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Editorial 73


La ignorancia y la pobreza


La ignorancia es el peor de todos los males porque es la pobreza de la mente.


La naturaleza es pródiga y derrocha bienes a manos llenas, pero existe un problema, como todo lo obsequia no lo valoramos.


Imagina que no existes. ¿Cuánto darías por vivir?
Cierra los ojos. Imagina que estás ciego ¿Cuánto darías por poder ver?
Imagina que tienes una enfermedad terminal. ¿Cuánto darías por seguir viviendo?

 

Como todos estos dones los tenemos gratis, no pensamos en la maravilla de vivir, de ver, de caminar, de tener una familia que nos quiere, de ser libres, de tener sueños, ilusiones y esperanzas.

 

Hace tiempo leí la historia de un reo condenado a muerte. El condenado pidió al carcelero que el día de la ejecución le permitiera salir al patio al amanecer para contemplar la salida del sol. Este preso había visto miles de veces la salida del sol, pero ahora, cuando todo se acaba definitivamente, es que aprecia el valor infinito que tienen las cosas. Tal vez, ese amanecer fue el acontecimiento más grande de toda su vida, porque le proporcionó una experiencia profunda del valor de su vida y de lo maravillosa que es la naturaleza y es seguro que se lamentó de no haber comtemplado más amaneceres en su vida. Los seres humanos sólo valoramos de verdad las cosas cuando las perdemos. Los hijos se dan cuenta del valor de los padres cuando mueren. Las personas sólo se dan cuenta del valor de la salud cuando la pierden. Sólo se dan cuenta del valor del tiempo cuando la vida llega a su fin.


Al leer el título del tema "Ignorancia y Pobreza" estoy seguro de que pensaste en esas personas que carecen de conocimientos y de dinero.

Aquí nos vamos a referir a la ignorancia y a la pobreza mental. A la ignorancia de la realidad de la vida y a la pobreza interior que nos impide ver y disfrutar de tantas cosas maravillosas que nos obsequia la vida

 

La humanidad ha progresado mucho debido a que la materia es dócil y se deja manipular. La ciencia y la técnica avanzan a paso de vencedores y contribuyen a mejorar la calidad de vida material y a crear condiciones favorables para el desarrollo; sin embargo, el progreso por sí sólo, no garantiza el desarrollo que es el verdadero termómetro de la evolución.

A lo largo de la historia, todas las culturas se han desarrollado, impulsadas por principios y valores, que han dado unidad y motivación a su gente, y han desaparecido, cuando se han debilitado sus valores. Al debilitarse sus valores han perdido la cohesión y la motivación.


El desarrollo está más allá de la ciencia y del progreso. Depende de principios y valores que constituyen la sabiduría de la vida y enseñan el arte de vivir y de crecer de forma equilibrada y armónica. Estos principios y valores ayudan al desarrollar la conciencia. El desarrollo de la conciencia constituye la esencia de la evolución.
¿Qué es la conciencia?
Existe una conciencia psicológica que nos permite ser humanos y darnos cuenta de nuestra identidad, de lo que ocurre dentro de nosotros y de lo que ocurre en el mundo. Y existe una conciencia moral que nos informa sobre los valores éticos, es decir, sobre lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer.


La conciencia moral emite juicios de valor sobre nuestras acciones y sentimientos. La conciencia necesita ser educada en los principios superiores de verdad, justicia y amor, desarrollados por la humanidad durante miles de años. Todo ser humano tiene una conciencia, aunque sea elemental, pero sólo una conciencia ilustrada puede emitir juicios de valor correctos.


Existe un conocimiento científico de las cosas que permite conocer su naturaleza y su funcionamiento y existe un conocimiento de la forma en que es necesario vivir para desarrollarse y alcanzar el verdadero éxito y la felicidad. En épocas pasadas privaba el conocimiento de la vida (sabiduría de la vida) sobre el conocimiento científico. Hoy han cambiado las cosas. Han cambiado tanto que la inmensa mayoría del vocabulario que utilizamos está relacionado con temas científicos, técnicos y económicos. Se incrementan las profesiones relacionadas con la ciencia y disminuyen las humanísticas.

Se incrementa el conocimiento del mundo pero disminuye el conocimiento del ser humano. Cada día tenemos más información pero menos sabiduría.


Se inventan aparatos y métodos sofisticados para todo menos para educación.


Si las cosas no cambian, la tendencia indica que la sociedad avanza hacia la ignorancia de los valores humanos y hacia la pobreza mental.


"Era un hombre tan pobre que sólo tenía dinero"




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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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