Editoriales

Editorial 10


Visión


El ciego no puede caminar porque carece de referencia espacial; del mismo modo, el ciego mental no puede avanzar hacia el desarrollo porque carece de metas que le sirvan de referencia.


La ubicación en el espacio se establece por medio de las coordenadas y la ubicación en la vida depende del punto de partida ( quién soy) y del punto de llegada (quién deseo llegar a ser). De aquí que el principio de la sabiduría y el principio del éxito es: "Conócete a ti mismo"


El que no conoce su ubicación, jamás podrá avanzar en la dirección correcta; por tanto, la visión supone, saber dónde estoy y saber a dónde quiero llegar. Pero además necesito saber por qué quiero llegar, de lo contrario no existirá motivación para avanzar hacia la meta.


El ser humano utiliza la visualización constantemente. Al pensar en algo, tendemos a visualizarlo y convertirlo en imagen.


La visión de lo que queremos alcanzar nos ayuda a percibirlo como algo posible, real y valioso
La visión se convierte en programación mental que estimula al cerebro a trabajar para lograr el objetivo.

Cuanto más frecuentes, intensas y brillantes sean las visualizaciones, más poder adquieren y más estimulan al cerebro.


El éxito es más el resultado del manejo inteligente de los poderes mentales que del esfuerzo.
Es conveniente definir el éxito. ¿Cómo defines el éxito?


Existen muchas clases de éxito. Cada persona persigue determinados éxitos. Existen éxitos que responden a las verdaderas necesidades del ser humano; esos son los éxitos que debemos perseguir para que no nos ocurra como a tantas personas que luchan durante toda su vida por objetivos que creen importantes y al final sólo les queda cansancio y frustración. Es fundamental tener una visión clara de los objetivos fundamentales por los que vale la pena vivir y luchar.

El éxito depende de muchos factores. Existen personas preparadas que dan todo y sin embargo no alcanzan el éxito deseado debido a que no manejan de forma inteligente algún aspecto de su personalidad. De aquí la importancia de reflexionar habitualmente sobre las claves del éxito y de consultar constantemente el mapa de ruta. Lo más grave en la vida no es caer sino no levantarse; no es perderse en el camino sino seguir sin rumbo.
Si tus metas son altas podrás llegar muy lejos, pero si son pobres, el peso y la inercia de la vida te hundirán en la mediocridad.

De niño me preguntaba por qué los cañones apuntan al cielo si el objetivo a destruir está en la tierra; hasta que alguien me explicó la ley de la gravedad. Si quieres llegar lejos, apunta alto.
Todas las personas tienen una visión o filosofía d e la vida, buena o mala. Lo importante es que esta visión o filosofía determina la forma de actuar, y, en consecuencia, los resultados.

El hecho de que el éxito no esté al alcance de todos se debe a que la mayoría de las personas no están a la altura de las circunstancias. Cuando el estudio o el trabajo se hacen cuesta arriba se debe a que carecemos de capacidad, de razones, de motivación, de método o de hábitos eficaces. El éxito en cualquier actividad humana depende de hábitos eficaces. Los hábitos suponen un proceso de entrenamiento, constancia y tiempo.


Muchas personas tienen una visión positiva de la vida pero se trata de una visión teórica. Esta visión es importante pero no suficiente. Se necesita también una visión práctica. La visión práctica se basa en la experiencia adquirida a trav é s de la acci ó n. Esta visión ayuda a ser realistas, a pensar en expectativas alcanzables y a trabajar sin descanso en un proyecto de vida que abarque todos los desarrollos posibles


Los que triunfan no son necesariamente los más inteligentes desde el punto de vista racional, sino los que visualizan un proyecto, lo aman y lo persiguen con tesón.


La visión está influenciada por los principios, valores y metas. Por tanto, la visión más importante es la que hace referencia a la filosofía de la vida.


¿Cual es tú filosofía, tus principios, tus valores...? Recuerda que, tal como piensas, así eres, así actúas y así te ocurren las cosas.
El que tiene una visión amplia, clara y profunda puede elegir el camino correcto; del mismo modo, el que tiene una visión clara del futuro, sabe qué hacer y allí donde los demás no ven caminos ni posibilidades, él lo ve todo muy claro.

 

La visión es producto de una mente proactiva.
Muchas personas, especialmente los jóvenes, desean romper con el pasado porque lo perciben como algo obsoleto; sin embargo, las raíces que nutren a la sociedad están arraigas en la historia y en la tradición.


Llegó la primavera, floreció el almendro y se cubrió de flores que exhalaban un perfume dulce y fresco. Las flores, al verse tan bellas, se llenaron de soberbia y se burlaron de la fealdad de las ramas y de las raíces.
Habló la raíz principal y les explicó que eran bellas gracias a los nutrientes que les proporcionaban las raíces, pero las flores no la escucharon y siguieron burlándose. Las raíces dejaron de suministrar nutrientes y las flores comenzaron a marchitarse. Fue entonces cuando tomaron conciencia de que su vida, su vitalidad y su belleza dependían de las raíces.


Cuanto más alto desees llegan en tus proyectos, más profundas deben ser tus raíces. Cuanto más lejos desees avanzar hacia el futuro, más debes tomar en cuenta lo valioso del pasado.

 

Los adultos suelen ser prácticos y los jóvenes idealistas. Si deseas triunfar a lo grande, debes integrar ambos conceptos; debes ser idealista y práctico.


La gente está acostumbrada a lo común y no tienen ideas ni valor para pensar distinto. Tienen miedo a salirse de lo establecido. Si deseas triunfar tienes que subir a lo alto de la montaña; sólo así tendrás una visión amplia y podrás visualizar el camino que te conviene seguir La gente necesita atreverse a soñar y a creer que existen los duendes y que cada persona tiene una varita mágica capaz de convertir en realidad ilusiones y esperanzas. Esta varita mágica es la inteligencia y el amor.


¿Qué dirías de una persona que teniendo una varita mágica no la utiliza para su desarrollo y felicidad? Pues bien, aplícate el cuento.

Los triunfadores son personas que creen en sus sueños y en su intuición.
Al hablar de visualización, pensamos automáticamente en el futuro; necesitamos mirar también al pasado y aprender de la Historia, madre de todas las ciencias.


En la antigua Roma existió el dios Jano. Tenía dos caras, una que miraba hacia delante y otra que miraba hacia atrás. Esta visión del pasado del presente y del futuro le permitía juzgar con justicia.
Se le colocaba en la entrada de las ciudades y en las encrucijadas de los caminos, para observar al que se acercaba y al que se alejaba.
Nosotros como el dios Jano, necesitamos mirar con ojo avizor hacia el pasado para nutrirnos de lo valioso de la cultura y hacia el futuro para programar el éxito.


Recomienda Este Editorial
 
    Lic. David Angulo de Haro

 

 

 

 

 

 

comments powered by Disqus