Editoriales

Editorial 130


Temor al desarrollo

 

El ser humano tiende instintivamente hacia el desarrollo. El objetivo supremo de la vida es el desarrollo del “Yo”. Todas las leyes evolutivas apuntan en esta dirección. Nadie puede quebrantar esta ley impunemente. El precio del subdesarrollo es la dependencia, el temor y la frustración.


El hombre es un ser sociable y por tanto, su desarrollo depende de la forma en que maneja su relación con las demás personas. En definitiva, cada persona es el verdadero artífice de sí mismo.
En teoría, todos los seres humanos nacen libres, con similares capacidades básicas y con los mismos derechos; pero en la práctica, la mayoría de las personas apenas si tienen acceso a un desarrollo mínimo. Parece que existiera un determinismo, es decir, un conjunto de circunstancias que condicionan el desarrollo de las personas. Según esta visión, el ser humano sería un simple juguete en manos del destino.


Debemos admitir que existen muchas circunstancias (ignorancia, pobreza, temores, competencia, autoritarismo...) que condicionan fuertemente la conducta humana; pero, por encima de los condicionantes externos e internos, el hombre posee una inteligencia y una conciencia, que le dan un margen de libertad y le permiten decidir libre y conscientemente; por lo cual, cada persona es producto de sus propias decisiones.


Todo tiene un precio en la vida. El desarrollo tiene un precio muy alto. Exige inversión de tiempo, energía y sacrificio; pero el beneficio es tan gratificante que ninguno de los que apuestan al desarrollo se siente arrepentido.


Sin embargo, la mayoría de las personas renuncian al desarrollo, prefieren la supervivencia. Sin duda, el instinto de supervivencia, que garantiza la vida, es más poderoso que las fuerzas de desarrollo. Esta es la razón por la cual la gente se aferra a una vida sórdida, llena de carencias; como si su único objetivo fuera sobrevivir ganándole a la muerte.


Las mayoría de las personas están atrapadas sin saberlo en el miedo al desarrollo; no tienen ni idea ni fuerza para salir de su situación y aceptan pasivamente el subdesarrollo. Esta actitud mental consolidada durante miles de años de sometimiento es la que imposibilita el desarrollo de los pueblos. Sin embargo, en el corazón de cada ser humano, vive latente el impulso al desarrollo; pero las personas están esperando la voz de un ser desarrollado que les diga: “Levántate y camina”


Las decisiones de supervivencia no exigen razonamiento ni responsabilidad. Las personas subdesarrolladas no se hacen problemas de conciencia ni viven estresadas. Como no tienen aspiraciones tampoco tienen frustraciones. Saben que su futuro no puede ser peor, lo cual les proporciona cierta tranquilidad. Su actitud es casi animal, se conforman con vivir aquí y ahora.


El temor al desarrollo es un mecanismo de defensa que utilizan las personas cuando no se sienten capaces de enfrentar la vida. Creen que inhibiéndose eluden la responsabilidad y se protegen del riesgo a fracasar; pero la vida no perdona; a medida que pasan los años comienzan a surgir síntomas neuróticos y psicosomáticos, como reacción a la frustración.


La frustración es un SOS, una señal de alarma que envía la mente pidiendo rectificación.


La ley de la vida es crecer y nadie puede sustraerse a esta obligación.


Cuando las personas no se desarrollan, sienten que están perdiendo el tren de la vida, que la felicidad se les va de las manos y que los sueños de éxito se alejan más cada día.


El temor al desarrollo es una conducta aprendida de una sociedad competitiva, represiva y conformista.

 

Enemigos del desarrollo


• La ignorancia, el egoísmo y la pereza.


• La sociedad. La sociedad es represiva y trata de ahogar toda idea de desarrollo y libertad; porque teme a las personas desarrolladas y libres, pues ellas pueden detectar la injusticia e inconsistencia de muchas conductas sociales y desenmascararlas. Esta denuncia sería traumática para muchas personas, porque quedaría al descubierto la inconsistencia de su vida. Para evitar este dolor, la sociedad trata de ahogar las conciencias, el pensamiento y el impulso al desarrollo y a la libertad. En esta acción represiva se unen todos los poderes establecidos.


• El temor al desarrollo está asociado a otros temores creados por la sociedad con el fin de reprimir e impedir que las personas tomen conciencia de sus poderes. De este modo nunca reclamarán sus derechos y permanecerá inalterable el orden establecido.


• Una filosofía errónea de la vida.


• El hombre busca con avidez el progreso y la riqueza. Se ha olvidado de sus verdaderas necesidades, de los valores fundamentales de la vida. “Los hombres están vacíos de fe, de amistad, de sueños. Se está secando la fuente de la inspiración”


Cómo superar el temor al desarrollo
• Sin desarrollo no hay éxito y sin éxito no hay autoestima, seguridad, salud, etc. por tanto el desarrollo es condición de vida o muerte.


• Es importante tener presente que la fuerza del desarrollo está en el pensamiento; es decir, en una filosofía correcta de la vida, presidida por valores superiores, impulsada por motivaciones profundas, apoyada en una capacitación integral y encauzada a través de métodos dinámicos y eficaces.


• El punto de partida de todo desarrollo son las ideas. Las ideas programan el cerebro y una vez establecida la programación el cerebro se activa y conduce el proceso hasta el final. Pero el cerebro no es un robot. El cerebro es humano y necesita motivaciones para actuar; por lo cual, además de una programación lógica y valiosa es necesario poner amor e ilusión en el proyecto. El amor es el motor que impulsa al mundo. Sin amor, todo se paraliza.


• El pensamiento y el amor son las claves del desarrollo, de modo que, la idea que tienes de ti y el grado de autoestima van a determinar tu desarrollo. Tú eres lo que sientes de ti, lo que piensas de ti, lo que crees de ti.


Ten presente
• El objeto supremo de la vida es el desarrollo del “yo”.


• A mayor grado de desarrollo, mayor grado de éxito, de felicidad, etc.


• Todas las leyes evolutivas impulsan en esta dirección.


• La decisión de simple supervivencia es casi animal y resulta insuficiente para vivir en nuestra sociedad.


• El desarrollo es interno y depende de una programación mental basada en ideas, sentimientos y valores de calidad.


• La programación para el desarrollo se realiza básicamente en la infancia pero es necesario mantenerla viva durante toda la vida, mediante una capacitación constante y relaciones humanas de calidad.


• El desarrollo es el único camino que conduce a la libertad.


• El subdesarrollo es la síntesis de todas las desgracias.


• Nadie puede impedirte el acceso al desarrollo porque, a pesar de todos los condicionantes; el desarrollo es básicamente una opción personal. La clave está en aprender a seleccionar y cultivar día a día, ideas, personas, sentimientos y decisiones.


• Todo en la vida tiene su precio y la mejor inversión es la del propio desarrollo.


Recomienda Este Editorial
 
    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

comments powered by Disqus