Editoriales

Editorial 153

 


Ley de Causa y Efecto

 

Todo tiene su causa. Todo sucede por una razón. Las causas más poderosas son el pensamiento y el amor.


El pensamiento genera energía que vibra y se convierte en acción; pero no todos los pensamientos llegan a materializarse. Las personas piensan muchas cosas y diseñan muchos proyectos que al final quedan reducidos a simples ilusiones. Las gavetas de las oficinas y el cerebro de muchas personas están llenos de proyectos que nunca verán la luz.


El pensamiento puede ser positivo (amor) o negativo (odio); de modo que, la causa puede ser positiva o bien, negativa. Las causas positivas siempre producen efectos positivos y las causas negativas siempre producen efectos negativos.


Los efectos del pensamiento recaen en primer lugar sobre la persona que los produce y luego sobre los demás; de aquí la importancia de pensar, hablar y actuar en positivo y de eliminar todo sentimiento de envidia, odio y resentimiento porque son altamente contaminantes.


Toda acción humana está precedida de una intención. La intención "puede ser consciente o inconsciente. La mayoría de nuestras conductas obedecen a necesidades e intereses inconscientes profundos, pero, debido a la educación, hemos aprendido a planificar y controlar conscientemente la acción.


Cada persona es a la vez causa y efecto de sí misma. Causa de su propio desarrollo y su desarrollo es efecto de sus acciones eficaces y de sus decisiones inteligentes y oportunas.


El mundo es contingente, es decir imperfecto, por tanto, no puede ser la causa de sí mismo. La creación exige una Causa Primera. Esta causa debe ser eterna, perfecta, sabia, poderosa, etc. Podernos llamarla Dios, Ser Supremo, Energía u otro de tantos nombres ideados por el hombre. No importa el nombre que le demos; su significado es el mismo.


Esta causa crea el mundo y lo pone a funcionar de acuerdo a leyes sabias y perfectas. Al principio era caos y luego, a través de un proceso que duró millones de años evolucionó hasta llegar a la forma actual.


La humanidad es también causa de su propia historia. Cada país, cada familia y cada persona son causa de sí mismos.


El dinero y el poder son causas "poderosas" son necesarias, pero son sólo causas materiales. La verdadera causa del desarrollo es el pensamiento y el amor. El progreso material crea mejores condiciones de vida y puede favorecer el desarrollo del hombre pero, por sí sólo, no es garantía de desarrollo, como lo confirman tantas personas ricas en bienes de fortuna pero pobres de espíritu.


Las personas creen que los estímulos positivos nos ayudan y que los obstáculos nos perjudican; sin embargo, ambos son necesarios para triunfar. Los estímulos nos impulsan y los obstáculos ponen a prueba nuestro verdadero temple; de modo que, no temas a los obstáculos, porque ellos no son tu enemigo.


Con frecuencia te saldrán obstáculos que te impedirán seguir adelante. En realidad, los obstáculos estaban ahí antes de que iniciaras el camino pero no los habías previsto, por eso te sorprenden y te molestan. Esos obstáculos no te han causado ningún daño; es más, te han enseñado algo. Te han dicho que debes prepararte mejor para llegar lejos. Ahora tú puedes tirar la toalla, buscar un atajo, como hace mucha gente o enfrentar el reto. Si tiras la toalla o buscas el atajo nunca llegarás lejos, porque, si hoy no eres capaz de superar este reto ¿Cómo piensas superar los retos del futuro que pueden ser más difíciles?


Existen muchas personas adultas que no desarrollaron hábitos adecuados en la infancia ni en la juventud y después lo pagan muy caro; son personas inseguras, dependientes y con baja autoestima.


En vista de lo expuesto, es importante desarrollar los hábitos necesarios para ser causa autosuficiente en todo aquello que necesitamos manejar en la vida.


La preparación tiene que ser integral, porque no se trata de triunfar en algo, se trata de triunfar en la vida.
Observa a las personas que triunfan en la vida.
¿Cómo son? ¿Cómo piensan? ¿Cómo hablan? ¿Cómo actúan?
Cada uno es cusa de si mismo

La humanidad evoluciona a través de un devenir constante. En este devenir todo es resultado de un proceso formado por una sucesión incontable de causas, de modo que, no existen causas aisladas; todas las causas forman parte de un entramado (vida, historia, evolución) Esto significa que todos somos causa de todo pero comenzamos por ser causa de nosotros mismos a través de nuestros pensamientos, sentimientos y acciones.


Al nacer somos causa incipiente de nuestro desarrollo pero, a medida que adquirimos conocimiento y experiencia, nos vamos convirtiendo en causa, cada vez más eficiente, capaz de producir efectos superiores, los cuales nos nutren con más experiencia y autoestima.


Este proceso continúa durante toda la vida. El crecimiento biológico tiene un ciclo determinado por la genética pero el desarrollo humano depende de las decisiones personal, por lo cual, cada persona puede llegar hasta donde decide llegar.


En la vida, nada importante se resuelve "ya"; sino después de cumplir con los pasos necesarios. Todo, absolutamente todo, es el resultado de un proceso. Las cosas ocurren cuando tienen que ocurrir; cuando las causas son realmente eficientes; por tanto, no se trata de correr; se trata de saber hacia dónde vas, por qué vas en esa dirección y si estás capacitado para ser causa eficiente y lograr el objetivo; porque, de nada sirve hacer el viaje si no se traduce en un efecto positivo.


