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Editorial 121

 


Miedo escénico

“Si un hombre alberga cualquier miedo, éste perturbará todos sus pensamientos y dañará su personalidad convirtiéndole en esclavo de un fantasma”


Los niños nacen sanos, curiosos y expresivos, pero la sociedad, represiva y crítica, inhibe la espontaneidad y la creatividad, originando numerosos temores.


Nadie nace con miedo escénico. El miedo tiene su origen en alguna experiencia traumática sufrida en la infancia o bien en un condicionamiento continuo a través de mensajes críticos que ofrecen una visión errónea de la realidad, haciendo creer, que un error en público es fatal, es un desprestigio, una humillación. Necesitamos corregir esta programación errónea y aceptar que

“Errar es humano”, que errar es parte de la vida y también una forma de aprender.


El miedo escénico es inconsciente y contra él poco pueden la voluntad y la razón. Es un enemigo que vive dentro de nosotros y está al acecho para atacar en todo momento, por lo cual es causa constante de angustia y de sufrimiento; así que hay que combatirlo, no sólo por razones profesionales, sino para sobrevivir psíquicamente.


Aunque el miedo escénico es un sentimiento concreto, su existencia se debe a numerosos factores. El m.e. ocupa el espacio que deberían ocupar la autoestima y el éxito. El m. e. no actúa sólo, como todo en la vida, tiende a asociarse a otros temores, como el temor al riesgo, al futuro, a la responsabilidad, etc. para incrementar su poder.


Sin embargo el m. e. al igual que el estrés y la competencia, son condiciones humanas naturales, con las que tenemos que aprender a convivir. Lo importante es no dejar que estas situaciones nos desborden o interfieran en nuestra vida más allá de lo normal; pero un poco de miedo, de competencia y de estrés, son activadores eficaces de la mente.

El m.e. inhibe la capacidad de pensar y paraliza los órganos de la fonación. Las personas sienten un vacío interno, una angustia y un terror, que a veces llega al pánico.


El m.e. no existe cuando se trata de hablar ante amigos o ante personas que no significan amenaza. Surge cuando nos encontramos ante un público extraño, sobre todo si esas personas son profesionales calificados o autoridades. Las personas que tienen conocimiento o autoridad son peligrosas porque tienen poder y pueden causarnos daño.


El m.e. se incrementa cuando dependemos de la opinión o decisión de los demás para la supervivencia o para el éxito profesional.


En épocas pasadas la gente era más amistosa y comprensiva; su presencia relajada y su actitud receptiva eran un estímulo para el orador, pero la situación ha cambiado; hoy las personas expresan mucha tensión, angustia y desconfianza, que cae con peso de plomo sobre el espíritu del orador.
El orador debe ser capaz de pacificar el espíritu angustiado de los oyentes, convencer a personas desconfiadas , motivar a personas apáticas y cambiar a personas reacias. Esta empresa exige conocimiento, autoestima, madurez y experiencia.

En tiempo crisis, surge la incertidumbre y se activan los temores. Los demás temores pueden ocultarse y pasar desapercibidos, pero el miedo escénico nos pone en evidencia, dejando al descubierto nuestra parte débil, haciéndonos vulnerables.


¿ Cómo superar el miedo escénico ?

La solución está en tu mente. Aprende a escuchar las voces o sensaciones internas. Así aprenderás a conocer la dinámica de tu mente, a controlar tu vida y tus temores y a lograr más éxito.


El primer paso es hacer un poco de silencio entu vida y dedicar un tiempo, todos los días, para escuchar estas voces en un ambiente tranquilo.


Para poder recuperar tus voces internas y tu poder mental, debess permitir a estas voces que se expresen sin censurarlas. Pero aquí llega el primer conflicto. Durante toda nuestra vida hemos reprimido muchos instintos, ideas y sentimientos más allá de lo normal, debido a que somos hijos de una sociedad represiva que tiene una visión negativa de la vida, y, ahora tenemos miedo a liberar estos contenidos porque creemos que pueden tomar el control de nuestra vida y empeorar las cosas. Lo cual es cierto, si no hacemos un trabajo de observación y análisis que nos ayude a comprender lo ilógico y perjudicial de ciertos contenidos.


Cuando tomamos conciencia de estos contenidos negativos, por ejemplo, el miedo escénico, quedan desactivados y pierden su poder. Así como, cuando tomamos conciencia del valor de los contenidos positivos, los activamos e incrementamos su poder.


