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Editorial 128

 


Temor a la verdad

 

¿Qué es la verdad?
En el Génesis, Dios prohíbe a Adán comer del árbol de la ciencia del bien y del mal.

 

Si Adán hubiera sido obediente, habría vivido por siempre en el Paraíso, en estado de inocencia y de plena felicidad; pero Adán amaba el conocimiento y la libertad; porque son valores superiores a la inocencia ignorante y a la felicidad pasiva; por eso, Adán escuchó a la serpiente, comió y sus ojos se abrieron.


Esta alegoría bíblica que data de hace más de 4000 años es realmente sorprendente. Nos presenta el dilema humano de vivir en la "comodidad" de la ignorancia o en la responsabilidad que acarrea el conocimiento.


Adán optó por el desarrollo en vez de la seguridad, arriesgándose a perder el Paraíso y es muy probable que Adán no se lamentara nunca de la decisión tomada, pues en ese momento es cuando se sintió plenamente consciente y libre.


La clave de la evolución humana está en el crecimiento de la inteligencia y de la conciencia. El conocimiento es la clave de la evolución; por tanto, Dios no pudo prohibir a Adán algo que va en contra de la misma naturaleza.

La prohibición no viene de Dios sino del tabú impuesto por la sociedad. El tabú tiene como objetivo controlar las conductas a través del miedo y del castigo. Han pasado 4000 años pero el tabú sigue en pie de muchas formas y la sociedad que apoya el progreso material se opone al desarrollo del conocimiento porque el conocimiento conduce a la verdad y la verdad es exigente.


La verdad obliga a ser responsable, a esforzarse, a ser consecuente con el propio desarrollo y con el desarrollo de la sociedad. El conocimiento crea conciencia y en consecuencia, responsabilidad. Desde el momento en que conoces el mandamiento: "Amarás a tu prójimo..." estás obligado a amarlo, de lo contrario, tendrás un problema de conciencia. Por esta razón las personas, en general y la sociedad como un todo, prefieren vivir en la ignorancia y de esta forma, evadir responsabilidades.

Si las personas amaran la verdad, lucharía por alcanzarla, pero el tabú sigue en pie, aupado por una sociedad represiva que dificulta de muchas formas el acceso al conocimiento, pero, son muy pocos los seres humanos que aman el conocimiento y desean superarse. La mayoría sólo se esfuerza en adquirir el conocimiento que necesita para sobrevivir.


La sociedad presenta conocimiento y la sabiduría como algo difícil e inalcanzable, al cual sólo tienen acceso unos cuantos privilegiados. Esto es falso. Todo ser humano puede acceder al conocimiento porque tiene el instinto y la capacidad para aprender pero necesita método y motivación.


En el fondo, todos deseamos el desarrollo del mundo; pero hay algo en nosotros que nos lleva a ser cómplices en la defensa del tabú, impidiendo que los demás se superen. Guardamos celosamente nuestra experiencia y secretos profesionales. Envidiamos a quienes nos superan y negamos el apoyo a quienes pueden convertirse en competidores.


En el fondo, el temor a la verdad es temor a nuestra incapacidad para asumir responsabilidades.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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