Editoriales

Editorial 116

 


Temor a actuar

 

Todo niño es activo y curioso. El instinto le impulsa al conocimiento del mundo que le rodea. El mundo se le ofrece lleno de maravillas y es como una tentación, como un reto irresistible. El placer de descubrirlo es para el niño la aventura más maravillosa.


Pero un niño activo, incomoda a los adultos, quienes indiferentes a las necesidades del niño, optan por reprimirlo. ¡No hagas! ¡No molestes! ¡Obedece!, ¡Respeta!. El niño, en forma progresiva, se va adaptando a las normas sociales. Ahora la sociedad le dice lo que debe pensar, cómo debe sentir y cómo debe actuar.


Al adaptarse, pierde lo más valioso de sí mismo, como son la fantasía, la espontaneidad, la creatividad y la libertad. Ahora es un niño “adaptado” o mejor dicho “ alienado”, apto para convivir en una sociedad de sometidos. En adelante no tendrá la idea ni el interés por cambiar las cosas. Será un conformista y un mediocre más, de tantos que pueblan la tierra; defensor acérrimo del “orden establecido"


Pasan los años y los niños se hacen hombres, ahora en cada hombre vive un niño reprimido, cargado de complejos, de tabúes y de temores; programado para ser represor de las futuras generaciones.


La sociedad nos controla, como a robots, por medio de un control remoto, instalado en la mente cuando éramos niños.


La vida es acción. La acción es necesaria para crecer, pero la acción conlleva el riesgo de fracasar y de ser herido por una sociedad, lista para criticar y condenar.


Para protegerse de este temor, el ser humano recurre a un mecanismo inconsciente de defensa: La inhibición. Al no actuar, no se equivoca y por tanto, nadie podrá lastimarle. Pero la vida no perdona. La vida es acción y el hombre está obligado a aprender a través de la acción y debe aceptar el error como parte del aprendizaje. Lo peor que puede hacer un ser humano es inhibirse.


Atrévete a actuar y defiende tu espacio físico y mental. Es tu derecho y es tu beber, si no lo haces, la vida y la sociedad te irán arrinconando hasta reducirte a la mínima expresión. Pero recuerda que, no se trata de una acción física sino de una acción que debe nacer de la inteligencia y de la personalidad.


Recomienda Este Editorial
 
    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

comments powered by Disqus