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Editorial 74


Tus peores enemigos


La vida es acción, es desarrollo físico, intelectual, afectivo y espiritual. Este desarrollo exige un esfuerzo constante por lograr alimento, conocimiento, autoestima, valores, etc. El objetivo de este desarrollo es satisfacer las necesidades naturales del ser humano y evolucionar. Como la dinámica de la vida se basa en la competencia, es necesario lograr los objetivos compitiendo con las demás personas. En esta acción triunfan los más capaces.


Si planteamos la vida en términos de competencia, lo más lógico es que prcibamos a los demás como competidores y "posibles enemigos" De este modo, todos los que nos superan se convierten en enemigos que nos impiden trinfar y nuestro esfuerzo irá dirigido a "derrotarlos". En este caso nuestra lucha es contra...La lucha contra... no da resultado, porque siempre habrá alguien suprior.


Tus peores enemigos no están fuera. No son los estudiantes preparados quienes a la hora de una prueba de admisión a la universidad te dejan fuera. No son los compañeros de trabajo, ni es el dueño de la empresa, quienes a la hora de una reducción de personal te dejan sin empleo. No es el equipo de fútbol contrario quien te derrota...Es tu inferioridad la que te derrota.


La vida está planteada en términos de competencia y en la competencia se imponen los más capaces. La Ley de Competencia es sabia, equitativa y perfecta. Es necesaria para garantizar el desarrollo y la evolución, por tanto, ella no es la causante del fracaso de las personas, sino más bien, es promotora del éxito, pues estimula a superarse.


Entonces, ¿Quién es el causante del fracaso de las personas?
Cada persona nace libre y es responsable de sí misma. Su éxito o su fracaso dependen de las decisiones que toma. Cada persona debe asumir las circunstancias que le toca vivir y aprovecharlas para evolucionar. Si no lo hace por ignorancia, por pereza, por distracción o por cobardía, pagará las consecuencias... porque en la vida toda acción y toda omisión acarrean consecuencias.


En definitiva, las personas no son el enemigo a vencer. Las personas indeseables nos obligan a estar alerta y a cuidar nuestras cosas, con lo cual, aprendemos a ser prudentes y previsores. Visto de esta forma, hasta de lo negativo podemos sacar beneficio para evolucionar. Y las personas que nos superan, nos envían el mensaje de que tenemos que seguir luchando si queremos alcanzar la gloria del éxito.


Nadie nos quita nada y lo que perdemos es porque no lo merecemos. No lo merecemos porque no sabemos defenderlo. Conociendo como es la vida y cómo son las personas, es deber de cada uno aprender a defender su espacio físico y su espacio mental. La defensa en la prehistoria era salvaje. Ese tipo de defensa hoy no funciona. Muchos la utilizan y a veces ganan, pero las espadas siguen en alto y pueden volverse contar ellos. La única arma que garantiza el éxito verdadero y completo es el desarrollo personal.


Lo único que se opone al desarrollo personal son los enemigos internos. Sus nombres son: Ignorancia, temor, egoísmo y pereza. Existen otros más: El odio, la envidia, el resentimiento...Estos enemigo son hijos del fracaso y de la frustración.


Tal vez eres una persona valiente y te has enfrentado al mundo. Ahora ya sabes cuáles son tus verdaderos enemigos y sabes cuál es tu guerra.


Debes estar muy atento porque tus enemigos internos son astutos. Saben disfrazarse de muchas formas para confundir, saben sobornar y son muy tenaces, pero tú eres más poderoso, porque llevas dentro de ti la fuerza vital de la naturaleza que te impulsa a crecer.


En la medida en que te superes y tomes el control de tu vida, tus enemigos internos irán desapareciendo y cuando no haya enemigos internos, tampoco los habrá externos. A partir de ahí, no importa lo que ocurra en el mundo, a ti te irá bien, porque no dependerás de las circunstancias externas, sino de tus propios proyectos.



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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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