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Editorial 78


Esperanza vs. falsas expectativas


La esperanza es como una luz al final del camino.

La vida está hecha de ilusiones y esperanza. Todo lo que hacemos en la vida está impulsado por la esperanza de lograr cosas que consideramos importantes.


La esperanza es un mecanismo que nos mantiene vivos y en acción. Aunque la cosas vayan muy mal siempre existee la esperanza de que puede haber una solución. Y, cuando se pierde totalmente la esperanza, queda el instinto de vida. Si no fuera por la esperanza y por el instinto de vida, muchas personas se suicidarían.


La fe , la esperanza y la caridad son consideradas como virtudes teologales. Son virtudes fundamentales de la religión pero también son virtudes fundamentales de la vida. Necesitamos creer en nosotros y en la gente. La credibilidad es la base de toda relación humana. Nuestra vida se basa en la fe. Son muy pocas las cosas que podemos comprobar por nosotros mismos. Toda la información que nos ofrece la historia , las ciencias, los libros, la T.V, supone un acto de fe.


Existen muchas clases de esperanza, unas se refieren al logro de cosas materiales necesarias para sobrevivir y mejorar la calidad de vida y otras se refieren al logro de valores internos, como mejorar la autoestima, aprender, sentirse más seguro, más libre y triunfar.


Para quienes creen en Dios, existe la esperanza de un encuentro en el más allá con Dios y con los seres queridos que nos han precedido. Todas estas esperanzas son fuente de energía, de alegría y de ilusión, pero la esperanza puede ser una trampa mortal cuando las expectativas son exageradas.


La caja de Pandora


Prometeo era el Titán amigo de los mortales, honrado principalmente por robar el fuego de los dioses para darlo a los humanos. Para castigar a Prometeo por su atrevimiento, Zeus creó a Pandora. Cada dios le dio una virtud de modo que era una mujer llena de virtudes. Zeus dio a Pandora un cofre que debía entregar a Epimeteo, hermano de Prometeo. El dios Zeus advirtió a Pandora que no debía abrir el cofre, pero su curiosidad era tan grande que lo abrió e Inmediatamente se esparcieron por el mundo todos los males (el dolor, la enfermedad, el odio, la tristeza, la muerte...) al darse cuenta de lo que había causado, cerró el cofre, pero ya habían salido todos los males menos la esperanza.


Llama la atención el hecho de que la esperanza estuviera en la caja de los males y por qué los antiguos griegos consideraban la esperanza como un mal. Si buscamos la definición de esperanza encontramos que "es el hecho de desear que algo se cumpla". Pero, ¿qué podría haber de malo en desear algo y sentarse a esperar de ocurra?


La máxima que se contrapone a la esperanza es: "Nadie puede hacer el trabajo por ti". Tú eres el constructor de tu propia vida. Es por esto que no podemos andar por la vida persiguiendo fantasmas y esperando que se cumplan nuestros deseos. Somos nosotros los que tenemos que trabajar para lograr nuestros objetivos.


A veces pareciera que la esperanza es la mejor forma de enfrentar la vida. Sin embargo, la esperanza puede convertirse en un recurso para evadir la realidad en lugar de luchar por hacer de la vida algo extraordinario.


Visto de esta forma, la esperanza puede ser un mal, que adormece la conciencia y debilita la voluntad.

 

Con frecuencia la esperanza convierte al hombre en niño al no dejarle que asuma el control de sus actos.

La vida nos ha dado todo lo que necesitamos para triunfar y ser felices. Las personas, a medida que maduran y adquieren experiencia real de la vida tienden a ser más objetivas y a esperar poco de la vida y de la gente, porque están conscientes de que existen leyes naturales que rigen todo y según estas leyes, cada uno es lo que hace de sí. Cada quien tiene lo que produce, sabe lo que ha aprendido y sólo puede lograr lo que es capaz de lograr. Las demás personas están fuera de nosotros, sólo son compañeros de camino a los cuales tenemos mucho que agradecer, pero la realidad verdadera es que, esperando que las cosas cambien no lograremos nada, necesitamos luchar para cambiarlas.

A lo largo de tu vida, cuántas oportunidades has perdido por esperar, por confiar...
La dependencia de los demás hace que tengamos que esperar y confiar en que ellos decidan para comenzar a movilizarnos. Nuestra vida no puede depender de las decisiones de los demás. Necesitamos tener nuestros propios proyectos y actuar constantemente.


Necesitamos cierto grado de esperanza para mantenernos en acción. Cuando se pierde la esperanza el cerebro se niega a luchar, pero u na esperanza excesiva es propia de personas dependientes, inseguras, temerosas e indecisas. Las personas emprendedoras son creativas y activas, no viven de la esperanza sino de la certeza que les da su capacidad y su eficacia. Las personas emprendedoras no tienen paciencia para esperar, su impulso interno les impulsa a la acción.

Sin embargo, en esta vida complicada, en donde las cosas no siempre van bien, la esperanza es un mecanismo positivo que puede ayudarnos mientras encontramos la solución, pero, resulta peligroso vivir habitualmente de la esperanza porque nos acostumbramos a ella y no actuamos.


Un poco de esperanza es saludable, porque proporciona seguridad y favorece la motivación y salud mental. Mucha esperanza es peligrosa, porque nos vuelve dependientes y cómodos, lo cual se paga caro, y, expectativas exageradas es grave, porque nos hace perder la perspectiva de la vida lo cual conduce a la desadaptación y al fracaso.


Todo en la vida tiene un proceso por lo cual hay que tener paciencia; saber cuándo hay que actuar y cuándo hay que esperar. Es fundamental prever las cosas, estar alerta y tener bajo control las cosas importantes; entonces, podrás esperar lo mejor.


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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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