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Editorial 122

 


Temor a mirar a los ojos

Dice un refrán: “El que nada debe, nada teme”. Sin embargo, existen personas que, debido a una educación crítica y culpabilizadora, se sienten indignas y culpables de cosas que no han cometido y creen que si la gente les mira a los ojos pueden descubrir su mundo interno cargado de culpas.Por esta razón evitan mirar a los ojos.


Los ojos son las ventanas del alma. Muchas personas rehuyen la mirada, porque temen que a través de la mirada los demás pueden descubrir sus sentimientos. Las personas que rehuyen la mirada, poseen una imagen pobre de sí mismas, tratan de ocultar sus temores, complejos, culpas, dudas, etc.


Este temor es muy común, sobre todo cuando nos encontramos con personas desconocidas o personas que tienen autoridad y poder, debido a que pueden causarnos daño.


Se recomienda proyectar una mirada serena y amistosa, de modo que las personas se sienta bien.
Existe el contacto ocular normal, en el cual la mirada dura sólo unos instantes, el tiempo necesario como para decir, te he visto, sé que estás ahí y eres importante para mí.


La mirada prolongada, se utiliza cuando se habla con alguien, pero, aún en estos casos, es recomendable apartar la mirada de vez en cuando. En los demás casos, una mirada prolongada, desconcierta y angustia; puede ser percibida como una intromisión, como una amenaza, como una falta de respeto a la privacidad.


El apartar la mirada de forma indiferente puede significar según el caso, miedo, desprecio o desinterés.


La sociedad tiende a utilizar conductas robóticas, frías e inexpresivas. Al hablar y al saludar hay que mirar a los ojos y expresar, en el apretón de manos, en la palabra, y en la mirada, respeto y afecto.


Los ojos ríen, cantan, hablan y lloran.


La mirada puede ser amable, amistosa o bien, dura, crítica, desconfiada.


Cuánto bien o cuánto mal, podemos causar con la mirada.


Es recomendable utilizar la técnica del espejo, para mirarse de frente, reconocerse, aceptarse, liberarse de temores, de complejos y de culpas, con los cuales nos controla la sociedad. El espejo aprender enseña a mirar de frente a la vida, a la gente y al futuro, conscientes de lo mucho que valemos. (Mírate en el espejo con una mirada firme y serena y repítase mensajes de valor, que refuercen tu autoestima y tu dignidad).


Cree en la bondad de la gente; en que más allá de su apariencia, con frecuencia antipática, se esconde un ser de bondad, dispuesto a reaccionar en positivo, al conjuro de tu actitud amistosa. Si tú cambias, el mundo cambiará para ti.


En este momento, me viene a la mente el caso de Marta, una niña de 10 años. Su complejo de inferioridad era tal, que tenía inclinada totalmente la cabeza y miraba en forma vertical hacia el suelo. La trajeron por problemas de estudio, pero su problema era del alma.

Soy una persona práctica me gusta ir directamente a las soluciones. Marta no estaba en condiciones de aprender porque su estado emocional era lamentable, pero sí era capaz de jugar; de modo que planifique una serie de ejercicios en base a juegos que le aseguraban éxito constante. Fue impresionante observar cómo, a medida que crecía su libertad mental y su autoestima, iba levantando la cabeza hasta alcanzar la posición normal. Demás está decir que también recuperó la alegría, la sonrisa, la confianza en la gente, la capacidad de aprender y de mirar como un ser humano.


Desarrolla una mirada firme y decidida que sea a la vez amable y serena. La mirada es su tarjeta de presentación. Todo lo que digas es importante pero más importante es la forma en que miras.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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