Editoriales

Editorial 20

 


Temor a la competencia

La competencia es la ley de la vida. Compiten las plantas por la luz, por el espacio y por los nutrientes. Compiten los animales y también los hombres. La competencia es un mecanismo de selección natural que garantiza la supervivencia de los más capaces. La competencia genera temor porque siempre existe el riesgo de perder, de fracasar,...


1. La competencia se inicia en la mente del hombre

Dentro del ser humano conviven dos fuerzas. Los mecanismos de desarrollo que nos impulsan al bien, a la expansión, a la sociabilidad y los mecanismos de defensa , que nacen de la ignorancia y del temor y nos impulsan a la agresividad o bien a la inhibición.


2. La competencia sigue en el hogar

Los hijos compiten entre sí por el amor de los padres. En épocas pasadas la familia era amplia, estaba formada por abuelos, padres, hermanos, tíos y hasta los vecinos formaban parte de esa gran familia; había espacio, afecto y comprensión para todos, pero hoy se ha reducido la familia y también el espacio y el amor. Esta situación genera una competencia más “agresiva” entre los hijos por el amor de los padres.


Se trata de una lucha generalmente inconsciente, en la que cada hijo establece una estrategia para desplazar a los demás. Si tienes hijos pequeños, presta atención, porque los niños de hoy han desarrollado una astucia increíble, para descalificar de forma muy sutil, a los hermanos mayores a través de un lenguaje aparentemente inofensivo.


Además, saben ganarse el cariño y la preferencia de los padres a través de comportamientos muy cariñosos, que no tendrían si no existieran los hermanos.


3. La competencia continúa en la escuela

En la escuela debe luchar en dos frentes: El del aprendizaje y el de la integración social. El niño abandona la protección del hogar para adentrarse en el mundo del aprendizaje. Tiene que desarrollar hábitos mentales de atención, concentración, lectura, escritura, razonamiento, memoria y expresión oral y escrita lo cual exige tiempo y esfuerzo. Y, por si esto fuera poco, debe enfrentarse todos los días a la angustia y al estrés que suponen las evaluaciones y el riesgo de fracasar.


Además necesita integrarse en el grupo y hacer amigos, pues, el quedar marginado sería la muerte en vida. Esta tarea resulta muy difícil debido a que los niños tienen demasiadas carencias y viven a la defensiva.


4. La adolescencia es un moménto crítico de competencia
En este momento se producen cambios profundos a nivel biológico, psicológico y social. El adolescente deja de ser niño, pero aún no es un hombre. Se encuentra desorientado frente a la vida, que le abre de repente las puertas y le hace mil ofertas de libertad. Está sólo y debe aprender a gobernarse a sí mismo, superar muchos temores y asumir la responsabilidad de sus actos. En esta edad el sexo y la amistad alcanzan niveles de angustia y de preocupación, debido a que implican fuerzas poderosas y sentimientos profundos hasta ahora desconocidos..

5. El quinto campo de batalla es el matrimonio

El hombre y la mujer compiten por el poder, por el control y por el amor de los hijos. Esta competencia es inconsciente pero intensa. Si los esposos son conscientes y maduros llegarán a un acuerdo tácito, basado en el respeto, la confianza y la colaboración, de modo que cada uno puede satisfacer sus propias necesidades e intereses. Si son inmaduros, entonces la relación será tensa y la lucha por el poder será causa de conflictos constantes.


6. El sexto campo de competencia es la profesión

En este punto cada uno tiene experiencia de la competencia despiadada que existe, por tanto obviamos hablar sobre el tema.


7. Competencia económica
El ser humano no ha sido creado para trabajar sino para vivir, pero necesita trabajar durante todo el día para satisfacer tantas necesidades creadas y, no importa lo que gane, siempre le faltará dinero.
La sociedad es pobre. Su pobreza radica en que no sabe producir, administrar ni invertir. Si sólo producimos, administramos e invertimos dinero, estamos condenados a ser pobres pues, por más que llenemos el bolsillo, nuestro corazón y nuestra mente seguirán vacíos. Necesitamos aprender a producir riqueza. No confundas dinero con riqueza. El dinero es sólo eso, “money” La riqueza es mucho más, es salud, fe, ilusión, amistad, esperanza, eficacia, libertad, felicidad..


8. Competencia social
Las clases sociales han existido siempre. En la antigüedad la sociedad estaba dividida en castas, separadas por prejuicios y costumbres. Aún perduran las castas en las sociedades tradicionales. La India es un mosaico de castas.


En los países desarrollados han desaparecido las viejas castas; sin embargo, la sociedad sigue dividida en clase alta, clase media y clase baja.


Los parámetros utilizados para definir cada clase social son el dinero, el poder y la fama. Estos elementos determinan el estatus social de las personas. Unos buscan primero el dinero para luego comprar el poder y la fama. Otros buscan el poder para, a través de él, logra dinero y fama y otros se apoyan en la fama para alcanzar dinero y poder.

La gente compite por alcanzar un estatus social, a través del dinero, del poder o de la fama, debido a que el estatus significa logros, beneficios y privilegios.


9. Competencia moral
La competencia moral es interna. Es una lucha entre los instintos que buscan la satisfacción y la conciencia que trata de imponer ciertas prohibiciones.


El ser humano nace como el animal, dotado de instintos que garantizan su supervivencia; pero a través de la evolución ha desarrollado una conciencia que le permite vivir a nivel superior; sin embargo, los instintos sigue ahí, presionando en forma compulsiva.


Los instintos son fuerzas vitales positivas que movilizan la persona; por tanto, no se trata de aplastarlos sino de controlarlos de forma inteligente. Esa tensión interna, producida entre los instintos que buscan su expansión y entre la conciencia, que debe aplicar la ley, genera un conflicto interno.
Las personas que tienen una conciencia ilustrada y disciplina moral saben tomar decisiones correctas y viven en paz y armonía consigo y con los demás.


Las personas que han sido educadas de forma represiva, tienen una conciencia rígida que reprime de forma excesiva los deseos. Al reprimir los deseos más allá de lo normal se produce una frustración y si no son reprimidos, se genera un sentimiento de culpa. En el capítulo que trata sobre “ El temor a la conciencia” encontrarás material sobre este asunto.

Aquellas personas que has sido educadas en forma excesivamente liberal, “carecen de una conciencia ilustrada ” por tanto, son propensas al libertinaje y a la corrupción. El libertinaje y la corrupción se pagan caros, pues, la vida tiene sus leyes y nadie puede quebrantarlas impunemente. El ser humano está obligado a buscar la verdad y a seguirla.


Lucha espiritual
El ser humano es materia y espíritu. La materia le une a la tierra y el espíritu le impulsa a lo transcendente. Así como el cuerpo tiene hambre de alimentos materiales, el espíritu tiene necesidad de lo espiritual.


La fe, la esperanza y el amor son los alimentos fundamentales del espíritu.

Todas las personas, sin excepción, luchan espiritualmente, aunque muchas no tienen conciencia de esta lucha. Unas, tratan de encontrar el sentido de la vida; otras, se esfuerzan para que el espíritu triunfe sobre las pasiones; otras, luchan entre la duda y la fe.


Necesitamos tomar conciencia de que vivimos en un mundo presidido por la ley de competencia. Necesitamos ser competitivos y desarrollar espíritu de superación, pero debemos evitar la competencia compulsiva y el deseo imperioso de ganar siempre.


El cuerpo y el espíritu no pueden vivir en tensión permanente, también necesitan descanso y distracción.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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