Editoriales

Editorial 177

 


Ley del Desastre

 

La Ley de Desastre está relacionada con otras leyes, tales como: Ley de Causa y Efecto, Ley del Caos y Ley de Entropía.
La Ley del Desastre viene a decir que, una vez iniciado un proceso destructivo, éste seguirá su camino, destruyendo todo a su paso hasta llegar al desastre final; a no ser que una fuerza mayor detenga el proceso. Tal es el caso de la Segunda Guerra Mundial. Hitler comenzó un proceso orientado a imponer la raza aria en el mundo entero; sólo la intervención de los Estados Unidos abortó dicha pretensión; pero el intento costó la vida de 65 millones de personas, la destrucción total de miles de ciudades y dejó secuelas que seguirán afectando a la humanidad durante cientos de años.


Una vez puestas las premisas de algo, se desencadena un proceso que sigue las pautas implícitas en las premisas. Si las premisas son positivas el resultado final será el éxito; en caso contrario, el fracaso.


Todo en la vida se rige por leyes (la política, la economía, el aprendizaje, etc.) El conocimiento y seguimiento de estas leyes facilita el éxito.


Todas las cosas importantes son el resultado de pequeñas cosas acumuladas. Una montaña es la cumulación de partículas de roca. El mar es la acumulación de gotas de agua. Un siglo es la acumulación de días. El conocimiento es la acumulación de ideas y experiencias. De forma similar, un desastre es el resultado de la suma encadenada de errores.


Los desastres naturales (Terremotos, tsunamis, tornados, etc.) tienen su génesis; de forma progresiva se van creando las condiciones que conducen al desastre.


De forma similar, los desastres personales, matrimoniales, familiares, empresariales y sociales, no surgen por generación espontánea, también tienen su génesis; son el resultado de errores cometidos en distintos aspectos. Las personas no suelen tener conciencia clara de su deterioro progresivo, por lo que avanzan hacia el desastre personal, matrimonial, etc. casi de forma automática e inconsciente. Algunas personas sí se dan cuenta del proceso destructivo en el que se hallan inmersas, pero es tal la dinámica de la mente y de la sociedad que, en muchos casos, carecen de fuerza para rectificar.


Ciertos fracasos o desastres son inevitables, son parte de la dinámica de la vida. Las personas aprenden y maduran a través de los éxitos, y, sobre todo, a través de los fracasos. Los fracasos dejan al descubierto nuestras fallas, lo cual nos permite rectificar; sin embargo, la mayoría de las personas no aprenden de sus fracasos, por falta de reflexión o porque los justifican, o bien, culpan a los demás o a las circunstancias, en vez de asumir su responsabilidad.


Para triunfar en la vida y evitar desastres mayores, es necesario prever y entender que la vida se rige por leyes. Es necesario saber que todo comienza por algo pequeño que luego crece y se desarrolla. Las ideas, criterios, sentimientos, valores y creencias son el principio del desarrollo de las personas. Todos estos contenidos (ideas, criterios...) si no se alimentan constantemente mueren y el desarrollo de la persona queda truncado.


Si las personas alimentan sentimientos de odio, el odio las dominará y terminarán destruyendo a quienes consideran enemigos, pero antes se habrán destruido a sí mismas.


La vida de muchas personas es un desastre emocional, moral y espiritual, al cual se han acostumbrado y del cual no pueden salir sin ayuda profesional, debido a que su caos es producto de su estructura mental, es decir, de la forma en que piensan y de las decisiones que toman. Para que cambie su situación, necesitan rectifica ideas, valores, sentimientos y conductas.


El sufrimiento, el fracaso y la frustración que tienen que digerir diariamente muchas personas, significa un reto de supervivencia, y, de no ser por el instinto de vida, millones de personas se suicidarían para salir de esa pesadilla diaria.


En la actualidad, más de un millón de personas se suicidan cada año. Lo que llama la atención es que son los países más ricos los que registran mayor índice de suicidios. En Francia se suicidan al año 24,6 personas de cada 100.000. Teniendo en cuenta que Francia tiene 65 millones de habitantes, el número de suicidios al año es de 17.220.


¿Cuáles son las premisas que conducen a esta situación?

Existen ciertos factores personales, como son la filosofía de la vida y las actitudes, que permiten diagnosticar con bastante seguridad, qué personas triunfarán en la vida y quiénes fracasarán.


Las actitudes son formas habituales de sentir y de reaccionar ante la vida en respuesta a los estímulos del medio ambiente.


El éxito y la felicidad del ser humano dependen más de su actitud ante la vida que de las cosas que le ocurren. La vida es como un espejo, nos devuelve nuestra propia imagen; de modo que, lo que nos ocurre y la forma en que nos sentimos habitualmente es producto de nuestras actitudes.


Si quieres ser inteligente, debes actuar de forma inteligente y creativa.

Si quieres tener amigos, debes ser buen amigo y cultivar la amistad como un valor importante.

Si quieres ser rico, debes saber producir, administrar e invertir de forma inteligente

Si quieres triunfar en un negocio o en un asunto, debes conocer las leyes que rigen ese negocio, porque todo en la vida se rige por leyes. Además necesitas experiencia y habilidad en el negocio.

Si quieres ser respetado, debes comenzar por respetarte a ti mismo, por ser una persona digna.

Si quieres ser tomado en cuenta, debes ser educado, respetuoso, sociable...

Si quieres cosechar amor, éxito y felicidad, debes sembrarlos y cultivarlos.

Si quieres ser libre, debes comenzar por liberarte de tus enemigos internos: de la ignorancia, de los temores, del egoísmo, de la pereza, de la ira, de la envidia, etc.

 

Lo que funcionan bien, está protegido contra la Ley del Desatre. La Ley del Desatre afecta únicamente a las personas, a las familias, a las instituciones y a los países que quebrantan las leyes naturales...


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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