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Editorial 235 - 3

 


Sectas

 

Los tres pasos para conseguir el control de la mente

 

5.1. La descongelación


Para predisponer a una persona para un cambio radical, lo primero es perturbar su realidad. Sus adoctrinadores deben desorientarlo. Sus marcos de referencia para comprenderse a sí mismo y a su entorno deben ser cuestionados y destrozados. Cambiar su visión de la realidad abatirá sus defensas naturales contra los conceptos que desafían su realidad.

 

Hay muchísimos métodos para conseguir el descongelamiento. Desorientar psicológicamente a una persona puede resultar muy efectivo. Privarle del sueño es una de las técnicas más comunes y más eficaces para quebrar su resistencia. Además, el cambio de las dietas alimenticias y de los horarios de comida también puede producir un efecto de desorientación.

 

Algunas sectas utilizan dietas bajas en proteínas y alto contenido de azúcar, o una alimentación escasa durante períodos prolongados, para minar la estabilidad del individuo. La descongelación se consigue más fácilmente en un entorno controlado por completo como en una casa aislada, pero también en lugares mucho más accesibles como el salón de un hotel.

 

Los procedimientos hipnóticos constituyen otra eficaz herramienta para descongelar a un individuo y burlar sus mecanismos de defensa. Una técnica hipnótica particularmente efectiva se basa en el uso deliberado de la confusiónpara inducir el estado de trance de modo que sea influenciable.

 

La sobrecarga sensorial, lo mismo que la privación de sensaciones, también consigue desequilibrar por completo a una persona y hacerla más abierta a la sugestión. Un individuo puede ser bombardeado con datos de una fuerte carga emocional a un ritmo superior al que puede digerir. El resultado es una sensación de estar desbordado. La mente se pone en punto muerto y deja de evaluar los datos que recibe a raudales. El recién llegado puede pensar que esto es algo que ocurre espontáneamente en su interior, pero es el grupo quien lo ha estructurado así de forma intencionada.

 

Otras técnicas hipnóticas, como el vínculo doble, pueden también utilizarse para ayudar a descongelar el sentido de la realidad de un individuo. Por ejemplo, el líder de una secta puede proclamar: Todos aquellos que tienen dudas acerca de lo que les digo, deben saber que soy yo quien coloca esas dudas en su mente, para que sepan sin lugar a dudas que soy yo el verdadero maestro.

 

El individuo puede creer o no las palabras del líder, pero las dos posibilidades están cubiertas.
Veamos otro ejemplo del doble vínculo: Si usted admite que hay cosas en su vida que no funcionan, entonces, si no participa en el seminario, le está dando a esas cosas el poder para que controlen su vida. En otras palabras, el mero hecho de estar allí demuestra que es incapaz de decidir si se queda o se va.

 

Ejercicios tales como las meditaciones guiadas, las confesiones personales, las sesiones de rezos, los ejercicios gimnásticos vigorosos, e incluso el cantar en grupo, también facilitan la descongelación. Es típico que estas actividades comiencen de forma inocente, pero poco a poco se vuelven más intensas e intencionada conforme progresa el taller de trabajo o el seminario. Casi siempre son realizadas en grupos, lo que implica la falta de intimidad y frustra la necesidad del individuo de estas a solas, pensar y reflexionar.

 

En esta etapa del descongelamiento, a medida que los sujetos se debilitan, la mayor parte de las sectas les bombardean con la idea de que tienen graves defectos: son incompetentes, están enfermos mentalmente o su espiritualidad es nula. Cualquier problema que sea importante para el individuo, como el bajo rendimiento en los estudios o en el trabajo, el exceso de peso o las dificultades en sus relaciones personales, son exagerados hasta el infinito para probar que uno no vale nada. Algunas sectas pueden ser bastante virulentas en sus ataques personales, llegando con frecuencia a la humillación delante de todo el grupo.

 

Una vez que la persona se hunde, está lista para la segunda fase.

 

5.2. El cambio


El cambio consiste en imponer una nueva identidad personal, nuevos comportamientos y nuevos pensamientos y emociones para llenar el vacío dejado por la desaparición de la identidad anterior. El adoctrinamiento de esta nueva personalidad se realiza tanto de modo formal (en seminarios y rituales) como informal (en compañía de otros miembros, con lecturas y audiciones de grabaciones y vídeos). Muchas de las técnicas utilizadas en la fase de descongelación son también aplicadas en ésta.

La repetición, la monotonía y el ritmo: he aquí las tres adormecedoras hipnóticas a través de las cuales se realiza normalmente el adoctrinamiento. Los datos se repiten una y otra vez. Si los conferenciantes tienen una preparación más seria, varían en algo sus charlas para mantener la atención, pero el mensaje es siempre el mismo.

