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Editorial 59


Relativismo moral


Relativismo es todo sistema de pensamiento que afirma que no existen verdades universalmente válidas, debido a que toda afirmación depende de las condiciones o contextos de la persona o grupo que la afirma.


Según el relativismo: no hay una verdad absoluta y ésta depende de cada individuo en un espacio o tiempo concreto o intereses. Según esta opinión cada persona tiene su propia moral. Ahora bien, ¿Cómo funcionaría la sociedad si cada persona tuviera sus propias leyes civiles y las aplicara a su modo? ¿Cómo funcionaría el tránsito si cada conductor aplicara las normas de tránsito a su modo y de acuerdo a sus intereses?

El relativismo moral es un concepto que se está imponiendo en la sociedad como consecuencia del debilitamiento de los valores. Se está imponiendo un concepto materialista de la vida que busca el placer como objetivo fundamental. Esta postura está reñida con las exigencias morales, de modo que, para liberarse de la moral y del sentimiento de culpa, se recurre a la negación de la moral natural y verdadera y en su lugar se implanta la moral relativa , la cual se acomoda a los intereses de cada persona. Es una forma de validar y de justificar cualquier conducta.


¿A dónde conduce el relativismo moral ?


Los principios éticos universales, tales como el valor de la vida, la libertad etc. están por encima de las ideologías, de las creencias religiosas, de las culturas y de la voluntad de las personas; por esta razón, el quebrantamiento de de los derechos humanos fundamentales es considerado como crímenes de lesa humanidad. Los principios éticos universales se imponen porque son lógicos y necesarios.


Las leyes físicas son inexorables y se cumplen dentro de un orden, ritmo y armonía perfectos. Si dejara de funcionar la ley de gravedad, el cosmos se convertiría en un caos.


El instinto animal, innato y heredado, dirige con perfección absoluta el comportamiento de los animales. El instinto de conservación garantiza la supervivencia del individuo y el instinto sexual asegura la supervivencia de las especies.


La naturaleza es sabia y para que todo esto pueda hacerse realidad, ha impreso en la conciencia de cada ser humano unas leyes y unos mandatos, que le señalan el camino del bien y le exigen su cumplimiento. A pesar de este imperativo, la ética no coarta la libertad del hombre, más bien, le salva de perderse y de autodestruirse.


El hombre es siempre responsable, porque en última instancia es libre para decidir por encima de todos los condicionantes externos. Y no es que la moral se inmiscuya en la vida de nadie, sólo exige que cada persona se respete a sí misma, lo cual incluye el respeto a los demás. "La moral es la gran defensora de la libertad del hombre".


La conducta humana no es indiferente, es buena o mala. Es buena cuando el comportamiento favorece el desarrollo de la persona y es mala cuando lo entorpece. Este es un asunto básicamente personal e íntimo, que puede pasar desapercibido a las demás personas pero no a la naturaleza, la cual, de alguna forma, premia el buen comportamiento y castiga el mal comportamiento, aunque la persona no se entere de cuándo y cómo premia o castiga.


La experiencia y la historia nos enseñan que las personas y las sociedades se desarrollan mientras son impulsadas por principios, valores e ideales y degeneran cuando se debilitan sus estructuras morales. Existen numerosas filosofías, ideologías y creencias que van desde el materialismo absoluto hasta el espiritualismo. ¿Quien tiene la razón? Cada uno se aferra a sus creencias y a sus teorías. Sin embargo, la experiencia de la vida indica quiénes tienen la razón.


Antes de que existieran las religiones, los seres humanos tenían normas morales para regular sus relaciones, saber a qué atenerse en cada caso y convivir en paz. Por tanto, la moral no es impuesta por las religiones sino que es un producto de la evolución y, por tanto, es impuesta por la misma naturaleza.

Con el tiempo ciertas normas van perdiendo vigencia y surgen otras que son necesarias para manejar problemas nuevos.


Las leyes morales no cambian en su esencia porque el ser humano es esencialmente siempre el mismo. La honestidad será siempre honestidad y la verdadera amistad será siempre verdadera amistad, pero en cada época se relegan ciertas leyes morales y se imponen otras con más intensidad. La finalidad es estimular las conductas que son más necesarias y controlar las conductas que son más perniciosas.