Esta consideración nos lleva a comprender que, de poco sirve ser causa de efectos materiales intranscendentes; necesitamos ser causa de cambios importantes.


En esta vida todas las causas positivas son importantes por pequeñas que sean. El último albañil de una construcción es importante pero, diez mil simples albañiles jamás podrán construir obras de embergadura porque su nivel de desarrollo sólo les permite ser causa del trabajo elemental que realizan.


A medida que la humanidad evoluciona necesita ser causa más eficientes, pero nadie puede ser causa más eficiente si no adquiere niveles superiores de desarrollo. Una persona adquiere niveles superiores cuando crece en inteligencia, en conciencia, en autoestima, en motivación, en creatividad y en todas esas cualidades humanas que caracterizan a las personas desarrolladas y triunfadoras


Después de la Causa Primera , las causas más importantes son los genes que mantienen viva la especie humana, los principios y los valores que guían el desarrollo. Existen otras causas que colaboran para que el proyecto humano se haga realidad:
* La sociedad en su conjunto, la cual, a través de una complicada interacción, realiza numerosos ajustes
* Las religiones, guardianas y defensoras de los valores del espíritu.
* Las familias, formadoras del corazón y de la conciencia de los hijos.
* Las escuelas y universidades, promotoras de la inteligencia
* Los científicos que desentrañan los misterios de la naturaleza.
* Las instituciones políticas, económicas y sociales...
* Los medios de comunicación social (la prensa, la radio, la televisión...) los cuales tienen un impacto importante en el pensamiento y en las costumbres.

 

Estas entidades son causas muy poderosas que deciden el rumbo de la historia humana; por lo cual, las personas que las integran y, en especial, quienes las dirigen, deben estar conscientes de su alta responsabilidad.


Existen otras causas particulares cuya influencia es menor, se trata de personas que sobresalen en la sociedad por sus cualidades y son un estímulo (pensadores, santos, artistas.)


Sobre todas estas causas está la causa personal, es decir, la libertad de cada persona para decidir por encima de los condicionantes externos. El hombre es libre y, en consecuencia, responsable de su destino; también es sociable, por lo cual, tiene el deber de procurar el buen funcionamiento de la comunidad, de modo que, además de ser causa de sí mismo debe ser causa de una sociedad más evolucionada.


Nosotros somos el resultado de lo que hemos pensado, de lo que hemos amado u odiado y de lo que hemos decidido durante toda la vida. Dentro de unos años seremos lo que somos más las ideas y sentimientos que cultivemos y más las decisiones que tomemos.


Es maravilloso saber que somos obra de una Causa Primera maravillosa y que, además, somos causa de nosotros mismos por encima de todo lo que ocurra en el mundo, porque somos libres; somos, como decía Platón, demiurgos , pequeños dioses, encargados de convertir las ideas en realidad; pero, esta libertad y este poder conllevan un riesgo y una responsabilidad que la naturaleza premia o castiga de muchas formas.


La Ley de Causa - Efecto es la misma de Acción y Reacción. Todo ser, al actuar como agente causal, produce una modificación en el medio universal que le rodea, el cual reacciona de alguna forma. En el plano intelectual y en el moral se cumple esta ley con exactitud. Lo que se llama suerte o desgracia, no es más que la reacción del mundo a la acción de uno, según la ley de Acción y Reacción; por lo que, a nadie debemos culpar de nuestras desdichas.


Esta ley de Causa y Efecto o Acción y Reacción es equitativa; es la justicia de la Naturaleza , la cual hace que cada quien reciba aquello que sus actos han provocado, en proporción a su cantidad y de acuerdo a su calidad. El que mete la mano en ácido sulfúrico se quema en proporción al tiempo que tenga la mano dentro. El afectado no puede echar la culpa al ácido, sino a sí mismo y debe sacar una lección y una experiencia para el porvenir.


Los efectos de las acciones vuelven siempre sobre el sujeto que las realiza. Si dejas caer un objeto en un estanque se producen ondas concéntricas que se alejan hasta chocar con las orillas, después regresan al centro de donde partieron, hasta restablecer el equilibrio perturbado. Así es la vida, toda acción produce un efecto que regresa.


Las causas originan efectos y estos efectos son causa de otros efectos, forjándose así el hilo del Destino. La ley de Causa y Efecto es fatal y se cumple matemáticamente, pero no quita el libre albedrío, por cuanto queda reservado a la voluntad de cada persona el hacer o no hacer una cosa u otra. Lo que no se puede evitar es el efecto una vez realizado el acto.


Según esta ley, pareciera que todo está sujeto a un determinismo absoluto; sin embargo, el ser humano es libre y cuanto mayor sea su iniciativa y voluntad, más posibilidades tiene de ser dueño y señor de su destino.


A veces ocurre que personas buenas, honestas y capaces tienen "mala suerte" Resulta difícil crer que en estos casos se cumpla la Ley de Causa y Efecto; sin embargo, la ley es sabia y justa y se cumple de forma fatal, por lo cual, deben existir causas o razones que escapan al análisis humano.


La ley de Causa y Efecto es un llamado a la honestidad y a la responsabilidad porque, en definitiva, cada persona depende de la calidad de lo que hace


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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