 

Durante la fase de "cambio", todas estas repeticiones se centran en unos cuantos temas básicos. Se les dice a los principiantes lo malo que es el mundo. Esto es así porque la gente común carece del nuevo "entendimiento" que ha traído el líder. El líder es la única esperanza para conseguir una felicidad duradera. A los principiantes les dicen: "Tu personalidad es la que te impide experimentar plenamente la nueva verdad". Tus "viejos conceptos" son los que te mantienen sujeto. Tu mente "racional" te impide acercarte a este fantástico progreso. Ríndete. Déjate conducir y verás.

 

Los comportamientos se moldean al principio de forma sutil, después con más determinación. El material que servirá para construir la nueva identidad se suministra gradualmente, pieza a pieza, y sólo se aumenta el ritmo cuando se considera que el sujeto está preparado para asimilarlo.

 

La regla elemental es: Dile sólo lo que puede aceptar.

 

Otra técnica muy eficaz para el cambio es la "experiencia espiritual" inducida, que a menudo se consigue de manera por completo artificial. El amigo más íntimo del grupo se encarga de recoger toda la información privada del principiante y se la pasa en secreto a los líderes. Más tarde, en el momento preciso, esta información es utilizada de forma sorpresiva. Tal vez semanas después, un líder le entrevista y le habla de cosas íntimas. el principiante piensa que el líder ha leído sus pensamientos o que ha sido informado directamente desde el mundo de los espíritus. Se siente sobrecogido y en adelante tendrá un temor sagrado al líder y un respeto y sumisión absolutos.

 

Tal vez la persuasión más poderosa es la ejercida por los otros miembros de la secta. Para una persona normal, hablar con un adepto adoctrinado es toda una experiencia. Es muy probable que usted no haya conocido jamás a nadie, amigo o familiar, que esté tan absolutamente convencido de saber qué es lo mejor para usted. Un buen adepto jamás acepta un no por respuesta, porque ha sido adoctrinado para creer que si usted no se adhiere, el culpable es él. Esto genera una gran presión sobre el adepto para que triunfe.

 

Cuando uno está completamente rodeado por esta gente, la psicología del grupo desempeña un papel muy importante en el proceso de "cambio". Se organiza adrede a los individuos en pequeños grupos específicos (o células). Quienes hacen demasiadas preguntas son aislados enseguida del grupo principal. En los Moonies, organizábamos equipos pequeños al empezar los talleres de trabajo para evaluar a los reclutas. Los dividíamos en "ovejas" y "cabras", y los destinábamos a sus respectivos grupos. Las "ovejas" eran aquellos que estaban "preparados espiritualmente". Las "cabras" eran individualistas recalcitrantes de quienes no se podía esperar que fueran buenos miembros. Si no se podía "quebrar su actitud crítica" se les pedía con rapidez.

 

5. 3. La congelación


Después de que alguien ha sido quebrado y adoctrinado en el nuevo sistema de creencias, debe ser reconstruido como el "nuevo ser". Se le debe dar un nuevo propósito en la vida y nuevas actividades que consolidarán su nueva identidad. Una vez más, muchas de las dos primeras etapas son empleadas en la fase de congelación. Los líderes de la secta deben estar razonablemente seguros de que la nueva identidad se halle bien consolidada cuando la persona salga de su entorno inmediato. De este modo, los nuevos valores y creencias deben ser interiorizados por el nuevo recluta.

 

La primera y más importante tarea de la nueva persona es denigrar de su anterior personalidad. la nueva personalidad está completamente formada al cabo de varios meses. La memoria del individuo se distorsiona, minimizando las cosas buenas del pasado y exagerando los pecados, los fallos, las heridas y la culpa. Los talentos especiales, los intereses particulares, las aficiones, los amigos y la familia deben ser abandonados, preferentemente en dramáticas actuaciones públicas.

 

Durante la fase de congelación se modela el método primario para proporcionar la nueva información. Los nuevos miembros forman pareja con los antiguos, que se encargan de enseñarle los entresijos. El hijo espiritual es instruido para que imite en todo al Padre espiritual.

 

Esta técnica cubre también otros varios propósitos. Mantiene al miembro antiguo en la buena senda al tiempo que gratifica su ego, y estimula las ansias del nuevo miembro de convertirse en un modelo respetado para poder él también entrenar a los miembros más jóvenes.


El grupo es ahora su única y verdadera familia.

Para acelerar la congelación de un individuo, algunas sectas le dan un nombre nuevo. Muchas le cambian su forma de vestir, el peinado, y todo aquello que pueda recordarle el pasado. Como ya he mencionado, muchas veces los miembros deben aprender a hablar una jerga distintiva o lenguaje simplificado de la secta.

