se extinguen todas las formas culturales neolíticas, la agricultura, la artesanía, la aristocracia, la monarquía, etc. Pero de entre todas, la que más nos duele y más nos afecta, es la extinción de la familia porque nos deja indefensos ante el porvenir.


La familia ha perdido casi todos los poderes pero le queda la función afectiva , sin embargo el afecto no es otra cosa que la ayuda prestada para la supervivencia, y, en consecuencia, la familia está perdido también función afectiva.


¿Qué hacer?
Muchos piensan que la crisis de la familia se debe a un proceso de atrofia y que la familia desaparecerá en el futuro.


Creemos que la familia sigue vigente, que es útil para nuestra supervivencia y que sus problemas son sólo de adaptación.


Recomienda Este Editorial
 
    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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