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Editorial 160

 


Ley de Finalidad


Según la Ley de Finalidad todo tiende hacia un fin. Todo sucede por una razón y se ubica dentro de un proceso que avanza hacia un punto final. El mundo desde su origen está evolucionando hacia un fin, de acuerdo a leyes naturales.

La evolución tiene un sentido finalista, teleológico, trascendental. Es decir, que el mundo no existe porque sí. Obedece a una Causa importante y tiende a un fin también importante, el cual ignoramos los seres humanos porque está más allá del alcance de nuestra diminuta inteligencia.


Los científicos, al margen de su posición religiosa, creen que lo que ocurre en el mundo no es por azar, existe un propósito que nosotros desconocemos.

La experiencia nos dice que todo se acaba. Entonces ¿Cuál es la razón de la existencia de las cosas? ¿Cuál es la razón de la existencia humana? ¿Qué significando han tenido las miles de generaciones de nuestros ancestros que nos han precedido en la vida?


¿Por qué y para qué existimos?

Las respuestas que pudiéramos dar son simples conjeturas que dependen de la filosofía o creencias personales. Lo que sí podemos afirmar es que la naturaleza funciona de acuerdo a leyes lógicas, inteligentes, perfectas y necesarias y que la existencia humana tiene un sentido más allá del simple hecho biológico de vivir.


Es importante plantearse ¿Qué quiero hacer con mi vida? porque lo peor que pudiera ocurrirle a un ser humano es "vivir por vivir" Vivir sin ilusiones, sin proyectos y sin metas. El ser humano es inteligente y creativo y necesita expresar su poder.


En la vida existen muchos placeres pasajeros pero el placer de sentirse inteligente, creativo y triunfador, puede convertirse en un placer constante que llene y dé sentido a la vida.
Sabemos cuál será el fin del sol y de la tierra pero nos tiene sin cuidado. Lo que nos importa es saber qué sentido tiene nuestra vida. Por qué y para qué hemos nacido y qué nos espera después de la muerte.
El objeto de la Ley de Finalidad es impulsar el desarrollo humano y la evolución. Pero el desarrollo humano depende del uso inteligente de la libertad, por lo cual, la Ley de Finalidad sólo indica la meta pero no obliga. Señala la meta y por tanto, el camino que conduce hasta ella. Es como una luz al final del camino que nos orienta para que avancemos en la dirección correcta.


La ciencia que estudia el fin último de las cosas es la teleología ; proviene del griego: télos (fin) y lógos (razón) Así pues, la teleología estudia la «razón de algo en función de su fin»,es decir, la razón final de la existencia.


La teleología sólo se interesa en las acciones o fines importantes que forman parte del proyecto vital de las personas. Nos recuerda que estamos de paso en cumplimiento de una misión importante y que es necesario cumplir a conciencia con esta misión para sentirnos plenos y triunfadores.


La Ley de Finalidad nos invita a ver más allá de las cosas, a trascender el mundo material y de los acontecimientos concretos para adentrarnos en el mundo del espíritu y de las leyes que rigen la Historia y el Universo. Nos invita a buscar el sentido de la vida y el sentido y misión de nuestra propia existencia.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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