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Editorial 51


Principios


Un principio es una ley o norma que se impone porque es necesario. Las leyes naturales son ejemplos de principios físicos que se cumplen de forma inexorable. La matemáticas, la economía y todos los aspectos de la vida se rigen por leyes, cuyo conocimiento y cumplimiento garantizan el éxito. Cuando fracasamos en algo, se debe a que hemos quebrantado algún principio fundamental.

 

Un principio es una norma o regla fundamental que rige el pensamiento y la conducta.
Los principios no son de creación humana. Son intrínsecos a la misma realidad de las cosas; derivan de su naturaleza y se imponen porque son lógicos y necesarios.


Los principios constituyen el eje de todo. Sin principios nada tiene consistencia, ni duración.
Existen principios físicos (gravedad, cohesión, desintegración, etc.) que rigen el funcionamiento de la materia y del cosmos; pero aquí vamos a hablar de los principios que rigen la conducta humana (Principios religiosos, morales y sociales)
Estos principios son adquiridos en la infancia; se graban en directo, sin análisis, pues los niños carecen de capacidad crítica. Son proporcionados por los “padres” a través de sus comportamientos y actitudes.
Estas experiencias se graban como algo a bsoluto, indiscutible y obligatorio, constituyendo una forma de “conciencia inconsciente”.

 

La aceptación y sometimiento a estos principios es el precio que todo niño debe pagar para ser admitido en la sociedad.

 

Los principios en sí son positivos e indispensables para sobrevivir y para convivir en armonía.
Cuando son lógicos y adaptados a la realidad, generan conductas asertivas que garantizan un desarrollo integral y éxito sostenido.
Cuando son muy exigentes, inhiben la espontaneidad y la inteligencia, generando personas inseguras, rígidas e indecisas; condenadas a vivir bajo los signos del temor y de la culpa.
Cuando son débiles, dan origen a personas, inseguras, desorientadas e irresponsables; candidatas a víctimas de la frustración; por tanto, los principios deben ser lo suficientemente fuertes como para generar conciencia, motivación y responsabilidad y lo suficientemente flexibles como para permitir que fluyan la espontaneidad, la creatividad y la decisión.

 

Lo peor que puede ocurrirle a un ser humano es quedar desadaptado a nivel afectivo, intelectual, social, moral y espiritual.

 

Existen Principios:
Físicos, que rigen la materia.
Biológicos, que rigen lel funcionamiento del cuerpo.
Psicológicos, que rigen la actividad de la psiquis.
Ético y morales, que rigen la conducta a nivel personal, profesional y social.
Religiosos y Espirituales, que rigen la relación del ser humano con el Ser Supremo.

 

La naturaleza es sabia y ha impreso en la conciencia de cada ser humano unas leyes o mandatos, que le señalan el camino del bien y le exigen su cumplimiento. A pesar de este imperativo, la ética no coarta la libertad del hombre, así como tampoco coartan la libertad las señales de tránsito que nos indican las rutas a seguir para llegar a destino. La ética, más bien, le salva de perderse y de autodestruirse.


“La ética enseña el arte de vivir y las técnicas de la felicidad”. Es la primera y la más importante de todas las ciencias. Cada ciencia tiene un objetivo particular, pero la ética tiene como objetivo, lograr que todas las ciencias estén al servicio del hombre, para que pueda logra su fin.


Según Heidegger : “La ética significa lugar interior que el hombre lleva en sí mismo y que encierra su actitud ante sí y ante el mundo”. Por tanto, la ética es un llamado a la dignidad, a la autenticidad y a la responsabilidad respecto al desarrollo de sí mismo y a una participación eficaz en la construcción de un mundo mejor.


La ética es activa e imperativa; exige a cada uno el cumplimiento de su misión con autenticidad y eficacia; le dice al economista, al político, al médico y al orador...lo que deben y lo que no deben hacer. Cada uno en su profesión tiene el deber de lograr que las cosas sucedan y funcionen con eficacia. Y si las condiciones son adversas, debe luchar para cambiarlas.


La ética no perdona, ni excusa, ni exime. El hombre es siempre responsable, porque en última instancia es libre para decidir por encima de todos los condicionantes externos.


La ética es una condición para el éxito. Tú dependes de la calidad de tu trabajo. Nadie puede construir nada duradero sobre la mediocridad y sobre la mentira.


La experiencia y la historia nos enseñan que las personas y las sociedades se desarrollan mientras son impulsadas por principios, valores e ideales y degeneran cuando se debilitan sus estructuras morales.

“ La ética del carácter enseña que existen principios básicos para vivir con efectividad y que las personas sólo pueden experimentar un verdadero éxito y una verdadera felicidad, cuando aprenden esos principios y los integran en su conducta”. Stephen R. Covey.



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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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