 

Por lo general se ejerce gran presión sobre el nuevo miembro para que entregue sus ahorros y demás posesiones. Esto persigue un doble propósito, además de enriquecer a la secta. Al donar los ahorros de toda una vida congela al individuo en el nuevo sistema de creencias. Y en caso de que pensara en salir de la secta le resultaría más difícil si no cuenta con apoyo económico en el exterior

 

El impedirle dormir, la falta de intimidad y los cambios dietéticos se prolongan durante varios meses, y a veces más. Al nuevo miembro se le traslada a algún lugar lejos de su vecindario y de sus fuentes de influencia, incluso en una nueva ciudad donde no ha estado jamás y donde no conoce a nadie. Esto fortalece aún más la dependencia total respecto a las figuras autoritarias de la secta.


Es típico que al nuevo miembro se le asignen tareas de proselitismo tan pronto como sea posible. Las investigaciones realizadas en psicología social demuestran que nada afirma tan rápidamente las nuevas creencias como intentar convencer a otros para que las acepten. Buscar nuevos adeptos cristaliza la identidad construida por la secta en un plazo muy breve.

 

Después de unas cuantas semanas de proselitismo y recolección de fondos en el mundo exterior, el miembro es, por lo general, reenviado a nuevas sesiones de adoctrinamiento. Este ciclo puede repetirse docenas de veces en el transcurso de los años.

 

Cuando ya ha pasado el tiempo suficiente, llega por fin el día en que se puede confiar en él para que entrene a otros recién llegados. De esta manera, la víctima se convierte en victimario, con lo que se perpetúa el sistema destructivo.


 

6. Doble identidad : la clave para comprender a los miembros de las sectas


Cuando las personas tienen libertad para escoger, es de suponer que elegirán siempre lo que creen mejor para ellas. Sin embargo, los criterios éticos para determinar qué es mejor deberían ser propios y no de algún otro.


En un entorno de control mental, la libertad de elección es lo primero que se pierde.


La razón para esta pérdida es muy simple: el miembro de la secta ya no actúa por sí mismo. Tiene una nueva estructura de identidad creada de forma artificial por la secta, que incluye nuevas creencias y un nuevo lenguaje. La doctrina de los líderes de la secta se convierte en el único mapa de la realidad con que cuenta el nuevo miembro.

 

El adepto de una secta de control mental está en guerra consigo mismo. En consecuencia, cuando se trata con un miembro de una secta, es de suma importancia tener siempre presente que posee dos identidades. Una es la antigua que aún no ha desaparecido y otra es la nueva que aún no se ha consolidado, por lo cual, su conducta es ambivalente.

 

A veces habla y actúa como era antes y a veces lo hace como miembro o clon de la secta. La personalidad que ocupa más tiempo es la identidad de la secta. La vieja identidad únicamente se presenta de manera intermitente. De forma progresiva la personalidad de la secta va aniquilando a su antigua personalidad. Cuando habla tiende a ser autómata con un volumen de voz inapropiado. Adopta posturas rígidas. Su mirada suele ser fría y lejana, desaparece la espontaneidad, la capacidad de admirarse por tantas cosas maravillosas. Tiende a parecerse más a un robot que a una persona. Sus familiares se sienten desconcertados, no comprenden lo que ha pasado y sienten que están ante otra persona.

 

Esta cruda descripción de una personalidad dividida puede parecer demasiado simplista, pero es asombrosamente ajustada. Empezar a hablar con alguien y sentir que, cuando estás a mitad de una frase, una personalidad diferente se apropia de su cuerpo, resulta una experiencia estremecedora. Es importante advertir el cambio y actuar de forma apropiada. Esta es la llave para llegar a la personalidad real del sujeto y liberarlo de las cadenas de la secta.

 

Pese a los reiterados intentos del adoctrinamiento de la secta para destruir y suprimir la vieja identidad y reemplazarla por la nueva, casi nunca se consigue un éxito total. Las buenas experiencias y los recuerdos positivos rara vez desaparecen del todo, aunque, desde luego, la identidad de la secta intentará enterrar los viejos puntos de referencia y sumergir el pasado del individuo. Sin embargo, con el transcurso del tiempo, la vieja identidad se rebela y busca caminos para recuperar su libertad. Este proceso se acelera mediante los contactos positivos con personas que no son adeptos y mediante la acumulación de las malas experiencias vividas en el grupo de la secta.

 

La identidad real de la persona, enterrada muy hondo por la acción de la secta, no desaparece totalmente y sigue teniendo capacidad para ver y registrar las contradicciones que encierra la secta.

