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Editorial 52


Los Valores


Los valores son las cualidades positivas de los seres, por las cuales son apreciados.
Aunque los valores son conceptos abstractos como la fe, el amor, la verdad, la justicia, la tolerancia, la solidaridad, etc. se encuentran “encarnados” en mayor o menor intensidad en las personas.
Los valores no son algo material, sin embargo son objetivos; es decir, poseen un valor intrínseco, reconocido por la mayoría de las personas. Tal es el caso de la verdad, la justicia, la generosidad, la paz, etc. También son subjetivos, en cuanto son reconocidos y apreciados de distinta forma por cada persona


Los valores ocupan el más alto rango en la jerarquía de nuestras motivaciones. Las personas se mueven el por interés que les produce las cosas que consideran valiosas. Los valores e intereses difieren de unas personas a otras.


Existen valores universales que atañen a todos los seres humanos; pero existe también una diversificación de valores, de acuerdo a la cultura y a la educación recibida. Lo importante es la fidelidad a los propios valores y la apertura y respeto a los valores de los demás.

Los valores no son exclusivos ni excluyentes; de modo que, se impone el respeto y la tolerancia.

 

¿Quién puede decir que es dueño de la verdad?
En la medida en que las personas poseen valores de calidad, tienen una visión superior, un impulso interior y mayor conciencia de su misión en la vida.

 

Los principios son la raíz de la conducta y los valores son la fuerza motivadora que impulsa a la acción.


Antes de emprender un camino, necesitamos saber, a dónde vamos y por qué vamos; del mismo modo, necesitamos seleccionar los valores por los cuales vale la pena luchar, para que no nos ocurra como a tantas personas, que fueron engañadas en su infancia y lucharon por objetivos que al final sólo dejaron vacío y desilusión


Elabora una lista de valores por los que vale la pena luchar. Organízalos por orden de importancia y aliméntelos cada día para que brillen con más intensidad y te sorprenderá de la fuerza moral que ellos te transmiten.


Los valores son conductas aprendidas, especialmente en el hogar.
En una sociedad mentalmente confusa, se corre el riesgo de elegir valores equivocados. La experiencia de las personas realizadas a lo largo de la historia nos dan la pauta para conocer los valores que conducen al desarrollo, al éxito y a la felicidad.


En términos económicos, valor equivale a precio. Las cosas tienen un valor material y, por tanto, pueden ser compradas. Pero la vida nos ofrece muchos valores que no podemos comprar. ¿Cuánto vale una familia sólida y unida? ¿cuánto podría costar un amigo leal o un socio honesto?

 

podemos comprar con dinero lo más importante de la vida como es el amor, la autoestima, la paz o la felicidad.
Las personas más desarrolladas, desde el punto de vista humano, son más sensibles a los valores superiores.


En la actualidad está de moda una filosofía materialista que está invadiendo el espíritu de las personas. Esta seudo filosofía quiere liberar al hombre de toda atadura religiosa y moral para que viva a sus anchas. Al debilitar los valores religiosos y morales, también se debilitan los valores del respeto a sí mismo, a los padres y a la autoridad; pierde importancia el valor de la honestidad, de la ética profesional y de la amistad y se abren las puertas al uso de drogas, al aborto, a la eutanasia...

 

Los efectos son tan desastrosos que muchos ya no logran distinguir entre lo bueno y lo malo, entre lo justo y lo injusto. Como es lógico, esta corriente conduce a la frustración.


La humanidad ha tardado miles de años para desarrollar la cultura actual. Los valores más importantes de la evolución humana son el desarrollo de la inteligencia y de la conciencia. La supervivencia y la evolución de la especie humana no será posible a menos que los valores superiores (amor, justicia, verdad, solidaridad, etc. se impongan sobre el odio, la injusticia, la mentira, el egoísmo y la violencia).


Hoy se habla mucho de valores, tales como: democracia, tolerancia y pluralismo. Resulta ingenuo pensar que, sin valores religiosos y morales se pueda ser democrático y tolerante.


Por otra parte, muchos confunden la tolerancia con el dejar que los demás hagan lo que quieren. Esta actitud de indiferencia y complicidad es la que ha llevado a los países a muchas guerras y a muchas quiebras económicas que han desgraciado a generaciones enteras.


La vida es una lucha sin tregua entre contrarios (el bien y el mal, la verdad y la mentira, la represión y la democracia... ) Estas fuerzas están encarnadas en las personas quienes actúan en su nombre. Las personas se asocian de acuerdo a sus valores y tratan de imponerse a los demás. Esta es una forma de sobrevivir.


Si las personas más conscientes no se unen para defender los valores superiores que tanto esfuerzo, años y sangre han costado a la humanidad, se impondrá inevitablemente la barbarie.
Qué debemos tolerar y hasta dónde debemos tolerar

Las personas merecen respeto, por tanto, no debemos combatir contra ellas, pero sí debemos denunciar y combatir sin tregua: la mentira, la injusticia y todas las lacras que dañan a la sociedad, para ello, necesitamos encontrar la forma de implantar en la mente de las personas los valores superiores. Pero nadie puede transmitir valores a los demás si antes no se ha ganado la confianza y el respeto y les convence de que los valores superiores son un bien para su desarrollo, para su éxito y para su felicidad.


La crisis de valores que afecta a la sociedad es la consecuencia del fracaso de la familia y de la escuela, pues, es ahí donde se programa a las personas para el resto de su vida.


El desarrollo de los valores exige un trabajo de hormiguita realizado con inteligencia y constancia.


Tú no puedes cambiar el mundo, ni esa es tu misión, pero sí puedes cambiarte a ti mismo y al cambiar, emitirás vibraciones superiores que influirán en los demás de muchas formas.


Cuenta la historia que Confucio, siglo V antes de Cristo, preocupado por la ignorancia y por la corrupción de la gente, decidió dedicarse a moralizarla. Recorrió pueblos y ciudades predicando la amistad (yen) y la equidad (yi) pero, después de varios años se dio cuenta de que la gente no le entendía; entonces decidió dedicarse a enseñar a su familia, pero sus familiares tampoco le entendieron. Desilusionado por la indiferencia de la gente, decidió dedicarse a su propio desarrollo. (Por aquí debió comenzar)
Confucio es el mayor filósofo de la China y sus ideas han alimentado la conciencia de la gente hasta el día de hoy.


Si quieres superarte de verdad necesitas comenzar por revisar tus principios y valores.
Si queremos que el mundo mejore, debemos comenzar por cambiar nosotros mismos.

 

Para que todo lo dicho no pase al olvido
1. Anota en columna sus principales valores. (Anota todos los que desees)
2. Ubícalos por orden de importancia.
3. Imagina que el destino sólo te permite elegir cinco valores. Cuáles elegirías. Piénsalo bien, porque una vez elegidos no hay marcha atrás, pues, el cerebro se programa y se desencadena un proceso automático que ayuda a convertir los valores en realidad. Por supuesto que las cosas no son tan fáciles. Es necesario alimentar los valores todos los días; pero este es el camino a seguir.

 

La razón por la cual, las personas tienen tantas dificultades para superarse se debe a que, carecen de convicciones y de valores; no tienen un proyecto de vida valioso, claro y concreto, que active el cerebro y unifique su energía en la dirección correcta



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    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

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