Cuantas más veces traigamos a la mente los contenidos positivos (ideas, experiencias, sentimientos, vivencias) más los fortalecemos y más trabajan a nuestro favor. Esto nos enseña también que no debemos traer a la mente los contenidos negativos (temores, angustias, preocupaciones)


El desarrollo y el éxito son fundamentales porque generan autoestima y seguridad. Una persona con estas características, está protegida contra los temores, porque siente que el control de su vida está en sus manos y nadie puede hacerle daño. Esta conciencia interna de seguridad, hace que no dé importancia a errores pasajeros.


Si aprendimos el temor también podemos aprender la seguridad y la habilidad para hablar en público. En la vida todo tiene un precio. El éxito es producto de esfuerzo, de constancia y de tiempo. Demóstenes era un niño que vivió en Grecia en el siglo IV antes de Cristo, era tartamudo y sus compañeros se burlaban de él. Un día, profundamente herido en su sentimiento, reaccionó y se dijo: “Hoy se burlan de mí, pero algún día yo me reiré de todos”. Y cuenta la historia que todas las tardes se dirigía a la orilla del mar, introducía una piedrita en su boca y se ejercitaba en pronunciar correctamente. Demóstenes llegó a ser un gran orador y un gran político. Hoy es reconocido como el mejor orador de todos los tiempos.


En cada cultura y en cada familia se reprimen ciertos sentimientos y se exaltan otros. Las culturas orientales son humanas y tolerantes, mientras que las culturas occidentales son más rígidas, creando así, el caldo adecuado para el miedo escénico, el estrés y toda una retahíla de conductas desadaptadas.


Esta contradicción, entre la naturaleza cobarde del hombre y la vida social, organizada en términos de competencia es la causa de tantos temores, complejos y enfermedades. Necesitamos aprender a vivir de acuerdo a un concepto de superación y no de competencia.


Vivimos en una sociedad en la cual las personas necesitan agradar para ser aceptadas en el grupo, lo que les convierte en seres débiles y vulnerables, pues ya no dependen de la propia autoestima, sino de la aprobación de los demás. La necesidad impulsiva de agradar y el sometimiento pasivo sólo genera desprecio; por lo cual, hay que valorarse y darse un puesto digno.


El miedo no respeta riqueza, ni títulos, ni poder. Es un virus que alcanza a casi todas las personas. Contra este virus sólo hay una protección, la autoestima, que produce un sentimiento de valor, por encima de todas las opiniones.


El miedo escénico nunca desaparecerá del todo, así que tenemos que aprender a convivir con él, conscientes de que es inofensivo y no puede hacernos daño si nosotros no lo permitimos.


El miedo escénico nos aleja de la sociedad. Esto se paga caro sobre todo en la vejez, cuando la actitud personal de aislamiento se combina con el olvido de la sociedad hacia los ancianos. Por esta y por otras muchas razones es necesario luchar por ser sociales, por relacionarse con los demás, por no dar la espalda a la vida.

Recomendaciones
• Dominar el tema. Tener un conocimiento claro, completo y maduro.


• Romper el hielo, saludar, sonreír, ser amistosos, crear una atmósfera de relax.


• Proyectar respeto y amor sobre los asistentes, con el fin de crear un lazo de mutua aceptación. Si tú les respetas, ellos te respetan.


• El público te da la importancia que tú te das. Tu discurso tiene el valor que tú le das. Por tanto, debes comunicarte con claridad, orden, sencillez y categoría.


• Acércate a las personas, haz que participen, pregunta...


• Dosifica las ideas y escribe los puntos importantes en la pizarra a medida que los vas desarrollando. Esta estrategia te ayuda a centrarte en el tema, lo cual te proporciona mucha seguridad.


• Saca conclusiones prácticas a medida que expones. A las personas no le interesan las teorías, sino las ideas y fórmulas que sirven para triunfar.


• Sé asertivo, compresivo y estimulante. La gente no quiere saber de quejas, de críticas ni de problemas. Si tienes algo importante que decir, habla; de lo contrario, calla.


• Debes ofrecer la imagen de persona humilde, pero digna , brillante y exitosa.


• Sé entretenido, utiliza imágenes, historias y vivencias.


• Necesitas llegar a la inteligencia y al corazón , es decir, necesitas convencer y persuadir; para lo cual, tu discurso debe ser rico en ideas y sentimientos. Si llegas a la inteligencia y al corazón del público, sentirás su aceptación y su apoyo. Esta experiencia te proporcionará tanta fuerza e inspiración, que sentirás el placer de enfrentar al miedo escénico.


Test - Miedo escénico


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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