Editoriales

Editorial 197

 


La caridad es amor desinteresado hacia los demás


En el interior del ser humano luchan dos fuerzas. Las fuerzas de desarrollo que le impulsan a la acción, a la creatividad, a salir de sí y a relacionarse con los demás. Estas fuerzas impulsan la evolución personal y social. Hacen que el hombre aprenda, tome conciencia, quiera triunfar y desee ser digno.


Frente a las fuerzas de desarrollo están los mecanismos de defensa. Los mecanismos de defensa son fuerzas instintivas que se alimentan de la ignorancia del temor, de la frustración y del resentimiento. Como el nombre lo indica son mecanismos de defensa. Generan una forma de reaccionar (egoísta, agresiva y cobarde)


Cierto egoísmo es normal pero un egoísmo exagerado significa un fracaso grave en el proceso educativo. El ser humano se desarrolla en interacción con los demás (dando y recibiendo). La persona egoísta se encierra en sí misma, no da pero tampoco recibe. "El egoísta cierra la mano para no dar pero con la mano cerrada no puede recibir.


Existen varias leyes naturales que hacen refencia a la necesidad de dar para recibir. Según la Ley de Dar, la Ley de Correspondencia, la Ley de Causa y Efecto, etc. Cada uno recibe lo que da. Es necesario dar todo aquello que deseamos recibir. Si lo que buscas es amor, tienes que dar amor; si lo que buscas es prosperidad, tienes que ayudar a otros a que sean prósperos.


"El individuo tiene importancia, no tanto en virtud de su individualidad como en virtud de su condición de miembro de una gran comunidad humana, que dirige su existencia espiritual y material desde la cuna hasta el sepulcro" Einstein


La palabra más frecuente que utilizamos al hablar es yo. "Yo,soy...", "Yo, tengo..." Al hablar estamos constantemente repitiendo "yo", refiriéndonos a nosotros mismos o a nuestras cosas. La palabra "yo" es con mucha diferencia la que más usamos. Deberíamos comenzar por utilizarla menos.


"Vivimos realmente cuando amamos. Sólo una vida vivida para los demás merece la pena ser vivida" Einstein


"El hombre sólo puede encontrar sentido a su vida, corta y arriesgada como es, dedicándose a la sociedad" Einstein

La Caridad es una virtud. Una virtud es un hábito bueno que hace al hombre capaz de hacer el bien de un modo fácil y gratificante.

Las virtudes adquiridas, llamadas también virtudes morales, tienen como objetivo regular la vida personal y la vida social.


Para el creyente existen además las virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. Estas virtudes relacionan al hombre con Dios.


Por la fe las personas creen en Dios como Ser Supremo que gobierna el mundo con justicia, sabiduría y amor, convencidas de que todo lo que ocurre tiene sus razones aunque estas resulten incomprensibles al limitado entender humano.


Por la esperanza, los creyentes esperan con certeza la ayuda de Dios en esta vida y el regreso a la casa del Padre en la otra vida

Por la caridad, los creyentes aman a Dios y aman al prójimo a través de la comprensión, del perdón y de la ayuda.


Las virtudes teologales vivifican las virtudes morales; es decir, que la fe en Dios, la esperanza en Dios y el amor a Dios, proporcionan sabiduría, conciencia y responsabilidad para cumplir bien con las demás virtudes morales. Todo verdadero creyente debería ser un ejemplo de honestidad, bondad, solidaridad, responsabilidad, felicidad, etc.

Muchas personas dicen profesar las virtudes teologales pero en su vida no lo demuestran, lo cual es una contradicción. La caridad no es un simple sentimiento, es una virtud activa que se traduce en conductas de alta calidad (respeto, comprensión, tolerancia, perdón, generosidad...) La caridad es la virtud fundamental de todas las religiones importantes.

La caridad es el mayor valor de la evolución humana. Supone la superación del egoísmo, la aceptación de las personas y la ayuda desinteresada. Si en la sociedad se impusiera la caridad, el mundo sería un paraíso.


Si bien la caridad exige comprender y perdonar y ayudar al necesitado, también exige combatir todo lo que se opone al desarrollo humano como es la ignorancia, la pobreza, la injusticia, la violencia y la corrupción.


La ciencia ha aportado grandes beneficios a la humanidad y es la impulsora del progreso. El progreso ayuda a la evolución de la especie humana pero no la garantiza. Por dolorosa experiencia, hemos aprendido que la razón no basta para resolver los problemas de nuestra vida social. La investigación y el sutil trabajo científico han aportado a menudo trágicas complicaciones a la humanidad [...] creando los medios para su propia destrucción en masa" Einstein. Extraído de un mensaje a los intelectuales, publicado el 29 de agosto de 1948, reflexionando sobre el lado oscuro de la historia de la ciencia.

 

La ciencia es importante porque aporta conocimiento y experiencia sobre la naturaleza, pero la esencia de la evolución humana está en el desarrollo de la conciencia, lo cual sólo es posible a través de la asimilación de principios y de valores morales y espirituales. La ciencia sin principios y sin valores nos conduce a un mundo de robots en el que no habrá espacio para la fe ni para el amor, ni para la vida.


Aunque parezca increíble, la mayor reserva moral de la sociedad (el respeto, la amistad y la solidaridad...) está entre la gente humilde. La gente más capacitada suele ser más "educada" pero menos auténtica.


Es importante tener alguien que nos ame, pero es más importante amar a alquien, porque, el dar enriquece más que el recibir. El que recibe amor es un simple receptor de amor, pero el que lo da, es una fuente productora de amor, y, no hay nada más valioso y gratificante en esta vida que producir amor.


Qué bello sería el mundo si lográramos asimilar este mensaje: La caridad es paciente, es servicial, no es envidiosa, no se pavonea, no se engríe, no ofende, no busca el propio interés, no se irrita, perdona; la caridad no se alegra de la injusticia y se alegra de la verdad; todo lo excusa, cree todo, todo lo espera y todo lo tolera. La caridad no pasa jamás. Corintios 13


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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