 

Siempre me sorprende, aunque yo pasé por la misma experiencia durante mi desprogramación, que durante las largas sesiones, mis pacientes sean capaces de verbalizar incidentes negativos muy específicos que ocurrieron en su etapa de miembros de una secta. Las personas son capaces de recordar cosas horribles, como ser violadas por el líder de la secta, o verse forzadas a mentir, estafar o robar. Las personas estaban conscientes en ese momento de que estaban haciendo algo malo, o que se abusaba de ellas, pero no podían enfrentarse al hecho ni actuar en contra, porque la identidad de la secta ejercía el control mental sobre su conciencia. Pero existen momentos en que surge la identidad real. Una parte esencial del asesoramiento consiste en que la persona saque a la luz sus propias experiencias, de forma tal que pueda procesarlas.

 

En mi trabajo de asesor, he visto una y otra vez que la personalidad real tiene las claves de lo que hay que hacer para invertir el proceso de control mental. Está claro que la personalidad real es la responsable de la aparición de las frecuentes enfermedades psicosomáticas que sufren los miembros de las sectas. He conocido gente que había desarrollado graves problemas de la piel, con lo cual se evitaban los agotadores horarios de trabajo.

 

Otros desarrollaban asma o profundas reacciones alérgicas para poder buscar atención médica y ayuda en el exterior. La personalidad real se expresa también de otras maneras. Puede ejercer presión sobre la personalidad de la secta para ir a visitar a su familia, poniendo como excusa la necesidad de recoger ropas o dinero, o la de hacer nuevos reclutas. También puede mostrar de forma inconsciente indicios cuando habla con familiares o amigos de que desea ser rescatada pero sus familiares y amigos no lo perciben.

 

Diversas familias se han puesto en contacto conmigo después de que su hijo o hija les dijera que no buscaran a un consejero profesional para que les sacara de la secta. En realidad las familias nunca habían pensado en ello, ni siquiera tenían idea de que existía alguien a quien podían pedirle ayuda. En el fondo, sus hijos, a través de este mensaje, les estaban pidiendo ayuda para liberarse de la secta en la cual estaban atrapados mentalmente.

 

La personalidad real también es la responsable de generar sueños temáticos. He conocido a centenares de ex miembros que me han contado que tenían continuas pesadillas durante su permanencia en la secta. Eran los típicos sueños donde aparecían los temas de estar perdido, herido o atrapado. Me han explicado que en sus sueños estaban perdidos en un bosque oscuro, se ahogaban o estaban prisioneros en un campo de concentración.

 

Algunas personas me han dicho que tuvieron una "revelación" que les indicaba que debían abandonar el grupo. Comentaban que, en aquella época, ellos (con la identidad de la secta) no querían abandonar el grupo, pero que su experiencia espiritual era tan poderosa que siguieron las instrucciones y buscaron ayuda.

 

Yo creo que Dios trabaja a través de las personas y que es capaz de indicarles que abandonen las sectas destructivas.

 

Mi creencia de que Dios actúa a través de otras personas se basa, en parte, en una de mis propias experiencias. Cuatro años después de que abandonara la secta por accidente, escuché a mi madre que hablaba con otra persona. Ella explicaba: "No se lo cuentes a Steve, pero recé durante un año para que Dios le rompiera una pierna. Yo decía: Querido Dios, no le hagas mucho daño. Sólo el necesario para que podamos encontrarlo y rescatarlo".


Me quedé anonadado y le pregunté a mi madre por qué no me lo había contado después de tantos años. Ella me respondió: "No está bien rezar para pedir que alguien se haga daño. No quería que te enfadaras conmigo". Claro que no me enfadé. En cambio, acudió a mi memoria lo que me había dicho uno de los enfermeros cuando me sacaban del interior de la furgoneta: "¡No estás muerto de puro milagro!".

 

Como hombre de fe, creo que Dios escuchó las oraciones de mi madre. Me rompí la pierna. Creo que en algún nivel inconsciente, mi yo real fue influido desde lo alto para que me quedara dormido y me despertara en el momento exacto. Desde luego, no puedo probarlo, pero he oído hablar de otras personas que han sufrido accidentes que les condujeron a la libertad.

 

No importa el tiempo que una persona haya pasado en una secta destructiva, siempre hay esperanzas de poder ayudarla. No hace mucho hablé con una abuela de 85 años de edad que abandonó una secta destructiva de Nueva Jersey después de estar quince años en ella. Le brotaban las lágrimas mientras describía lo maravilloso que era volver a ser libre. Yo también lloraba. Sabía exactamente lo que ella quería decir.

 


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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