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Editorial 175

 


Ley de Motivación

 

La motivación son los estímulos que impulsan a la acción. La motivación genera el impulso necesario para lograr los objetivos. La motivación es la fuerza que mueve el mundo. Es sorprendente la facilidad con la cual aprendemos aquello que nos interesa.


La Ley de Motivación está muy relacionada con la Ley de Atracción o Asociación.


Es importante conocer las fuerzas que mueven al ser humano a actuar de una forma o de otra.


Hoy sabemos que las personas funcionan de acuerdo a la programación mental que tienen grabada en su cerebro. Sabemos también que esta programación es básicamente subconsciente y que se graba especialmente en la infancia a través de la educación recibida de los padres. En cierta forma: Son los padres quienes programan a los hijos para el éxito o para el fracaso. Sin embargo, el ser humano es libre, por lo cual, también juegan un papel fundamental, las decisiones personales.


La motivación o impulso a actuar de determinada forma, nace de la estructura fundamental de la persona; es decir, de lo que la persona es, de lo que piensa, cree, ama y desea.


Esta estructura se forma y consolida con los años. La decisión es el resultado de un proceso mental. Con frecuencia nos cuesta decidir porque no están dadas las condiciones internas, por lo cual, carecemos de motivación, de razones y de convencimiento.


La decisión, más que un acto de voluntad, es producto de la convicción, y la convicción es una certeza interna que proporciona el cerebro cuando existe una estructura mental que garantiza el logro del objetivo. La concvicción no se basa tanto en ideas cuanto en una experiencia interna que nos informa de que están dadas las condicines para logra el objetivo. Cuando estés convencido, nada ni nadie podrá detenerte en tu camino hacia el éxito


La decisión nace de la programación del cerebro y de la motivación. Benjamin Libet, neurólogo de la Universidad de California ha demostrado que nuestro cerebro toma las decisiones casi un segundo antes de que las asumamos conscientemente. Según Singer, lo que el ser humano experimenta como una decisión, no es otra cosa que la justificación posterior a algo que ya ha consumado el cerebro, el cual actua en base a la experiencia propia.


Muchas personas toman la decisión de cambiar... pero no lo logran porque las conductas humanas importantes no son el resultado de decisiones circunstanciales sino de fuerzas subconscientes que constituyen el núcleo de la personalidad. Estas fuerzas se han ido organizando y consolidando a lo largo de los años. Son una síntesis de experiencias, conocimientos, sentimientos, creencias, principios, valores, éxitos y fracasos.


Todo lo que hacemos es un reflejo de lo que somos a nivel profundo y todas las cosas importantes que nos ocurren son el resultado de cómo funciona nuestra mente y de nuestras motivaciones profundas. Recuerda que, todo se rige por la Ley de Causa y Efecto. La casualidad sólo se aplica a hechos fortuitos intranscendentes. El éxito verdadero y la felicidad son una conquista personal que exige una buena programación, método, esfuerzo y perseverancia

En consecuencia, la clave para controlar la propia vida, tomar decisiones eficaces y lograr objetivos importantes, está en programar la mente a nivel profundo con el fin de tener motivaciones fuertes. Lo cual supone: Incrementar los conocimientos y elevar el nivel cultural, mejorar la autoestima y las relaciones humanas; adquirir métodos más eficaces, desarrollar valores superiores y aspirar a metas realmente importantes.


A veces ocurre que hijos de una misma familia, educados con el mismo patrón, toman caminos muy distintos. Todos ellos han recibido semejantes principios y valores, por lo cual, su estructura mental es similar, pero ocurre que las motivaciones son distintas.


La motivación está relacionadas con las creencias, principios, etc. pero, sobre todo, con las emociones. Las emociones dependen de la forma en que la persona percibe la vida, de cómo reacciona y de cómo le va en la vida.


La experiencia indica que en la lucha entre la razón y las emociones, casi siempre se imponen las emociones. Por tanto, la motivación depende de la estructura racional pero, sobre todo, de la estructura emocional, es decir, de aquello que amamos u odiamos. De aquí la importancia de amar profundamente aquello que deseamos alcanzar. Haz lo que amas o aprende a amar lo que haces.


Para amar profundamente aquello que deseamos alcanzar es necesario percibirlo como un valor importante y programarse todos los días para amarlo y desearlo.
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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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