La naturaleza impone ciertas obligaciones que es necesario cumplir para el desarrollo personal y para la convivencia social. El quebrantamiento de estas normas genera problemas personales y sociales. La moral abarca todos los comportamientos humanos los cuales deben ser honestos, lógicos, efectivos y adaptados a la realidad...


Hoy se imponen con fuerza que en otras épocas, las leyes morales de justicia y respeto a los derechos humanos: "Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole" Así reza la introducción a la Declaración de los Derechos del Hombre". La razón es que la humanidad ha crecido, la globalización es un hecho irreversible y necesitamos entendernos para convivir, sobrevivir y progresar.


Los mandamientos y normas morales fundamentales dados por la Iglesia no añaden ninguna exigencia moral, es simplemente una declaración o recordatorio de principios morales naturales dados por la naturaleza. Es posible que la Iglesia ponga el acento en alguna norma moral especial porque tiene su criterio propio, pero lo fundamental de la moral es un imperativo de la naturaleza humana.


La finalidad de la moral es defender los valores, es decir, todo aquello que contribuye al desarrollo humano, al verdadero éxito, a la felicidad y a la evolución.
Es inmoral todo lo que perjudica el desarrollo. Lo moral o inmoral de las acciones no lo determina el ser humano; es una característica natural de cada acción. El carácter moral o inmoral de una acción se conoce por sus efectos.


El hecho de que toda la sociedad o parte de la sociedad, acepte como morales ciertas conductas no hace que sean morales; por ejemplo, la esclavitud fue aceptada en un tiempo como legítima, sin embargo era inmoral en su esencia. Muchas formas de comercio son aceptadas como legales, sin embargo, son inmorales porque ejercen una explotación indecente sobre el pobre y el ignorante, etc.


Toda conducta inmoral es causa de alguna forma de degeneración personal y social, es causa de injusticia, de frustración y de resentimiento; es el caldo que alimenta las discordias y las guerras. De aquí que la moral es una condición para el desarrollo personal y social.


Hoy está de moda el eslogan: cada quién puede hacer con su vida lo que le quiere. (?) Lo cual es un error, debido a que vivimos en sociedad y todos influimos en la dinámica de la vida. Por lo cual, tenemos una responsabilidad personal y también una responsabilidad social. Nadie ha nacido para ser el fin de sí mismo.


Muchas personas no conocen esta dimensión social de su vida ni les interesa, pero la naturaleza, que hace justicia, se lo cobrará de muchas formas.


Es deber de todas las personas esforzarse por ser morales, por adaptarse a las leyes naturales que rigen la vida humana, pero además, es deber de todas las personas luchar porque se imponga la moral a nivel social, es decir, que reine la paz, la justicia, la honestidad....


No es suficiente con ser buena persona, es necesario exigir moral a nivel social. No se trata de meterse en la vida de nadie pero sí de impedir que nadie trastorne el equilibrio y la armonía que deben reinar en la sociedad. En este sentido, no podemos permanecer pasivos ni ser cómplices ante las conductas que amenzan la democracia, el progreso y la paz. Cada ser humano debe considerarse un guardián de la tierra y de la sociedad y debe hablar por los que no tienen voz y actuar por los que no tienen poder. Esta responsabilidad recae especialmente sobre las personas más capacitadas que tienen más conciencia de las cosas.


En una sociedad, en la que al parecer todo está permitido y en la que la gente tiene criterios muy mediocres acerca de la moral, es importante definirse moralmente con claridad y valentía.


El poder sugestionador de la sociedad es terrible, sobre todo para los niños y jóvenes, debido a que su influencia es poderosa y constante, por lo cual es necesario apelar constantemente a los valores morales consistentes.


La finalidad de la moral es controlar las fuerzas instintivas. El relativismo moral debilita las estructuras mentales de control, lo cual permite que se impongan las fuerzas instintivas.


Es necesario entender que la moral es mucho más que un conjunto de leyes. Es un imperativo de la natualeza. Constituye la estructrua de la autoestima, de la personalidad y de la dignidad humana y se impone porque es lógica, justa y necesaria.


La moral es una forma de ver la vida, de actuar, de amar, de creer, de relacionarse y de vivir.



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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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